Versos del 1 al 21
En los capítulos del 10 al 12 contienen la cuarta visión que el profeta recibió y en la que encontramos detalles específicos del plan de YEHOVAH DIOS en relación con su pueblo Israel.
En esta ocasión su predicción abarca el período que transcurre entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, con referencia especial a los imperios Medo Persa y Griego.
Daniel recibe también información sobre los sucesos relacionados con el tiempo de la tribulación escatológica, que Israel experimentará cuando el anticristo aparezca en la escena.
Este capítulo contiene el relato de la forma en la que YEHOVAH DIOS preparó al profeta, para recibir una nueva visión que le descubriría la verdadera naturaleza espiritual del conflicto en la que se encontraba su pueblo.
Cuarta: La visión terrible.
Esta última visión no introduce propiamente nada nuevo, continúa ratificando el concepto de juicio divino sobre la historia y los acontecimientos que dentro de ella han protagonizado los distintos reyes y emperadores.
Las tres semanas en las que Daniel se entregó enteramente a la oración y el ayuno concluyeron “el día veinticuatro del mes primero”.
En cuanto a la localización exacta, el texto nos dice que estaba “a la orilla del gran río Hidekel”, es decir, el río Tigris, a unos 55 kilómetros de Babilonia.
La visión que YEHOVAH DIOS le mostró era verdadera y Daniel entendió el mensaje de la visión y se dio cuenta que se cumpliría muchos años después.
Daniel aprendería que su gente experimentaría un gran sufrimiento en los próximos años, pero que YEHOVAH DIOS los vigilaría y finalmente establecería el reino prometido.
Él fue preparado para recibir al mensajero celestial, quien vino para enseñarle la naturaleza espiritual de la guerra en la que participaban no sólo el pueblo del Altísimo sobre esta tierra, sino que el conflicto se extendía a áreas espirituales que normalmente están ocultas para los hombres.
El mensajero celestial inspiraba temor y tenía una apariencia resplandeciente, a semejanza de los cuatro seres de Ezequiel 1, 10. 10–11.
La manifestación de seres celestiales refuerza el carácter divino del mensaje de Daniel 11, 2- 12, 3; uno de los ejemplos que ejércitos de demonios se oponen a los propósitos de YEHOVAH DIOS, que las luchas terrenales reflejan las que tienen lugar en los cielos, que el ayuno y la oración pueden influir en su resultado.
El príncipe de Persia sería la cabeza de las fuerzas espirituales que comanda a Persia, en sus relaciones con el pueblo de YEHOVAH DIOS.
En este mismo capítulo encontramos otros dos “príncipes” angelicales que gobiernan naciones:
Miguel “uno de los principales príncipes”, gobierna y guarda las actividades de Israel (vs 13) y “el príncipe de Grecia” (vs 20), quien finalmente vendrá e impondrá su predominio sobre “el príncipe de Persia”, que en aquel entonces prevalecía.
El mensajero anticipa su victoria, en el conflicto espiritual luchará para que Persia y Grecia no puedan obstaculizar los propósitos de YEHOVAH DIOS.