Mosqueteros de Yehovah

Habacuq Capítulo 3

Versos del 1 al 19

Himno del profeta. El profeta entona este cántico o himno como una forma de hacer entender la diferencia que existe entre las obras y la suerte del injusto y opresor (Habacuq 2, 6-17).

Secundado por sus falsas divinidades (Habacuq 2, 18-20) y las obras y la suerte del justo.

Al mismo tiempo, intentar ilustrar la respuesta a las dos quejas del inicio del libro.

El cántico describe el poder absoluto y universal de YEHOVAH, subrayando, no el poder militar y subyugante, sino el poder que genera vida para quienes a lo largo de la historia la han tenido amenazada y para quienes en el futuro se encuentren en idéntica situación.

Por eso, el profeta no ahorra palabras o imágenes para resaltar la acción de YEHOVAH.

No hay que quedarse sólo con la idea de un YEHOVAH guerrero, manera como se concebía en aquel entonces a la divinidad.

Hay que fijarse más bien en la opción radical no simplemente preferencial de YEHOVAH por la defensa del débil, por garantizar que aunque los soberbios y poderosos tengan en sus manos el dominio del mundo van a perecer, porque sus planes y proyectos tienen que hundirse al no generar vida ni justicia.

Sólo hay un proyecto de justicia y de vida, el de YEHOVAH, lo demás es antiproyecto. ¿No fue eso también lo que quiso decirnos María en su “Magnificat”? (Lucas 1, 47-55).

El profeta pone así en guardia a quienes quieran asumir una vida de “justos”, son ellos los que tienen que ir construyendo una sociedad justa, basada en las relaciones de igualdad.

No hay que cruzarse de brazos para esperar pasivamente una intervención de YEHOVAH.

Su proyecto es eterno y Su fidelidad por todas las edades, pero hay que recordar que en el proyecto de YEHOVAH está contemplada la intervención activa del hombre, que debe ponerse desde ahora a construir esa sociedad que se espera como fruto de la fidelidad a su DIOS.

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