Versos del 1 al 8
Moisés terminó su prédica hacia el pueblo de Israel, así que no había nada más que decir, aparte de simplemente animarlos a guardar lo que YEHOVAH DIOS les había ordenado.
No es suficiente para el pueblo de Israel solo ser oidores de la Palabra, también deben ser hacedores de la Palabra de YEHOVAH DIOS.
Cuando Israel entró a la Tierra Prometida, debían edificar un altar especial. Tenía que ser hecho de piedra natural, sin usar instrumento de hierro para marcar las piedras.
Con estas piedras conformando el altar, también debían escribir muy claramente en las piedras todas las palabras de esta Ley.
Este era un altar especial, era para usarse durante los sacrificios (sacrificarás ofrendas de paz), pero también era un recuerdo de la Ley de Moisés y de su gran sermón para Israel en el libro de Deuteronomio.
Este mandato fue obedecido por Josué en Josué 8, 30-32, en el Monte Ebal, en la Tierra Prometida Josué escribió sobre las piedras una copia de la Ley de Moisés, delante de los hijos de Israel.
Lo que fue escrito fue la suma de la Ley escrita en los diez mandamientos, ordenado porque YEHOVAH DIOS no quería que la Gloria del que hubiese grabado en las piedras, fuera el centro de atención en su altar.
YEHOVAH DIOS en su altar no compartirá su Gloria con ningún hombre, la belleza y su atractivo solo sería encontrada en la provisión de YEHOVAH DIOS, no en la exhibición de la carne.
Para que las palabras fueran vistas fácilmente, tenían que ser talladas en rocas pintadas con cal.
Cualquier cosa que podamos hacer para que la Palabra de YEHOVAH DIOS sea más accesible para otros es bueno, siempre y cuando se preserve la integridad de la Palabra de YEHOVAH DIOS.
Cada vez que es presentada la Palabra de YEHOVAH DIOS, debe de presentarse claramente, cada predicador y maestro debe esforzarse en hacer la palabra de Vida clara “Sin contaminación”.
Versos del 9 al 10
Gran parte del libro de Deuteronomio está escrito con el mismo patrón de los acuerdos antiguos entre reyes y sus sujetos.
Aquí, la idea es clara YEHOVAH DIOS es el Dueño Supremo de toda la Creación y el pueblo de Israel son sus sujetos.
ÉL les ha dicho lo que espera de ellos y lo que ellos pueden esperar de ÉL.
Ahora el acuerdo se había establecido, el contrato fue firmado e Israel voluntariamente se sometió al Señor su YEHOVAH DIOS, reconociéndolo como su Pastor y Esposo.
Oirás, pues, la voz de YEHOVAH DIOS y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos.
Si el Señor Yeshúa Ha Mashiaj “Palabra hecha carne” es nuestro Rey, entonces es apropiado que le obedezcamos en esta manera.
Moisés y todo el liderazgo de Israel simplemente declararon el hecho que era obvio para todos.
Versos del 11 al 13
Cuando Israel entró a la Tierra Prometida, tenían que separar las tribus de acuerdo a estos dos grupos. Uno grupo se juntaría en el monte Garizim y ellos bendecirían al pueblo, estos son los hijos descendientes de Jacob con sus esposas Raquel y Lía (Vs 1)2.
El otro grupo contentivo de los descendientes de Jacob con las esclavas se juntaría en el monte Ebal y ellos pronunciarían la maldición sobre aquellos que desobedecieran la ley de YEHOVAH DIOS (Vs 13).
Esta escena dramática fue cumplida en Josué 8, 32-35, sucedió después de una derrota amarga, de un arrepentimiento dramático y recuperación en Aí (Josué capítulos 7 y 8).
Después de su victoria en Aí, Josué quiso hacer todo lo posible por caminar en Obediencia, así que guio al pueblo de Israel en Obediencia conforme a este mandato de Deuteronomio 27.
Se estaba presentando a sí mismo como un hombre que sigue el Libro y a Israel como un pueblo del Libro, ellos ordenaban sus vidas conforme a la Ley de YEHOVAH DIOS.
Esto se hizo aunque les costara inconveniencia, la distancia de Aí a Ebal y Garizim no era una pequeña distancia para mover a las tribus de Israel (de 20 a 25 millas).
El resto del capítulo declara las maldiciones, pero, ¿En dónde está la declaración de bendición?
La ausencia de una lista de bendiciones puede simplemente significar que fue omitida, ya que habrían correspondido a las maldiciones, excepto que todos fueran negados en su turno.
Aquellos que eran bendecidos, no ofendieron en las áreas en las cuales sí lo hicieron, los que habían recibido la maldición.
YEHOVAH DIOS ordenó este sermón al aire libre con la participación de la audiencia en el monte Garizim y en el monte Ebal por varias razones importantes.
Este sería un lugar hermoso para hacerlo. Toda la nación podría oír la lectura de la Ley, porque el área tiene un efecto de anfiteatro natural por el contorno de los montes.
Porque Garizim y Ebal estaban en el centro geográfico de la Tierra Prometida, Israel tenía que controlar el centro de Canaán y las partes altas para tener el lujo de tal asamblea en los montes.
Finalmente, los mismos montes eran la imagen de la Bendición y la Maldición, en Garizim abundan, aguas termales, jardines, huertos y está cubierto con un verdor hermoso, mientras que el monte Ebal está tan desnudo como una roca.
Versos del 14 al 26
Esto daría una impresión remarcable. Lo Levitas declaraban maldiciones sobre aquellos que rompieran el Pacto y el pueblo respondió con un Amén a cada declaración.
Es bueno que recordemos que la palabra Amén significa “así sea”, cada Amén era estar conscientemente de acuerdo con la declaración de la maldición.
Los levitas declaran y el pueblo está de acuerdo con las maldiciones sobre aquel que quiebre la Ley de YEHOVAH DIOS.
Maldiciones sobre los idólatras (hiciere escultura o imagen de fundición).
Maldiciones sobre aquellos que deshonren a sus padres (deshonrare a su padre o a su madre).
Maldiciones sobre aquellos que roben (el que redujere el límite de su prójimo).
Maldiciones sobre el que simplemente es cruel (el que hiciere errar al ciego en el camino).
Maldiciones sobre el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda.
Maldiciones sobre aquel que desobedezca los estándares sexuales de YEHOVAH DIOS (con referencia al incesto y el que se ayuntare con cualquier bestia).
Maldiciones sobre el violento (el que hiriere a su prójimo ocultamente).
Maldiciones sobre aquellos que engañan en las cortes (el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente).
Finalmente, si uno cree que ha escapado de estas maldiciones, había una maldición sobre el que no confirmase las Palabras de esta Ley.
Todos somos hallados culpables delante de la ley y es claro que no podemos confirmarnos las palabras de esta Ley, aún hay esperanza.
Una pista para esta esperanza se encuentra al inicio del capítulo, donde YEHOVAH DIOS declaró que se edificara un altar, no sobre el monte Garizim, el monte de bendición, sino sobre el monte Ebal, el monte de maldición.
Necesitamos el sacrificio de cubrimiento y unción exactamente en el punto donde se revela nuestro pecado y fallas. La maldición de YEHOVAH DIOS es declarada sobre nuestro pecado.
La maldición que merecíamos fue puesta sobre Yeshúa Ha Mashiaj (Gálatas 3, 10-14).
Ahora estamos habilitados por su espíritu en nosotros para vivir como sacrificios vivos de Amor en su presencia, caminando de su mano, ejecutando su voluntad libre de los pecados de muerte.