Versos del 1 al 4
El primer servicio del día en el Templo es “separación de la ceniza” en hebreo “הרשך תרומת” consistía en quitar una parte de las cenizas del día previo que habían permanecido en el Altar y después colocar “dos leños de madera” “עצים שני גוריn” en el fuego principal del Altar.
Además de ello, había un mandamiento general de cuidar que el fuego del Altar estuviese encendido todo el tiempo.
Asimismo, por lo menos un mandamiento restrictivo de no permitir que se extinguiese.
Vimos ya en el capítulo 1 de este libro, que se trató el tema de los holocaustos particulares y en Éxodo 29, 38-42 se consideró el holocausto continuo en favor de la nación.
Aquí se da información adicional para Aarón y sus hijos. Esta instrucción se aplica principalmente a los sacrificios matutinos y vespertinos por la nación.
Ya sabemos que la palabra hebrea que ha sido traducida como “ley” es Torá, que significa “instrucción”.
En este caso vemos que la palabra Torá está limitada a una instrucción específica, acerca de la ofrenda de ascensión, también llamada “holocausto” del latín “todo quemado”.
En esta sección, hay instrucciones específicas para Aarón (Aharón) y sus hijos, los Sacerdotes.
Estas instrucciones tuvieron que ver sobre las diferentes ofrendas, para el pueblo en general y hay instrucciones específicas y complementarias para los Sacerdotes, en cuanto a los mismos sacrificios que han sido mencionados anteriormente.
Aprendemos que cuando viene la revelación divina a nuestras vidas, no viene toda de una vez.
Primero se da una imagen general y luego el Espíritu vuelve a dar más detalles, sobre las cosas que ya han sido descritas de forma general.
La Ley ha sido escrita para armonizar con la mente humana.
Versos del 5 al 11
YEHOVAH DIOS mismo había encendido ese fuego (Levítico 9, 24).
Los judíos afirman que ardió continuamente hasta el cautiverio babilónico.
Algunos hasta pretenden que nunca se apagó hasta la destrucción final del templo en el año 70 d.C.
Para mantener este fuego se necesitaba una amplía provisión de leña.
Esta era juntada por los Sacerdotes que una vez al año, invitaban al pueblo a ayudarles.
Esta información era para los hijos de Aarón. Cuando alguien presentaba una ofrenda de cereal o sea una oblación, la parte de YEHOVAH DIOS debía ser quemada sobre el altar (ver comentario de Levítico 2, 1) y el resto era de los Sacerdotes.
No debía hacerse con levadura y cualquier otra cosa, con la cual se la comiera.
Debía comerse en “Lugar Santo”, que aquí se define como “el Atrio del Tabernáculo de Reunión”.
El pan era “Cosa Santísima”, como lo eran la ofrenda por el pecado y las ofrendas por la transgresión. Era tan sagrado, que todo el que lo tocara debía también ser Santo.
Aquí se habla de todo el incienso que hay en la ofrenda de cereal. Esto nos enseña que todas las oblaciones tenían incienso, no solamente la primera que está mencionada en el capítulo 2.
Hay dos diferentes tipos de ofrenda en cuanto al nivel de Santidad.
Hay ofrendas Santísimas, en hebreo “kodshei kadasim”, y ofrendas menos sagradas, en hebreo “kadasim kalim”.
Las ofrendas más sagradas son las siguientes:
1. Olá, ofrenda de ascensión.
2. Minjá, oblación.
3. Shelamim tsibur, ofrenda de paz de la comunidad.
4. Jatat, ofrenda de pecado.
5. Asham, ofrenda de culpa.
Las ofrendas menos sagradas son las siguientes:
1. Shelamim yajid, ofrenda de paz de un individuo.
2. Todá, ofrenda de agradecimiento.
3. Bejor, un animal primogénito macho.
4. Maaser behemá, el diezmo de los animales.
5. Pésaj, el sacrificio de Pascua.
Aquellos sacrificios de alto nivel de Santidad que se pueden comer, sólo pueden ser ingeridos por los Sacerdotes varones en el área del Atrio del Tabernáculo o Templo.
Esos animales tenían que ser sacrificados en el lado norte del altar.
Los sacrificios menos sagrados que se pueden comer, podían ser comidos en el atrio del templo o dentro de las murallas de Yerushalayim (Jerusalén) por los Sacerdotes y sus familias.
Esos animales podían ser sacrificados en cualquier lugar dentro del atrio, como se mencionó anteriormente.
