Versos del 1 al 6
Recordemos que Moisés subió al Monte Sinaí porque allí YEHOVAH DIOS, le iba a entregar las Tablas de la Ley, que servirían como testimonio del Pacto que Israel había hecho con ÉL (Éxodo 24).
El pueblo de YEHOVAH DIOS había oído la lectura de toda la Ley y ellos respondieron: “Haremos todo lo que Él diga” (Éxodo 24, 3).
Para sellar el Pacto, Moisés roció sangre sobre los israelitas (Éxodo 24, 8).
Mientras que Moisés estaba recibiendo las Tablas del Pacto (Éxodo 31, 18), el pueblo de Israel estaba esperando que su líder bajara del Monte Sinaí.
El problema es que el pueblo se puso nervioso porque Moisés se había tardado demasiado tiempo en la cima del Monte (Éxodo 24, 15-18).
Vs 1 “Moisés tardaba”, ya había estado varias semanas en el monte, cuando el pueblo le exigió a Aarón que le hiciera “dioses” (Deuteronomio 9, 9-12).
La larga ausencia de Moisés los había dejado inquietos e impacientes. Les faltaba la fe de Moisés y de sus padres, quienes se sostuvieron “como viendo al Invisible” (Hebreo 11, 27).
Es digno de notarse que la demora de Moisés, se transformó en motivo de apostasía para el pueblo de YEHOVAH DIOS (Ezequiel 12, 21-28; Habacuq 2,2-4; Mateo 25, 1-13).
Del mismo modo, algunos no estarán listos para recibir a Yeshúa cuando venga “por segunda vez” (Hebreos 9, 28).
En ese día muchos dirán: “Mi Señor tarda en venir” y se entregarán a la maldad (Mateo 24, 45-51; Lucas 12, 37-48; 2 Pedro 3, 3-18).
Los israelitas temían que los hubiera abandonado su dirigente, del cual habían llegado a depender.
Mientras tenían a Moisés con ellos, para animarlos con sus exhortaciones y apoyarlos con su ejemplo, lograban mantener una vida espiritual más elevada y andaban por fe, “no por vista” (2 Corintios 5, 7).
Cuando la presencia de Moisés les fue quitada, hubo una reacción y triunfó la “carne” sobre el “espíritu”.
Desde la llanura se podía ver claramente la cima del monte, además, de la oscura nube en la cual había entrado Moisés cuando subió al monte con Josué y esa nube se iluminaba de tanto en tanto con los rayos de la Presencia Divina.
Les parecía a muchos que Moisés los había abandonado o que había sido consumido por el fuego devorador.
El escenario estaba preparado para una dolorosa manifestación de idolatría.
Esta experiencia presenta uno más de esos contrastes notables, tan característicos de la Biblia, como por ejemplo, el de Yeshúa Ha Mashíaj en Gloria sobre el monte de la transfiguración y sus discípulos en la llanura, disgustados y derrotados (Mateo 17, 1-18).
En este pasaje, Moisés estaba en el monte recibiendo las tablas de la Ley y las instrucciones, concernientes al verdadero culto, el excelso y sagrado oficio del Sumo Sacerdote.
El pueblo debajo estaba desobedeciendo a YEHOVAH DIOS y paradójicamente fueron inducidos a la idolatría, por el mismo que había sido designado para ministrar ante el Padre Creador.
Vs 2 se reunieron en torno a “A Aarón”, sí el hermano de Moisés hubiese tenido fe y firmeza de carácter, este triste incidente de la historia de Israel podría haberse evitado.
La debilidad de carácter demostrada por Aarón y su espíritu de transigencia con el pecado, no sólo hicieron inefectivo su liderazgo espiritual, sino que lo transformaron en un dirigente rebelde.
Cuando le dicen a Aarón “Fabricanos un dios”, es porque durante su permanencia en Egipto, los hebreos se habían acostumbrado a formas materiales de la deidad.
Por eso les resultaba difícil confiar en un Dios invisible.
