Mosqueteros de Yehovah

El Espíritu de Yehovah mora en quienes tienen Plena Comunión con Su Palabra

LECTURAS

DEL SHABBAT

EVANGELIO

Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

1RA LECTURA

Deuteronomio 4, 1-2. 6-8

2DA LECTURA

Santiago 1, 17-18. 21-22. 27

SALMO

15, 2-5

Reflexión de la Palabra Semanal

Desde la desobediencia de la primera pareja humana, el hombre se ha planteado el reto de revelarse ante toda norma establecida para cambiarla o modificarla según su parecer, por ello, constantemente se les sacan reglamentos a las leyes y luego enmiendas, según sean las necesidades apremiantes.

A lo largo de la historia, la humanidad ha optado por ajustar la ley de acuerdo a su conveniencia o intereses particulares y de no conseguirlo, acusa a sus detractores de intransigentes, sin darse cuenta, que el verdadero intransigente es quien quiere modificar los limites antiguos por regulaciones modernas, para asegurar un condicionamiento óptimo de sus requerimientos.

Concretamente, Yehováh Dios estableció Sus Mandamientos con carácter eterno, muy a pesar de lo que el hombre requiera según el apetito de su carne, los Mandamientos, preceptos y normas de Yehováh, no se pueden modificar, son inalterables eternamente.

Por más que el hombre se empecine en quebrantar la ley del Todopoderoso, su éxito solo llega a obtener la venia de comunidades de naciones pervertidas, quienes aprueban leyes que van en contra de la Ley de Yehováh. El hombre corre frenéticamente hacia la auto destrucción y lo llama modernismo.

Las organizaciones humanas de generación en generación, terminan cayendo en decadencia, por el extravío de los valores originales y esto, debido a la iniquidad constante.

La Palabra de Yehováh, por el contrario, ha permanecido para siempre, para que los verdaderamente humildes tengan el sustento de la Palabra libre de contaminación, para obedecerla fielmente, siendo fructíferos, levantando familias y organizaciones sólidas, por asociarse con personas que son temerosas de Yehováh Dios.

Deuteronomio 4, 1-3: 1 Y ahora, Israel, escucha las normas y los mandamientos que yo te enseño, para que los pongas en práctica. Así vivirás, y entrarás al país que te da Yehovah, Dios de tus padres, y tomarás posesión de él. No añadirás nada a lo que yo te mando, y no le quitarás nada, sino que guardarás los mandamientos de Yehovah, tu Dios, tal como yo se lo ordeno.3 Has visto con tus propios ojos lo que hizo Yehovah en Baal-Peor, pues acabó con todos aquellos que se fueron tras el baal. En cambio ustedes, que fueron fieles a Yehovah, su Dios, están hoy todos vivos.

Deuteronomio 4, 40 Guarda sus leyes y sus mandamientos que yo te ordeno hoy, y te irá bien a ti y a tus hijos después de ti. Así vivirás largos años en la tierra que Yehovah, tu Dios, te da.

Apocalipsis 22, 18-19: Yo, por mi parte, advierto a todo el que escuche las palabras proféticas de este libro: “Si alguno se atreve a añadir algo, Dios echará sobre él todas las plagas descritas en este libro. Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la vida y en la Ciudad Santa descritos en este libro”.

De tapa a tapa, en las escrituras sagradas se nos enseña que la Ley de Yehováh no puede ser cambiada, porque ÉL es el todo perfecto, por tanto, Su Ley también es en todo perfecta. Tenemos delante vid,a si nos apegamos a la Ley Eterna o muerte, si la ignoramos selectivamente.

En la Primera Lectura nos dice Moisés: Si las guardan y las practican, pasarán por sabios e inteligentes a los ojos de los pueblos que tengan conocimiento de todas estas leyes; y dirán: “¡Qué pueblo tan grande! Sólo él tiene sabiduría e inteligencia.” En verdad, ¿qué nación hay tan grande, cuyos dioses se acerquen a ella como lo hace para nosotros, siempre que lo invocamos, Yehovah, nuestro Dios? ¿Y qué nación hay tan grande que tenga normas y mandamientos tan justos como esta ley que yo te entrego hoy?

Los mandatos de Yehováh no son un castigo, por el contrario, son la receta perfecta, para tener vida abundante en su presencia.

En el mismo orden de ideas, el Salmo nos muestra cuales son las cualidades que como justos debemos cultivar en nuestras vidas, para ser aceptos bajo la Tienda de Yehováh, ya que no puede prevalecer en su presencia, los que son hacedores de maldad.

Nos advierte sobre el empleo de la lengua y de los recursos económicos, ambos factores con poder de bendecir o de someter al prójimo por la fuerza y esto lo detesta el Dios Altísimo Yehováh de los Ejércitos.

En el Evangelio de hoy, Yeshúa denuncia a todo el que deja de lado los Mandamientos de Yehováh para aferrarse a las tradiciones de hombres, en cuanto a modismos y reglas de etiqueta y todas esas cosas que otorgan cierta distinción aparente, pero que no aportan absolutamente nada para la salvación del hombre, más bien, lo hunden en la condenación, por apartarse de la vida que está en cultivarse en los Mandamientos Eternos de Yehováh.

Finalmente en la Segunda Lectura, nos exhorta a poner en práctica los Mandamientos de Yehováh, porque el solo ser oidores tampoco sirve de nada delante de la presencia del Padre Creador Todopoderoso y esto es precisamente lo que hacen el grueso de los que se llaman así mismo la iglesia de Dios, viviendo sumidos en el autoengaño, con un alto riesgo de perder la Vida Eterna por causa de no ser imitadores de Yeshúa Ha Mashíaj.

Todo esto será explicado en detalle en la hermenéutica que les presentamos a continuación y que Yehováh nos ofrece, para disfrutar en este Shabbat de delicias. Amén.

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