El resto de la Ofrenda de Paz individual y el sacrificio de Pésaj, podían ser comidos dentro de las murallas de la ciudad Santa por todos los israelitas, hombres, mujeres y niños, que estaban ritualmente puros.
La palabra para tocar en el Vs 20 es la palabra hebrea “Yiqdash” que no significa en este contexto el tocar sino más bien, se tendría que traducir de la siguiente manera: “Todo lo que toque, deberá estar Santo (la persona no el objeto)”.
Incluso el varón hijo de Aarón con algún defecto en su cuerpo, que no podía oficiar como Sacerdote, podía comer de este sacrificio de alto nivel de Santidad (Levítico 21, 21-22).
Aquí, vemos como la Ley marca la diferencia, entre hombres y mujeres, en cuanto al servicio delante de YEHOVAH DIOS, en este mundo.
El varón tiene mayor responsabilidad para dirigir el culto en la congregación y en el hogar.
Por otro lado, no hay diferencia entre los sexos en el servicio celestial según el orden de Malki-Tsedek, como está escrito en Gálatas 3, 28.
“Ya no hay diferencia entre judío y griego, entre esclavo y hombre libre; no se hace diferencia entre hombre y mujer, pues todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús”.
La diferencia entre los sexos ha sido puesta en este siglo por YEHOVAH DIOS.
En el siglo venidero, los que van a ser transformados, no tendrán sexo, sino que serán como los ángeles en el cielo, como está escrito en Marcos 12, 25.
“Pues cuando resuciten de la muerte, ya no se casarán hombres y mujeres, sino que serán en el cielo como los ángeles”.
Versos del 12 al 16
Aarón debía presentar diariamente una oblación de cerca de dos kilos de harina, la mitad a la mañana y la mitad a la tarde.
Debía hacerse de flor de harina con aceite y debía cocerse en pedazos. No se menciona el incienso.
Se la debía ofrecer sobre el altar y ninguna parte de ella debía comerse.
Los Sacerdotes comunes, ofrecen esta oblación, solamente, en el día de su instalación en el ministerio.
Pero el Sumo Sacerdote lo tendrá que hacer todos los días, para que sea una “ofrenda perpetua”, como también está escrito en Vs 22.
Vs 17 al 23
Estos pasajes sirven como complemento para las leyes de las ofrendas por pecado que fueron dictadas en el capítulo 4.
Las ofrendas por el pecado, tanto de los jefes como del pueblo, debían ser comidas por los Sacerdotes en Lugar Santo , es decir en el Atrio.
Eran cosa santísima. Cualquiera que las tocara debía ser Santo.
En algunos casos, el Sacerdote oficiante tenía derecho exclusivo a la parte correspondiente a los Sacerdotes.
Esto no ocurría en el caso de los sacrificios por el pecado. “Todo varón de entre los sacerdotes la comerá”
El término de comer la víctima, no hace referencia al Sacerdote “Cohén” que efectivamente realiza el servicio. La carne de la ofrenda se reparte entre todos los Sacerdotes “Cohanim”, aptos para realizar su servicio, independientemente de si lo han hecho o no.
El principio general, es que si un recipiente absorbe el sabor de alimentos puro en el hebreo es “kasher”, significa alimento santificado (cuyo usufructo general está prohibido debido a su santidad), el recipiente adquiere la condición de la esencia del propósito de la víctima, por absorber la sustancia.
Sin embargo, si las partículas prohibidas pueden ser eliminadas de las paredes del recipiente, el mismo puede ser “purificado” permitiéndose así, su posterior uso.
Así, como lo indica el Vs 21, es imposible expurgar las partículas de sabor absorbidas en utensilios de barro, por ello, no hay manera de permitir su uso en tal circunstancia.
Por otra parte, los utensilios de metal sí pueden ser expurgados, del sabor absorbido, por medio, de los procedimientos expuestos.
Dado que las partículas de sabor, de la ofrenda por pecado, permanecen para siempre en los utensilios de barro, el sabor se convierte en prohibido, después de un día y una noche.
Porque la carne de una ofrenda por pecado, se convierte en sobrante y debe ser quemada luego de transcurrido ese lapso.
Por consiguiente, el utensilio de barro debe romperse a fin de “destruir” el sabor prohibido, que se encuentra en el mismo.
Continuando, los principios que regían lo que se hacía con los cuerpos de los sacrificios por el pecado.
Toda la sangre, será quemada fuera del campamento, exceptuando la que se roció en los cuernos del altar.