Mosqueteros de Yehovah

Lucas Capítulo 18

Versos del 1 al 8

Todo el pueblo de YEHOVAH, pueblo de oración. Aquí se enseña la fervorosa constancia para orar pidiendo misericordias espirituales.

El fervor de la viuda prevaleció con el juez injusto, ella podía temer que se volviera más en contra suya; pero la oración ferviente agrada a nuestro YEHOVAH.

Aun hasta el fin habrá base para la misma queja de debilidad de la Fe.

Versos del 9 al 14

Parábola del fariseo y el recaudador de impuestos. Esta nueva parábola va dirigida a “algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás” (vs 9).

Esta parábola era para convencer a algunos que confiaban en sí mismos como justos y despreciaban al prójimo.

YEHOVAH ve con qué disposición y propósito vamos a ÉL por Su Palabra de Vida.

Lo que dijo el fariseo demuestra que él tenía confianza en sí mismo de ser justo. Podemos suponer que estaba exento de pecados groseros y escandalosos, todo eso era muy bueno y encomiable.

Miserable es la condición de quienes no alcanzan la justicia de ese fariseo, aunque él no fue aceptado, y ¿por qué no?.

Iba a orar al templo, pero estaba lleno de sí mismo y de su propia bondad; no pensaba que valía la pena pedir el favor y la gracia de YEHOVAH.

Cuidémonos de presentar oraciones orgullosas a YEHOVAH Dios y de despreciar al prójimo.

La oración del publicano estaba llena de humildad y de arrepentimiento por el pecado, y deseo de YEHOVAH.

Su oración fue breve, pero con un objetivo: YEHOVAH, sé propicio a mí, pecador.

Bendito sea YEHOVAH, que tenemos registrada esta oración corta como oración contestada; y que tenemos la seguridad que aquel que la dijo volvió justificado a casa.

Así será con nosotros si oramos como él por medio de Yeshúa Ha Mashiaj.

Se reconoció pecador por naturaleza y costumbre, culpable ante YEHOVAH. No dependía de nada sino de la misericordia de YEHOVAH Dios, sólo en ella confiaba.

Gloria de YEHOVAH es resistir al soberbio y dar gracia al humilde.

La justificación es de YEHOVAH en Yeshúa; por tanto, el que se condena a sí mismo, no el que se justifica a sí mismo, es justificado ante YEHOVAH Dios.

Versos del 15 al 17

Bendice a unos niños. La facultad del niño consiste en aprender por imitación, puesto que esta ávido de imitar un patrón sin tener resistencia, por el hecho de no estar lleno de la religiosidad humana.

Dentro del contexto Yeshúa expone que la mejor forma de acercarse a Él, no es con un corazón engreído como para someterlo a prueba, sino mas bien, con un deseo fervoroso de imitarlo en todo.

El niño se reconoce al igual que el esclavo en una postura de total dependencia hacia el amo, muchos pretenden ser discípulos bajo sus propios criterios.

El no vaciarse de sí mismos, les hace ser como los fariseos y los maestros de la ley que no aprendieron absolutamente nada, porque continuamente se autoproclamaban Jueces sobre Yeshúa, para aceptar o repudiar lo que el hacía.

Versos del 18 al 30

El joven rico. Las nuevas relaciones que se establecen a partir de la instauración del Reino o Reinado de YEHOVAH Dios exigen una posición clara y definida respecto a lo que cada uno considera como sus seguridades personales.

Al hombre que interroga a Yeshúa, aunque sabe cuál es el medio para ser un hombre bueno, le falta lo más importante.

Poner en el primer plano de sus preocupaciones o de su proyecto personal la justicia querida por YEHOVAH.

Esta justicia que YEHOVAH Dios quiere comienza por el desprendimiento de la riqueza, así podrá ser sensible a las carencias de los demás.

Versos del 31 al 34

Tercer anuncio de la pasión y resurrección. Conforme más se acerca Yeshúa a Jerusalén, más se ha ido acentuando el antagonismo con los representantes del poder religioso y más aumentan las probabilidades de un final violento a manos de sus adversarios en la Ciudad Santa.

Los Doce no entienden nada; habrá que esperar hasta que Él mismo, ya resucitado, vuelva y les explique todo.

Versos del 35 a 43

Sana a un ciego. Es sintomático y tal vez intencional de Lucas dejar constatado que los Doce no entendieron (no veían) nada de lo que Yeshúa les había revelado acerca de su final.

Aquí registra el caso de un ciego que, a pesar del obstáculo personal (la ceguera) y de los obstáculos externos (los que impiden acercarse a Yeshúa) es capaz de captar quién es realmente Yeshúa.

Primero lo reconoce como Mesías (Hijo de David).

Luego lo llama Señor, finalmente da Gloria a YEHOVAH y le sigue.

El relato es utilizado por Lucas para enseñar que no siempre, aunque se tengan intactos los cinco sentidos, se está en grado de conocer a Yeshúa y de optar por Él.

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