Mosqueteros de Yehovah

Isaías Capítulo 24

Versos del 1 al 6

Catástrofe. Muchos comentaristas denominan “pequeño apocalipsis de Isaías” a esta sección que comienza aquí y se extiende hasta el capítulo 27.

Presenta ya varios elementos que serán característicos de ese género literario y que tendrán su máxima expresión en Daniel y Zacarías del 9–14.

Por eso hay imágenes de Juicio Final y Banquete al final de los tiempos, todo ello adornado con salmos de petición y de acción de gracias.

Estos capítulos son tal vez los más recientes de Isaías.

Versos del 7 al 12

La ciudad desolada. Este poema describe la destrucción y desolación de una ciudad, tal vez pagana, pero que sirve al profeta para compararla con Jerusalén.

Es difícil aventurar de qué ciudad se trata. De todos modos, éste era el panorama que iba quedando al paso de los ejércitos asirios por todos los rincones de la región que algunos denominan “media luna fértil”.

Versos del 13 al 16a

El resto. A pesar de la desolación y la muerte, algún pequeño grupo de fieles quedará para reconocer y cantar las grandezas del Dios de Israel.

Versos del 16b al 23

Destrucción. Juicio y Reino del Señor. Desde la perspectiva apocalíptica, la única salida para un cambio en la realidad que se vive es la intervención directa de Dios.

Esta intervención se intuye como una destrucción total, cósmica, en orden a recrear la armonía.

El género apocalíptico tiene en cuenta muy poco la responsabilidad humana y sus posibilidades de transformar por sí mismo las estructuras de injusticia mediante un cambio de actitud respecto de la justicia.

Nosotros como creyentes debemos tomar en cuenta que indistintamente de la latitud y longitud, los juicios justos de YEHOVAH son cíclicos.

Por ende, si anhelamos que nuestras ciudades no sean atrasadas, debemos comenzar haciendo la diferencia en nuestro punto de influencia a saber.

Viviendo apegados a los mandamientos y enseñándole a nuestros hijos para que también lo hagan.

Con ello, indistintamente de la decadencia de la sociedad, nosotros y nuestra descendencia será puesta a salvo, tal como lo hizo YEHOVAH con los patriarcas, comenzando desde Noe.

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