Aunque la palabra hebrea traducida es “dioses”, Elohim está en plural, lo que están afirmando aquí en los Vs 4, 8 y 31 debe traducirse “un dios”.
De tal modo que los israelitas pretendieron hacer una representación de YEHOVAH DIOS, para rendirle culto transgrediendo el claro mandamiento del Decálogo recibido en Éxodo 20, 5.
En su extravío, trataron de celebrar una fiesta a YEHOVAH DIOS visible para ellos en ese becerro de oro.
¿Qué pidieron los israelitas? ¿Una imagen de otro dios falso o una imagen de YEHOVAH DIOS de Israel?
Cualquiera que haya sido su intención, ambas opciones son pecado. Entre los Diez Mandamientos, YEHOVAH DIOS había dicho:
No tengan otros dioses (Éxodo 20, 3).
No hagan una imagen para adorarla (Éxodo 20, 4-5.23).
Los israelitas no sólo estaban buscando a un líder, pues ya lo tenían en la persona de Aarón.
Lo que ellos deseaban era un sustituto de Moisés a quien habían “endiosado”. Por eso, no les pareció ilógico pedirle a Aaron que hiciera un “dios” que sirviera como un nuevo “intermediario” entre YEHOVAH DIOS y los hombres.
El pueblo pidió una “imagen de YEHOVAH DIOS”, algo muy común en el hombre, ellos querían algo visible que sustituyera a Moisés como su intermediario (Éxodo 24, 1).
Aparentemente ellos no querían tratar directamente con YEHOVAH DIOS.
Además, cuando dicen “que nos lleve adelante”, cansados de esperar tanto tiempo en el Sinaí y deseosos de continuar su viaje a la tierra prometida, los israelitas exigieron ser encabezados por un dios visible que les inspirara confianza y valor (1 Samuel 4, 3-8).
Cuánto mejor era que hubiesen usado este período de espera, para meditar en la Ley de YEHOVAH DIOS y estar así preparados en sus corazones para recibir mayores revelaciones de ÉL.
Si lo hubiesen hecho, podían resistir esta tentación.
En buena medida, el espíritu de apostasía fue generado por la “multitud de todas clases de gente”, que se había unido con los israelitas a fin de escapar a las plagas de Egipto.
Estas personas fueron un constante estorbo y una trampa para Israel (Éxodo 12, 38; Número 11, 4). Pueden compararse con los “ociosos” de Hechos 17, 5.
Dijeron “no sabemos que ha sido de Moisés”, hubo aquí una rebeldía contra YEHOVAH DIOS “ya que el pecado había sido buscar un reemplazante para Moisés, aunque no fuera profeta y también el pueblo pecó por no esperar”.
Alarmado por la locura desenfrenada del pueblo y su actitud amenazadora y viendo en peligro su propia seguridad, Aarón se rindió ante las demandas de la multitud, en vez de defender con toda nobleza y valor el honor de YEHOVAH DIOS (Éxodo 23, 2).
Con la esperanza de que se negasen a entregar sus apreciadas pertenencias, mandó que se recolectaran los “aros o zarcillos de oro”.
Pero en esto se equivocó. Una vez que hubo dado el primer paso, no pudo dar marcha atrás.
Vs 4a Aaron lo que recibió en sus manos fabricó un ternero de metal batido, un becerro de fundición. El pueblo estaba acostumbrado a la idolatría de Egipto.
La novia cometió adulterio en su tiempo de desposorio. Pero la ofensa más grande es tratar ese becerro como si fuera YEHOVAH DIOS, diciendo que ÉL los había sacado de Egipto.
Cambiaron la Gloria de YEHOVAH DIOS por una cosa creada, lo cual es la raíz de toda idolatría, como está escrito en Romanos 1, 23-25.
Vs 4b “Estos son tus dioses”, el “becerro” les resultaba natural a los israelitas por cuanto habían sido testigos del culto al buey “Apis ”en Egipto.
