Versos del 1 al 12
Misión de Pablo y Bernabé. Estamos entrando en la tercera, última y más larga etapa del libro de los Hechos.
En ella, el testimonio cristiano llegará hasta los confines del mundo conocido por los protagonistas misioneros.
El punto de partida es la Iglesia de Antioquía que está presidida por los cinco líderes que enumera Lucas, encabezados por Bernabé.
Entre ellos está Pablo, de momento el último de los cinco. Así, al grupo de los apóstoles, dirigentes de la comunidad judeocristiana de Jerusalén y al de los siete helenistas.
Lucas nos presenta ahora otro grupo: los cinco “profetas y maestros de Antioquía, profetas escuchan para obedecer y como maestros predican el mensaje de Salvación.
Lucas nos deja ver cómo el movimiento del Espíritu va estructurando a las diferentes Iglesias, haciendo surgir líderes, animadores y responsables con funciones y nombres diversos según las necesidades de cada una de las comunidades y con mucha participación de todos a la hora de tomar decisiones.
En la comunidad de Jerusalén, además de los apóstoles, han surgido otros líderes subordinados a los apóstoles llamados “ancianos” o “presbíteros”.
La primera salida misionera, iniciativa, como siempre del Ruaj Hakodesh y la preparación para que el Espíritu hablara fue la oración y el ayuno.
El Ruaj Hakodesh decidió separar a dos del grupo, Bernabé y Pablo, para una misión especial que recibieron por medio del gesto acostumbrado de la imposición de manos. Llevaron consigo también a Juan, de sobrenombre Marcos. Viajaron primero a la isla de Chipre y de allí zarparon hacia lo que hoy es el sur de Turquía.
La misión no iba dirigida expresamente todavía a los paganos, sino a los judíos de aquellas regiones.
Era, sin embargo, el primer paso hacia el objetivo al que les llevaba el Espíritu. En una de estas correrías, en la ciudad de Pafos, comienza Pablo a destacarse confrontando públicamente al mago y falso profeta Bar-Jesús o Elimas, el mago, que menciona más adelante en el vs 8, consejero espiritual del Procónsul.
Barjesús significa “hijo de Jesús” (Josué), a quien determinan como un falso profeta, ¿Por qué falso profeta?
- Es hijo de Satanás
- Razona como los hombres no como Yehovah
- Se opone al verdadero Profeta
- Quiere apartar a los hombres de la Fe, la lucha es por Doctrina
- No interesado en el propósito de Yehovah, trabaja en contra de su Voluntad
Versos del 13 al 52
En Antioquia de Pisidia. El equipo misionero llega a Antioquía de Pisidia y el shabbat siguiente van directamente a la sinagoga.
Desde Pafos, llegaron a Pergue de Panfilia, pasan al Asia Menor. Juan Marcos dejó al grupo en Perge y regresó a Jerusalén, ellos continuaron hasta Antioquia de Pisidia, es hoy Turquía provincia Romana de Panfilia, se llama de Pisidia para distinguirla de Antioquía de Siria. El viaje de 150 km. hasta Antioquía, ubicado a 1200 m. sobre el nivel del mar, era difícil y peligroso, los llevaba por el terreno áspero de las pendientes montañosas, con frecuencia había inundaciones repentinas y amenazas a los viajeros por los bandidos de la región.
Allí, como era costumbre, invitaron a los forasteros a que tomaran la Palabra y comentaran las dos lecturas que se habían proclamado, una tomada de la Ley y otra de los Profetas.
Esta visita es muy semejante, en su forma y contenido, a la que hizo Yeshúa a la sinagoga de Nazaret, que también nos cuenta Lucas en su evangelio (Lucas 4,16-30).
La diferencia está en que Yeshúa fracasó en Nazaret, mientras que Pablo y Bernabé triunfaron rotundamente en Antioquía de Pisidia.
Tanto es así, que los oyentes entre los que se encontraban paganos simpatizantes con el judaísmo a quienes se les permitía acudir a las sinagogas les invitaron a que hablaran el shabbat siguiente.
No esperaron al shabbat, sino que estuvieron toda la semana pendiente de los labios de Pablo y Bernabé.
Al shabbat siguiente había una gran multitud esperando oírles de nuevo. Lucas dice que toda la población estaba allí.
Esto fue demasiado para los dirigentes judíos que, llenos de envidia, comenzaron a insultar y a contradecir a los dos misioneros.
Es más, se aliaron con señoras de la “alta sociedad”, precisa el narrador, quienes probablemente hicieron intervenir a las autoridades y Pablo y Bernabé fueron expulsados de la ciudad.
El tema del discurso de Pablo, el primero que recoge el libro de los Hechos, era de candente actualidad para los judíos que le escuchaban, como fueron ya antes los discursos de Pedro y Esteban.
El pueblo judío tenía y tiene grabada en la memoria colectiva las grandes promesas hechas por YEHOVAH Dios a lo largo de su historia a través de sus grandes personajes: los Patriarcas y los Profetas.
Es un pueblo volcado hacia el futuro, que escudriña los signos de los tiempos para ver cuándo esas promesas se van a cumplir.
Todas las promesas apuntan a un Salvador que tenía que venir. Pablo les dice que ese Salvador ya ha venido y es Yeshúa, muerto y resucitado.
Para ello, al igual que Pedro y Esteban, Pablo repasa la historia de Israel con los ojos iluminados por la fe y hace converger todas las promesas en el hecho de que YEHOVAH resucitó a Yeshúa de entre los muertos y que, en Él, el perdón y la salvación es ofrecida a todos sin distinción de raza o de nación.
Lo extraordinario del caso de Antioquía de Pisidia fue que muchos paganos sí lo entendieron.
Los judíos, sin embargo, en su gran mayoría, rechazaron el mensaje.
Ante tal actitud, Pablo y Bernabé toman posición y la declaran abiertamente, desde ahora en adelante, la predicación del Evangelio a los paganos se convertirá en prioridad.
Pablo ve en la conversión de los no judíos otra profecía que se cumple: “Te hago luz de las naciones para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra” (Isaías 49, 6).
Lucas no quiere terminar el relato con el cuadro sombrío de la expulsión, por eso matiza que aunque fueron puestos en la frontera por las autoridades, en la ciudad quedaban los discípulos, llenos de alegría y del Ruaj Hakodesh.
La alegría fruto del Espíritu es uno de los temas favoritos de Lucas.