Mosqueteros de Yehovah

Jeremías Capítulo 15

Versos del 1 al 9

YEHOVAH DIOS responde (vs 1-4) en los mismos términos de Jeremías 14, 10-11, no hay intercesión que valga, el pueblo tendrá que padecer el castigo que se merece.

Además el poema sobre Jerusalén (vs 5 al 9) describe la trágica situación que ha tenido que vivir Jerusalén, capital de Judá.

El motivo es su obstinación, el rechazo al amor y a la compasión de su Dios quien, cansado de sus desmanes, la ha abandonado a su suerte.

La realidad histórica de este poema podría coincidir con la invasión y el asedio que fue víctima la ciudad en 598-597 a.C. por parte de las tropas caldeas.

Versos del 10 al 21

Confesiones de Jeremías y crisis vocacional. Con frecuencia, el ministerio profético trae pocas satisfacciones, es por eso que Jeremías parece en repetidas ocasiones que desea abandonarlo.

Llegando a maldecir incluso el día en que nació y el día en que fue llamado al ministerio.

De hecho, Jeremías era un sencillo muchacho de familia sacerdotal, habitante de una pequeña población (Jeremías 1, 1).

Sin embargo, su vocación profética lo arrastra frecuentemente al conflicto con los más poderosos e influyentes de la capital.

Reyes (Jeremías 36, 20-26), funcionarios del reino (Jeremías 38, 4), sacerdotes (Jeremías 26,7-9) y en especial falsos profetas.

Lo único que puede hacer Jeremías es afianzar su Fe en YEHOVAH DIOS, que estará siempre con él (vs 20; Jeremías 1, 7-10).

El verso 15 evoca la imagen del Siervo sufriente (Isaías 52,13–53,12), pero con una gran diferencia.

Mientras el Siervo de Isaías no vocifera, va como cordero al matadero (Isaías 53,7), aquí Jeremías incluye en su súplica una acción vengadora de YEHOVAH DIOS.

Lo que genera más crisis en el profeta, es el reto que el evangelizador confronta hoy, es ese “silencio” de YEHOVAH DIOS, no manifestarse claramente en los momentos más difíciles y angustiosos.

Para el ser humano no es fácil mantenerse fuerte mientras las fuerzas del mal prosperan, mientras el creyente sufre y es objeto de burlas y oprobios (el carácter del profeta se prueba al vivir por lo que YEHOVAH DIOS ha declarado y no por lo que sus sentidos perciben).

En definitiva, la causa de la crisis del profeta está en que sin darse cuenta, se había alejado de YEHOVAH DIOS.

Por estar afanado en su percepción sensorial de los acontecimientos contrarios y ahí es donde comienza a perderse todo horizonte y donde la esterilidad de la obra se ve mucho más claramente.

La respuesta del Señor es insospechada y por eso sorprendente: “si vuelves a mí…”. Ni en la vocación, ni en la certeza que Dios está con el enviado hay plena garantía de fidelidad.

Esta sólo se va dando en la medida en que se vuelve continuamente al punto original para renovarse o si se quiere, para re actualizar el sentido y la finalidad de la vocación y misión.

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