Presumiblemente, el becerro de oro era una representación material del verdadero Dios, no de alguna deidad pagana.
Vs 5 “Anunció Aarón”. Sintiendo la aprobación popular, Aarón se identificó aún más con esta apostasía declarando que harían “Fiesta”. Esta debía ser “Fiesta para YEHOVAH DIOS”.
Este espíritu de transigencia y el esfuerzo por armonizar el culto de YEHOVAH DIOS con el de los ídolos, no se manifestó solamente en este caso, también habría de motivar gran parte de la idolatría que aquejaría a Israel en el futuro.
Vs 6 Al levantarse temprano o “Madrugaron”. Tal era el entusiasmo y el fervor del pueblo por esta nueva rebelión e idolatría, que se levantó muy temprano a fin de comenzar su culto.
“Se sentó el pueblo a comer y beber”. Comúnmente sólo se quemaban ciertas porciones de los sacrificios y los sacrificadores comían el resto.
“Se levantaron a divertirse”. Este fue un desenfreno sensual. Las fiestas religiosas paganas terminaban en las orgías más relajadas (Números 25, 1-9; 1 Corintios 10, 7-8).
Este episodio ilustra la lucha constante que hay en la naturaleza humana, entre la carne y el Espíritu (Romanos 7, 23; 8, 1-13).
Desde el momento en que los israelitas salieron de Egipto, habían estado viviendo una vida espiritual, dependiendo de YEHOVAH DIOS invisible y reposando bajo su protección.
Pero, a la larga, cuando no experimentaron la influencia del ejemplo y de la dirección de Moisés, prevaleció el mal.
Se volvieron a la idolatría y con ella al libertinaje tan íntimamente ligado al culto pagano. El placer sensual pasaba por religión (2 Timoteo 3, 4-5).
Una religión tal, tiene el mismo atractivo hoy para las multitudes como lo tenía en los días de Israel.
Todavía existen dirigentes dóciles, que se doblegan ante los deseos de los que no están consagrados a YEHOVAH DIOS, dirigentes que llevan a sus seguidores al pecado.
Versos del 7 al 10
Vs 7 YEHOVAH DIOS se dirige a Moisés diciéndole “Tu pueblo”, ya se había desheredado a Israel, ya no hablaba de él como “mi pueblo” (Éxodo 3, 10; Mateo 21, 13; 23, 28).
Habían quebrantado el Pacto hecho con YEHOVAH DIOS y se había apartado de su cuidado y dirección (Isaías 59, 2).
El odio al pecado es inherente al carácter Divino. YEHOVAH DIOS “ama” al pecador, pero odia el pecado.
Moisés, muy alejado del campamento, no sabía lo que estaba ocurriendo abajo.
En este punto, YEHOVAH DIOS no reconoce al pueblo como suyo. Por medio de este acto de adulterio espiritual perdió el estatus de ser su pueblo. Salió del Pacto.
El adulterio quiebra el Pacto Matrimonial.
Jeremías 31, 32. “No será como esa alianza que pacté con sus padres, cuando los tomé de la mano, sacándolos de Egipto. Pues ellos quebraron la alianza, siendo que yo era su Señor.”
En el original hebreo transliterado el término correcto para “Señor” es “Esposo”.
Vs 8 “Pronto se han apartado” Hacía tan sólo unas pocas semanas, desde que el pueblo se había comprometido en un solemne Pacto con YEHOVAH DIOS y le había prometido obedecerle (Éxodo 19, 8; 24, 3).
Ahora, ese Pacto había sido quebrantado. Al no tener “raíz” en sí mismos, cuando sobrevino la tentación cayeron fácilmente en el pecado (Mateo 13, 20- 21).
Muchos de ellos, especialmente las personas que no eran israelitas, fueron vencidos por sus viejas prácticas idolátricas (2 Pedro 2, 22).
