Versos 1 al 11
Pleito con el pueblo. Como en un pleito, el Señor recuerda a su pueblo por medio del profeta cómo todo lo acontecido y lo que está por acontecer estaba ya anunciado.
Se van alternando en este capítulo llamadas de atención y reproches muy fuertes de parte de YEHOVAH DIOS, con promesas de perdón y salvación.
Desde muy temprano, cuando Israel se formó como pueblo, demostró ser obstinado, de dura cerviz (Éxodo 32, 9; Deuteronomio 9, 13).
Ante las propuestas de YEHOVAH DIOS muchas veces se ha hecho el sordo y el ciego (Isaías 6, 9-10).
Su obstinación y rechazo al Señor le ha acarreado la servidumbre y sometimiento a otros pueblos (Deuteronomio 28, 48; Jeremías 27, 8-11).
A pesar de que YEHOVAH DIOS tiene sobradas razones para abandonar a Israel, no lo rechaza (vs 9-11).
Versos del 12 al 22
Misión de Ciro. Si Israel hubiera sido siempre fiel al Señor.
Israel mira su historia pasada cargada de bendiciones y promesas, comenzando por aquellas hechas a Abrahán (Génesis 13, 16; 15, 5).
Y no sólo promesas y bendiciones sino también acciones a su favor: liberación de Egipto (Éxodo 13-14), compañía en el desierto (Éxodo 15-16), don de la tierra.
Israel únicamente tenía que ser fiel al compromiso de tener solo al Señor por Dios y mantener el firme propósito de no volver a caer en la experiencia de Egipto.
En los versos del 20 al 22 salida de Babilonia. Orden de libertad que se convierte en un cántico de liberación.
El Señor rescata a su siervo y tendrá cuidado de que no le falte ni siquiera el agua en su travesía hacia la tierra prometida.