Versos del 1 al 7
A Sedecías. Parece que se acercan las tropas babilónicas, el rey envía mensajeros a Jeremías para ver si es posible tener alguna seguridad en el Señor.
La respuesta de parte del profeta no es muy alentadora. Hay quienes colocan estas palabras hacia el año 588 a.C., cuando tuvo lugar el asedio de Jerusalén por parte de Nabucodonosor.
Versos del 8 al 10
A ese pueblo. Jeremías propone la sumisión al rey de Babilonia, el castigo es inminente y el instrumento que Dios ha elegido para ejecutar su castigo ya está a las puertas de Jerusalén.
Así que al someterse pacíficamente se cumple el castigo, pero se salva la vida.
Los contemporáneos de Jeremías no pudieron comprender su posición y atrajo sobre sí cada vez más odio y acusaciones de traición (Jeremías 38, 4).
Versos del 11 al 12
A la casa real de Judá. Reclamo a la institución monárquica por su descuido respecto a la administración de la justicia.
La monarquía fue para Israel el antiproyecto que realizó todo lo contrario al proyecto de solidaridad, igualdad y justicia, al que se había comprometido el pueblo en el momento de su liberación del poder egipcio.
Momento que señala el nacimiento de Israel como pueblo.
Versos del 13 al 14
A Jerusalén. Es muy probable que este oráculo vaya dirigido contra Jerusalén, ciudad del rey.
Aunque no se menciona su nombre, del contexto se puede deducir que se trata de la capital de Judá.