Vs 9 Un pueblo rebelde en el original es la expresión “de dura cerviz”, da la idea de caprichosa obstinación, como la de un caballo que endurece el pescuezo cuando se tiran las riendas hacia la derecha o hacia la izquierda, negándose a seguir en la dirección deseada.
YEHOVAH DIOS describe a Israel como un pueblo de “dura cerviz” en el hebreo “Kashe Oref”, es decir, con nuca o cuello duro.
Cuando alguien tiene una nuca dura o entumecida, esta no le permite voltear a ver a otro lado.
La cabeza es la que da la dirección al cuerpo, pero el cuello debe de moverse para que el cuerpo le siga. La nuca representa la voluntad del hombre.
Esta figura habla de un pueblo que no sigue las instrucciones de la cabeza (YEHOVAH DIOS) y en su necedad no está dispuesto a cambiar su forma de ser y de pensar.
Vs 10 YEHOVAH DIOS estaba probando a Moisés y dice “Ahora, pues, déjame”, preparándolo para lo que vendría en el futuro. Esta no fue la última vez cuando pasó por tal experiencia (Número 16, 21.45).
Por un lado, le dio a Moisés la opción de deshacerse del pueblo rebelde y comenzar de nuevo, solamente con él.
Por otro lado, llevó a Moisés a ponerse en la posición de YEHOVAH DIOS y darse cuenta de la difícil decisión que debía tomar con respecto al pueblo.
Ellos merecían ser castigados por su desobediencia, pero por otro lado YEHOVAH DIOS, también quería mostrar Su Misericordia de Padre.
Moisés percibió que la propuesta de YEHOVAH DIOS no era definitiva, e intercedió por su pueblo.
Vs 10 YEHOVAH DIOS puso ante Moisés la oportunidad de escoger entre su propia gloria, cuando le dice “De ti yo haré”.
La honra de YEHOVAH DIOS clamando por bienestar de los que estaban bajo su cuidado (Mateo 4, 8-10).
Noblemente estuvo a la altura de la situación y probó su leal consagración a YEHOVAH DIOS y a la tarea que se le había encomendado.
YEHOVAH DIOS le pidió a Moisés que le dejara. Esto significa que le dijo que no intercediera por el pueblo (Jeremías 7,16).
Moisés tuvo la oportunidad de ser elevado a un padre de una nueva nación, pero rehusó.
En lugar de exaltarse a sí mismo se humilló y estaba dispuesto a dar su vida para salvar al pueblo. El profeta como Moisés tenía la imagen Yeshúa Ha Mashíaj en su corazón (Deuteronomio 18, 15.18).
Yeshúa Ha Mashiaj, tampoco abandonó al pueblo de Israel para convertirse en el origen de un nuevo Israel.
Versos del 11 al 14
Vs 11 Moisés replica que Israel es todavía el pueblo de YEHOVAH DIOS y no suyo, por eso dice “Entonces Moisés suplicó en oración”.
Lo que hacía Moisés era recordarle lo tanto que había hecho por ellos, seguramente no los dejaría ahora, reconociendo así el fracaso de su propio Plan.
Moisés argumentó firmemente que YEHOVAH DIOS no podía retractarse.
Moisés no podía excusar el pecado de su pueblo, pero, podía interceder por él, para que fuese perdonado.
Vs 13 Moisés le recuerda a YEHOVAH DIOS Sus Promesas, al decirle “Acuérdate de Abraham” (Génesis 15, 5; 17, 2-8), de Isaac (Génesis 26, 4) y de Jacob (Génesis 28, 14; 35, 11).
Hasta ese momento las Promesas sólo habían tenido cumplimiento parcial, pero YEHOVAH DIOS no faltaría a Su Palabra.
Otro argumento en la intercesión utilizado por Moisés, es el mérito de los padres y el juramento que YEHOVAH DIOS les hizo al decir que iba a multiplicar su descendencia y luego darles la tierra de la promesa.
Si ahora ha cumplido la primera parte de la promesa, ¿Cómo va a exterminarlos ahora y no cumplir la segunda parte de introducirlos en la tierra de la promesa?
