Introducción
Autor y destinatarios de la carta. El remitente se presenta como Judas, hermano de Santiago. No puede ser Judas Tadeo, ya que el autor se distingue de los apóstoles (vs 17).
Entre los “hermanos de Yeshúa” se encuentra un tal Judas (Marcos 6, 3; Mateo 13, 55), pero tampoco ése puede ser el autor de la carta, pues ha pasado ya tiempo desde la era apostólica (vs 3-4).
Tema de la carta es un alegato contra ciertos falsos doctores, más violento en el tono que en la sustancia. Recrimina en vez de refutar con argumentos.
Lanza ataques genéricos sin precisar; amenaza con ejemplos terribles.
Con todo, procura temperar su rigor con la comprensión y la compasión (vs 22-23).
Nos enseña que frente a ciertos errores doctrinales y morales hay que tomar posición clara y firme, sobre todo si causan división y discordia en la comunidad.
Es muy difícil completar el perfil de los falsos maestros con los rasgos de la carta.
Si supiéramos de antemano que profesaban un gnosticismo incipiente, podríamos identificar detalles y rastrear indicios.
De modo general, se puede decir que eran seguidores de doctrinas que separaban radicalmente lo espiritual de lo material, de tal manera que al mismo tiempo que se consideraban gente espiritual, llevaban una vida de desenfreno moral.
Sus métodos parecen ser no violentos: “se han infiltrado” (vs 4), participan en los ágapes cristianos (vs 12), halagan (vs 16)
Versos del 1 al 2
Saludo. Encabezamiento propio del género epistolar.
El remitente se presenta como Judas, hermano de Santiago. El título de “siervo de Jesucristo” lo presenta como alguien de gran autoridad en cuanto se inscribe entre los siervos y servidores de Dios en el Antiguo Testamento, Abrahán, Moisés, David, los profetas, y de Yeshúa en el Nuevo Testamento, Pablo, Pedro, Santiago.
Los destinatarios nos son, como suele ser común de las cartas del Nuevo Testamento, comunidades o personas, sino los cristianos en general, elegidos y custodiados por el amor de Yehovah Dios y la protección de Yeshúa.
El saludo del verso 2 cambia las expresiones “gracia y paz”, típicas en las cartas de Pablo y Pedro, por el de “misericordia, paz y amor”.
Versos del 3 al 16
Falsos maestros. El verso 3 comienza con el adjetivo “queridos” o “amados”, tercera vez que nos encontramos con la palabra amor, lo cual indica su importancia en la carta y en la teología de Judas.
Es desde la clave del amor desde donde el autor invita a desarrollar los motivos de la carta: luchar por la fe y resistir contra quienes desde dentro amenazan la armonía de las comunidades (vs 3-4).
La lucha es tarea no sólo de los dirigentes, sino de todos los cristianos, considerados santos en virtud de una fe recibida (vs 3).
Los adversarios se caracterizan por ser falsos, manipuladores, impíos y apóstatas.
Su condenación estaba preanunciada por su adhesión a la larga lista de hombres y mujeres que en la historia de salvación optaron por el proyecto faraónico o proyecto del mal, a pesar de que Yehovah Dios quiso liberarlos de dicha esclavitud (vs 5a).
Es importante destacar que un hecho fundante de la fe de Israel es la liberación de Egipto (Éxodo 12, 51).
En los versos 5b-8, Judas señala tres episodios de condenación en el Antiguo Testamento: en primer lugar, los incrédulos, que no lograron superar actitudes faraónicas durante el desierto: murmuraciones (Éxodo 16, 2-3), codicia (Éxodo 16, 20), idolatría (Éxodo 32), entre otros.
En segundo lugar, los ángeles “caídos” por causar caos en el orden divino y desobedecer la voluntad de Yehovah Dios (Génesis 6,1-6).
Finalmente, la inmoralidad sexual que causó la destrucción de Sodoma y Gomorra (Génesis 19, 1-25).
La expresión “perdidos en sus sueños” (vs 8) es una manera sutil de identificar a los adversarios como falsos profetas (Deuteronomio 13, 2. 4; Jeremías 23, 27. 32; 27, 9).
En los versos 8-16, el autor se dedica a caracterizar a los adversarios con epítetos caricaturescos, duros y amenazadores.
Respalda sus argumentos con citas del Antiguo Testamento y de la literatura apócrifa.
La lista de delitos es larga: la inmoralidad, el desprecio de la autoridad divina y la blasfemia (vs 8); la falta de humildad (vs 9; el apócrifo de la “Asunción de Moisés” y Zacarías 3, 2).
Su presunción de una sabiduría superior, típico del gnosticismo y su inmoralidad (vs 10; vs 8); la envidia violenta de Caín, la codicia económica de Balaán y la rebeldía sin causa de Córaj (vs 11).
La contaminación de las celebraciones y el rompimiento de la comunión (vs 12); murmuran de su suerte; son inmorales, blasfemos y egoístas (vs 16).
La actitud pecaminosa que más se repite es la “inmoralidad” (3 veces).
Judas refuerza sus acusaciones con cuatro metáforas sapienciales tomadas de la naturaleza (vs 12-13) que indican el contraste entre la posibilidad de ser buenos y la opción de los adversarios por no serlo, por una vida estéril, desvergonzada y sin claridad: nubes que no dan agua, árboles sin fruto y muertos, olas desvergonzadas y estrellas que dan tinieblas.
En los versos 14-15, Judas se vale de Enoc (Génesis 5,18-24), patriarca justo y fiel a Yehovah Dios, para introducir el tema del juicio a los culpables.
Versos del 17 al 25
Recomendaciones. Judas vuelve al tono exhortativo y fraterno de los versos 1-3 para destacar la importancia de recordar (vs 5) lo anunciado por los apóstoles (1 Timoteo 4, 1) y para combatir a los “infiltrados” que se burlan de todo, crean discordias, viven inmoralmente y no tienen el Espíritu, el soplo de Yehovah Dios ”ruaj” que da vida (Génesis 2, 7), esto es, viven como si estuvieran muertos (vs 17-19).
Para Judas, la memoria es fundamental para mantenerse en la tradición del proyecto de Yehovah Dios.
En los versos 20-21, deja a un lado a los adversarios y se dirige a los cristianos, sus queridos, para que saquen del baúl de los recuerdos sus mejores herramientas para mantenerse firmes en el camino de Yeshúa.
La lista incluye la Fe, la oración, el amor, la misericordia y la compasión con los que dudan, pero con cuidado de no contaminarse (Apocalipsis 18, 4).
Es importante notar que, a pesar de la dureza del autor con los “infiltrados”, llama a la comunidad a tener compasión de ellos (vs 22-23), aunque con mucho cuidado.
La carta no se cierra, sino que queda abierta con una doxología muy positiva que contrasta con el tono negativo anterior.
La doxología da reconocimiento al Yehovah Dios único y salvador y a Yeshúa, salvador y digno de alabanza.