Versos del 1 al 23
Palabras de consuelo a Jerusalén. El largo poema que comprende todo este capítulo, va alternando la constatación de los males y la humillación padecida, con el anuncio esperanzador de la liberación cercana.
Las promesas de liberación del presente, están en conexión con la bendición y promesas hechas a los antepasados.
YEHOVAH Dios no ha cambiado su opción, los opresores no podrán hacer nada contra los hijos de Abrahán y Sara (vs 2), porque el brazo poderoso de su Dios les protege y les salva como pueblo de su propiedad (vs 16).
El profeta incita a su Dios para que comience a actuar ahora como lo hizo antiguamente.
Instaurando la armonía sobre el caos y destruyendo las fuerzas del mal personificadas en los monstruos mitológicos.
En la mentalidad de los profetas, lo que ha sucedido a Judá y a su capital Jerusalén es un castigo, la “copa de la ira” que Dios mismo había puesto en su mano.
Pero ha llegado el momento de retirar el castigo y levantarse, ahora la “copa de la ira” será puesta en manos de Babilonia, que también tendrá que purgar sus faltas (vs 23; Jeremías 13, 13; 25, 15-18; 48,26; 49, 12)
Y en general a todos los que han atormentado a Israel (Jeremías 51, 7).