Versos del 15 al 16
Moisés subió al monte el día siete (7) del tercer mes, para estar en la montaña durante cuarenta (40) días. Esto significa, que bajó el día diecisiete (17) del cuarto mes.
La Biblia menciona que YEHOVAH DIOS le dió a Moisés dos tablas de la Ley (Deuteronomio5, 22) y lo que estaba allí escrito eran los “10 Mandamientos”, las palabras que todo el pueblo oyó en el día de Pentecostés en hebreo es “Shavuot”, literalmente “Semanas”.
Versos del 17 al 20
Al bajar, Moisés se encontró con Josué, quien había permanecido donde Moisés lo había dejado seis (6) semanas antes (Éxodo 24, 12-18).
Juntos emprendieron el descenso. Como soldado, Josué pensó que el sonido proveniente del campamento era ruido de guerra, pero Moisés, prevenido por YEHOVAH DIOS de que algo andaba mal, sospechó cuál era la verdadera naturaleza del ruido.
Josué, había puesto su tienda a los pies del monte y no estaba con el pueblo. Era un ayudante fiel, siempre listo para atender las necesidades de su jefe. Por esta fidelidad pudo luego ser su sucesor.
El que sirve de manera práctica a los líderes que YEHOVAH DIOS ha levantado, serán grandemente recompensados.
El trecho final del descenso del monte Sinaí no les permitía ver la llanura, de modo que los sonidos se oían antes de verse qué los causaba. Quizás, los montículos de la base del monte escondían de la vista lo que ocurría.
Moisés, no sólo destruyó la imagen falsa, tal como YEHOVAH DIOS había dicho se hiciera con los ídolos, sino que fue más allá y lo hizo polvo, lo mezcló con agua y les obligó a beberlo.
De esta forma, se aseguraba que no quedara ni rastro del becerro, ni del oro con que fue hecho.
Puesto que estas “aguas” eran “el arroyo” que descendía del monte y no había otra agua, al tomarla los israelitas se arriesgaban a tragar partículas de oro.
De este modo el instrumento de su pecado se transformó en instrumento de su castigo. El pecado paga con su misma moneda.
Versos del 21 al 26
Luego de haber destruido el ídolo, Moisés naturalmente se volvió al que había quedado a cargo del pueblo y que, por lo tanto, debería haber resistido y detenido esta apostasía (Éxodo 24, 14).
Moisés no quería decir que el pueblo le hubiese hecho algo a Aarón, la pregunta fue formulada como reproche, como reprensión. Si Aarón se hubiese mantenido firme, tal vez, no hubiera sucedido este incidente pecaminoso.
En vez de aceptar humildemente la responsabilidad de su idolatría, Aarón se excusó culpando al pueblo.
Al hacerlo, mostró ser un auténtico descendiente de Adán y Eva (Génesis 3, 12-13). ¡Qué contraste con el espíritu de Moisés!
Este es el aspecto negativo del carácter pacificador de Aarón. Él quería quedar bien con todos.
Moisés no excusó a su hermano; más bien, señaló que Aarón no había sido un buen líder al permitirles hacer el mal sin estorbo y aún colaborar.
A fin de justificar aún más su conducta, Aarón insinuó que se había realizado un milagro, que un poder sobrenatural había convertido el oro echado en el fuego en “este becerro”.
Es decir, la gente estaba dando rienda suelta a sus pasiones desenfrenadas. Todo freno moral había sido totalmente abandonado.
La gente estaba prácticamente amotinada, había llegado a un frenesí total. Se había transformado en una turba incontrolable.
Aarón era responsable de la orgía porque había hecho el becerro y había proclamado la fiesta.
No pudiendo detener este vil espectáculo y creyendo que debía recurrirse a una acción más enérgica, Moisés se puso “a la puerta del campamento” y convocó a todos los que quisieran unirse con él para aquietar este disturbio (Vs 26).
