Hebreos 5, 1-10. El sacerdote debe tener dos atribuciones básicas.
Tener un corazón compasivo
Uno que representa a los que tienen que ponerse a cuenta con Dios.
En sí mismo es un altar de doble flecha o vía, hace la representación de Dios ante los hombre y la representación de los hombres ante Dios, recibe de mano de los hombres los dones para ser presentados a Dios y proclama de parte de Dios las bendiciones que dispensa a los hombres.
Ser llamado por Dios
El sacerdote tiene la capacidad de llevar a los ignorantes al conocimiento, de la oscuridad a la luz, y también tiene la capacidad para corregir al que anda desviado.
El sacerdote puede comprender que el discípulo este cansado pero no lo comparte.
El sacerdote es uno que ofrece sacrificio, no se puede llamar sacerdote a uno que no ora, la oración es su sacrificio fundamental.
El sacerdote es por excelencia intercesor, porque va delante de Dios con las peticiones propias y por las que están bajo su cobertura.
El diablo destruye tantas familias, porque en estas familias no saben ni ejercen el don sacerdotal para fundamentalmente levantar un vallado de protección sobre aquellos que están bajo su cobertura.
¿Dónde fuimos llamados a ejercer el don sacerdotal?
En el Bautismo. Todos tenemos acceso al Padre por medio de la oración.
¿A qué se debe la efectividad del don sacerdotal?
El don sacerdotal más que cualquier otro, es ejercido por medio de las obras de mortificación de la carne y esto es el ejercicio práctico de las obras de piedad, uno que no ora, ayuna, diezma, ofrenda, ni da primicia, no tiene su don sacerdotal activo.
El profeta es uno que escucha y habla lo que Dios dice, vocero de Dios, el sacerdote, pone en práctica las demandas dadas por Dios al profeta para satisfacer los requerimientos del Altísimo en la sustentación de la comunión con su pueblo.
Jesucristo mismo tenía relación con el Padre no por el simple hecho de ser su hijo, sino porque perseverantemente todos los días oraba hasta derramar lágrimas en el lugar secreto clamando por conocer el propósito de Dios para sí mismo y para guiar tanto a los que estaban bajo su cobertura como a aquellos a los que le iba a servir.
El sacerdote se caracteriza por ser uno que es obediente a toda revelación dada por Dios por medio de su Palabra escrita (logos) y toda rhema que pueda ser verificada a través de su Palabra.
Está familiarizado con Dios por tanto es su amigo, en su propio cuerpo porta la esencia de la salvación que es el Espíritu Santo, es en sí mismo, el vehículo de la reconciliación ya que a través de él se hace patente la reconexión entre el Padre Celestial y los hijos.