Esto comienza una tercera y acortada ronda de debate entre Job y sus tres amigos: Elifaz, Bildad y Sofar. A lo largo de estas tres rondas, cierto movimiento puede ser detectado.
En el primer ciclo los amigos se conforman con hablar de generalidades, sin aventurarse a aplicar su doctrina directamente sobre Job.
En la segunda ronda el tema principal es el destino de los impíos y el punto de vista de Job entra en una contradicción abierta con el de sus amigos, ahora queda al descubierto y la brecha entre ellos está completa.
Una vez que se ha alcanzado este punto, no puede haber más diálogo y la discusión llega a un punto muerto.
Versos del 1 al 3
Elifaz ataca el carácter de Job, escuchó todos los angustiados desahogos de Job hacia YEHOVAH DIOS y parecía pensar que Job simplemente tenía un concepto muy alto de sí mismo.
Se preguntaba por qué Job pensaba que era tan especial, tan de provecho para el Creador y por qué pensaba que YEHOVAH DIOS le debía tanto.
Elifaz pensaba que Job era arrogante, se consideraba a sí mismo un favorito especial porqué él pensaba, era tan justo. Él quería que Job considerara que DIOS no necesitaba nada de él y que Job no le aportaba nada a DIOS.
Versos del 4 al 11
Elifaz describe la gran impiedad de Job, la catástrofe que vino sobre Job según Elifaz, “corrección”, no porque Job le temiera a YEHOVAH DIOS, vino porque su malicia era grande y sus maldades no tenían fin.
Él ya no creía que Job fuera un hombre temeroso del Altísimo, los problemas de Job eran la reprensión de YEHOVAH DIOS que fueron grandes declaraciones de la extensión de su pecado.
Por lo que Elifaz se sentía libre, tal vez obligado, a exponer la posible naturaleza de esos pecados.
Lo que Elifaz no hizo y aparentemente no podía considerar, era que la crisis de Job no tenía nada que ver con corrección, no tenía nada que ver con el Omnipotente entrando a juicio con Job.
Como no podía ver el drama celestial que tuvo lugar en Job capítulos 1 y 2, Elifaz simplemente no podía concebir otras razones.
Él acusó a Job principalmente de codicia y crueldad por las riquezas, nada de esto era verdad, pero Elifaz lo asumía porque Job fue alguna vez rico y ahora era asaltado por semejante tragedia.
La única evidencia que podía ofrecer era la condición de Job y no podía pensar en otra posible explicación para la crisis de éste.
Elifaz una vez más, declaró esta simple formula que dominaba el análisis de los amigos de Job.
Versos del 12 al 20
Un contraste entre los impíos y los justos, se ve cuando Elifaz instruyó a Job en los fundamentos de la teología.
Pensaba que como Job no admitía su error, debía estar fundamentalmente equivocado en su comprensión de YEHOVAH DIOS, así que comienza con la idea básica del poder, esplendor y soberanía del Creador.
Elifaz advirtió a Job que no endureciera su corazón y su mente como los que fueron como un río derramado. Esta es posiblemente una oscura referencia a la inundación del tiempo de Noé y Elifaz advirtió a Job que no siguiera en la perversidad de las personas que vivieron antes del diluvio.
En contraste, con los hombres perversos previamente mencionados, los justos se alegran por los juicios de YEHOVAH DIOS.
Esta era otra manera de Elifaz de decir que Job era perverso y no justo, porque no se regocijaba en los juicios de YEHOVAH DIOS.
Versos del 21 al 30
Elifaz aconseja a Job que se arregle con DIOS, este era un gran consejo para Job, asumiendo que el problema era pecado en la vida de Job.
Sin embargo, sabemos de acuerdo a Job 1-2 que esta asunción era incorrecta y por lo tanto, el consejo era incorrecto.
Elifaz asumía mucho porque Job estaba agonizando con YEHOVAH DIOS, en vez de deleitarse en Él.
La agonía de Job con el Altísimo era real, aunque un fenómeno temporal.
Para Elifaz y sus amigos, la ecuación era bastante simple, todo lo que Job necesitaba era confesar los pecados grandes y profundos, que le habían traído esta calamidad a su vida y entonces recibir restauración de DIOS.
Grandes y maravillosas palabras son estas, si Elifaz las hubiera aplicado a sí mismo se habría dado cuenta que su propia imperfecta amistad con YEHOVAH DIOS, era la razón por la que no era capaz de llevar ningún consuelo real a su amigo en sufrimiento.
Así termina Elifaz el Temanita, quien inició con un pañuelo de los más dolorosos cargos, continuó con las más crueles insinuaciones, terminó con exhortaciones triviales al arrepentimiento y promesas de bendiciones seculares en consecuencia.