En la guerra entre el bien y el mal no hay neutralidad posible, estamos del lado de YEHOVAH DIOS o del lado de Satanás.
No hay terreno intermedio (Josué 24, 14- 15; 1 Reyes 18, 21; Mateo 6, 24).
La prueba final que se está del lado de YEHOVAH DIOS, está en permanecer fiel cuando los que nos rodean están apostatando.
Versos del 27 al 29
Dondequiera que los Levitas viesen a alguien que todavía persistiera en tomar parte en los ritos licenciosos, debían matarlo con la espada, sin tener en cuenta ni lazos de familia ni de amistad (Deuteronomio 33, 8- 9; Ezequiel 9, 6).
Era necesario recurrir a una acción resuelta para aplastar la rebelión.
Yeshúa aclaró que ningún vínculo terrenal debe interferir con nuestro cumplimiento del deber para con Él (Mateo 8, 21, 22; 10, 37).
Moisés pronuncia el favor del cielo sobre los Levitas, quienes de todo corazón se le habían unido para castigar a los idólatras.
La palabra hebrea traducida “consagración”, tiene la idea de ser ordenado para un oficio sagrado.
En este caso, también implica la Bendición especial que YEHOVAH DIOS tenía reservada para los levitas, el honor de ser escogidos para servir en el santuario (Números 3, 5-9; 18, 1-7; Deuteronomio 10, 8).
Versos del 30 al 35
Esto sugiere, que finalmente el pueblo se había dado cuenta de su gran culpa y estaba aterrorizado pensando que todos los culpables serían muertos.
El Amor y la Misericordia de Moisés, hacia su pueblo, lo llevaron a interceder nuevamente ante YEHOVAH DIOS en Su favor.
Moisés había hablado con YEHOVAH DIOS haciendo referencia a los israelitas como “tu pueblo” (Vs 11).
Aquí, pensando en la gravedad del pecado que los hacía indignos de ser llamados pueblo de YEHOVAH DIOS, se refiere a ellos como “este pueblo”.
Mejor: “Si te dignas perdonar su pecado”. En el hebreo, se trata de una frase condicional inconclusa.
Tan conmovido estaba Moisés al dirigir su ruego a YEHOVAH DIOS, que no completó la oración.
Esta oración podría haber terminado con un “entonces estaré conforme” o “no hablaré más del asunto”.
Al pedir Misericordia para Israel, Moisés no pidió a YEHOVAH DIOS que pasara por alto el castigo, ya que ÉL no puede dejar de ser Justo o dejaría de ser Perfecto.
Más bien, Moisés se ofreció como “sustituto”, una especie de propiciación para pagar por el pecado del Pueblo.
Ahora YEHOVAH DIOS, no quiere morar dentro del pueblo con su “shekiná”, su presencia, sino quiere enviar un ángel en su lugar.
La palabra que ha sido traducida como “visité” y “castigaré”, en hebreo “pakad”, significa también “tomar en cuenta”.
Por la intercesión de Moisés, el pueblo no fue castigado del todo en este momento por lo que había hecho, sino que lo será más adelante.
En general, la Biblia enseña que cada uno debe llevar su propio castigo (Deuteronomio 24, 16; 2 Reyes 14, 6; Salmo 49, 7, 8; Jeremías 31, 29-30; Ezequiel 18, 20).
Solamente existe una expiación vicaria aceptable según la Palabra de YEHOVAH DIOS y ésa es la expiación del Mesías, el cual, al no tener pecado, podía ser castigado, por los pecados de otros.
Luego de la matanza de los tres mil (3000) en el Vs 28, se declaró una plaga en el campamento.
Aunque ésta era una evidencia de la Misericordia Divina, para hacer resaltar el peligro de ceder al pecado.
En todo el trato de YEHOVAH DIOS con nosotros hoy, debiéramos estudiar para entender su Propósito Divino y aprender las lecciones que desea que aprendamos.
De esta manera quiere desarrollar y fortalecer nuestro carácter.