Versos 1 al 12
Resurrección de Yeshúa. Es importante tener presente que los cuatro evangelios afirman la resurrección de Yeshúa, pero no la relatan.
Es decir, no describen ni el momento preciso ni la manera cómo Yeshúa resucitó; ello nos indica, entonces, que la resurrección de Yeshúa no es histórica en el sentido moderno del término.
La expresión “al tercer día” hay que interpretarla como un tiempo indeterminado, el suficiente para comenzar a formarse en la conciencia de los discípulos y en la comunidad la fe sobre la resurrección.
Quienes están a la cabeza de este proceso de fe son precisamente las mujeres, las mismas que vinieron con Yeshúa desde Galilea.
Ellas, a fuerza de ir al sepulcro, lugar de los muertos, comienzan a captar que ese no puede ser ni el lugar ni el destino de Yeshúa.
Esta iluminación sobre el destino de Yeshúa la describe Lucas mediante dos imágenes, el sepulcro vacío, que produce desconcierto (nótese que en principio sólo produce desconcierto, no “produce” la Fe).
Y los dos personajes con vestidos brillantes, una manera de decir que no son personajes humanos, sino seres enviados por YEHOVAH.
Ellos anuncian a las mujeres que Yeshúa está vivo y que no hay que buscarlo entre los muertos.
Así, la Fe de las mujeres comienza un giro distinto, ahora ya no se trata de seguir a Yeshúa y servirle materialmente (Lucas 8,1-3). Sino, de una manera nueva, a través del anuncio de su resurrección, por eso ellas se ponen en camino e inmediatamente van a anunciar a los demás discípulos la Resurrección de Yeshúa.
Pero los discípulos aún no están preparados para recibir y aceptar en su vida de fe la resurrección del Maestro.
No creen porque se trataba de un testimonio femenino, “cosas de mujeres”; el hecho es que ellos siguen sin entender nada.
Por curiosidad Pedro va hasta la tumba y, en efecto, la encuentra vacía, pero una vez más se constata que esto no es prueba de la resurrección.
En las mujeres sólo había producido desconcierto y en Pedro, extrañeza, mas no la Fe.
Por tanto, Lucas insiste en que ninguna prueba material sería suficiente para demostrar la resurrección de Yeshúa.
La cuestión aquí no es “probar” la resurrección, sino abrirse a una experiencia de Fe totalmente nueva y distinta.
Ya los discípulos están anunciados por las mujeres de que Yeshúa está vivo, nótese que a Pedro no se le presentan los mismos personajes que hablaron con las mujeres.
Ellas han cumplido con anunciar lo que ya están experimentando en sus vidas, el resto es cuestión de esperar hasta que el discípulo sea capaz de dar este salto cualitativo en su Fe.
Versos del 13 al 35
Camino de Emaús. Los discípulos han hecho un camino con Yeshúa; pero, mientras el camino de Yeshúa tiene por meta final llevar a cumplimiento el designio salvífico del Padre. El camino de los discípulos termina en decepción, tristeza y frustración, “esperábamos que él sería el liberador de Israel” (vs 21).
La vida, pasión, muerte y resurrección del Maestro todavía no son una alternativa de camino para el discípulo (vs 19-20. 22-24).
Éste es el momento propicio que aprovecha el Resucitado para comenzar a rectificar el camino del discípulo y lo hace a partir de dos elementos.
El primero tiene su fundamento en la Escritura, por eso parte de ella y la explica punto por punto hasta que ellos la entienden.
El segundo elemento es la parte vivencial de la Escritura, que ya Yeshúa había puesto en práctica a lo largo de su vida y que quiso simbolizar con el gesto del compartir la mesa.
Aquí la comparte con dos de los discípulos, pero durante su vida la compartió con toda clase de hombres y mujeres.
Con toda seguridad, en cada ocasión tuvo que haber realizado algo, algún signo, alguna palabra que de un modo u otro le daba al compartir la mesa una dimensión nueva, que iba más allá del simple gesto de consumir unos alimentos.
Pues bien, eso es lo que ahora “abre” los ojos de los discípulos, lo reconocen y ahora sí manifiestan lo que producía en ellos la explicación de la Escritura, el ardor, la fuerza de la gracia.
Necesitaban ver también el signo de la mesa/pan para ahora sí entenderlo todo y salir corriendo a contarlo a los demás.
Versos del 36 al 53
Se aparece a los discípulos. Ascensión de Yeshúa. Poco a poco, toda la comunidad de discípulos se va “contagiando” de la Fe en la resurrección.
Esta nueva aparición de Yeshúa nos da idea que fue un proceso que comenzó con unos cuantos o cuantas hasta llegar a convertirse en una vivencia de tipo comunitario.
Seguramente fue necesario experimentar las dudas, el temor, el sentimiento de frustración y de derrota.
Por eso, esas primeras experiencias de fe en la Resurrección y de adhesión total al Resucitado son confusas, creían estar viendo a un fantasma (vs 39).
Sin embargo, el Resucitado no se “rinde”, es comprensivo con sus discípulos y por eso de nuevo, como en el pasaje de Emaús, acude a la Escritura y les abre las mentes para que entiendan, una vez más utiliza el símbolo de la comida.
Así, la comunidad de discípulos termina todo un proceso formativo, recordando las palabras y los signos del Maestro durante su vida pública.
Ellos y ellas quedan ahora habilitados para ser testigos en todo el mundo, comenzando por Jerusalén.