Versos del 1 al 8
Fin del exclusivismo. En consonancia con el mensaje final del Libro de la Consolación, la escucha de la Palabra.
Esta parte se abre con la llamada a poner en práctica esa Palabra, esto es, velando porque se practique la equidad y la justicia (Isaías 58,5-7).
Encontramos una bienaventuranza: dichoso, feliz, bienaventurado, makarios, grandemente bendecido el que practica la justicia (Mateo 5, 10).
Aquí no se refiere exclusivamente a los hijos de Israel, el texto original dice “Bienaventurado el benAdám”: el hijo de Adán que haga estas cosas.
Es importante porque se comienza a registrar la evolución del pensamiento religioso judío hacia la paternidad universal de Dios, que tendrá su culmen en el Nuevo Testamento con Jesús y luego con la comunidad primitiva (Hechos 10, 34).
YEHOVAH Dios es Padre de todos porque ÉL es justo y lo que nos hace a todos hermanos es la práctica de la justicia.
El judaísmo, que comienza a configurarse como tal sólo después del exilio, enfrenta la duda de quiénes pueden o no pertenecer al pueblo judío.
Versos 9 al 12
Perros mudos. Si este oráculo no es anterior al destierro, sus motivos sí parecen serlo.
El profeta ataca fuertemente la ineptitud de los que han guiado a Israel, comparándolos con los perros guardianes que se dejan llevar por la malicia y la pereza.
Este tema de los malos guías es muy común en los profetas (Jeremías 2, 8. 26-27; 5, 4-5. 31; 10, 21-23; 23, 1-2; Ezequiel 8, 11-13).
Jesús los llamará también guías ciegos (Mateo 23, 16-24), salteadores y bandidos (Juan 10, 1-2).