LECTURAS
DEL SHABBAT
EVANGELIO
Marcos 5, 21-43
1RA LECTURA
Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24
2DA LECTURA
2 Corintios 8, 7. 9.13-15
SALMO
30, 2. 4-6. 11-13
Reflexión de la Palabra Semanal
Juan 8, 31-55. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Permanecer en comunión es perseverar en actuar conforme a la misma doctrina. Quien dice estar indisolublemente unido a Yehováh Dios y no actúa conforme a su Palabra en todo tiempo, es solo un payaso hipócrita perverso.
Quien afirma estar en comunión con quien es la verdad mientras camina planificando el mal es un mentiroso, la verdad no está en él y por ello es estéril y si fructifica lo hace en corrupción y muerte. No puede hacer el bien por cuanto vive en independencia de Yehováh, haciéndolo ser un espíritu que contiene un alma y que vive en un cuerpo totalmente corruptible lleno de pecado y de muerte.
No se puede caminar en la senda de Yehováh desobedeciendo sus mandamientos, esa fue la primera instrucción que recibió Moisés cuando se le dio la orden de quitar las sandalias de sus pies. Solo quien asume con honor la cruz es capaz de ser discípulo de Yeshúa Ha Mashíaj.
En el Padre Eterno no existe un camino distinto al de la entrega voluntaria sacrificial, vaciándose por completo de todo prejuicio, que pretende juzgar hasta del Padre Eterno para obedecer tibiamente de acuerdo con su comodidad. Estas acciones independientes solo muestran la maldad del hombre, que rechaza someterse a al rigor de la disciplina de santidad, anhelada por Padre para la vida de todo discípulo.
Solo hay salvación cuando estamos bajo el amparo del Dios Altísimo, a la sombra del Dios omnipotente, viviendo con los sentidos carnales crucificados de continuo con la mirada puesta en las cosas de arriba donde está nuestro Señor Yeshúa, sentado a la derecha de Yehováh, a la espera que todo enemigo sucumba como estrado de sus pies.
En el evangelio el principal de la sinagoga Jairo, inicia su trayecto de comunión con Yeshúa, se humilla así mismo delante del Mesías de Yehováh, por causa de la enfermedad de su hija. Se desprende de todo orgullo, cuando humanamente no existe nada que se pueda hacer para salvar la vida de la niña desahuciada. En ese punto coloca toda su esperanza en todo lo que se dice de Yeshúa y de su habilidad para sanar toda enfermedad, el ego religioso se desmorona ante la inminente muerte de su niña.
La hemorroisa por su parte decide creer cuando ya no contaba con dinero, no se podía valer en su propia fuerza o independencia y decide con denuedo humillarse hasta tocar el manto del Maestro, como determinó en su corazón para ser sana.
En la primera lectura notamos que por envidia del diablo entró la independencia o lo que es lo mismo, la muerte la separación del hombre de su creador Yehováh, quien lo hizo perfecto, pero por dar cabida a la falsa doctrina del diablo envidioso, ambicionó convertirse en su propio dueño y lo consiguió a precio de muerte, de la pérdida de la inmortalidad, su independencia le quitó la posibilidad de seguir viviendo en el edén y como su propio Dios, debia asumir el trabajo de crear las condiciones ideales en medio de una naturaleza caída, por el echo su desobediencia.
En cuanto a la segunda lectura, nos muestra el apóstol Pablo que como discípulos estamos llamados a comunicar los beneficios de ser verdaderos hijos, dependientes de Yehováh quien manifiesta su favor y su gracia para quienes le aman, guardando sus mandamientos y el testimonio de Yeshúa Ha Mashíaj. El apóstol insiste en que es loable que quien es guiado a convertirse en discípulo de Yeshúa puede compartir de sus bienes terrenos con quien le enseña lo cual posee doble propósito.
El de ser humildes delante de Yehováh quien es el que provee los recursos requeridos por quienes conforman el ministerio y deben humillarse para recibir de las manos de sus aprendices el sustento de Yehováh y por otro lado, llevar a los hombres a poner su confianza en Yehováh y no en sus propias capacidades.
Esta practica hace que tanto el maestro como el aprendiz sean humildes, porque Yehováh es quien les humilla a vivir una relación de dependencia mutua por obediencia al Padre Creador.
El salmista anima a festejar a Yehováh, en todo tiempo, ya que nuestra salvación no depende de obra de hombres para que en nada andemos orgullosos, sino de la misericordia del Dios Altísimo, quien nos ha conferido de su misericordia rescatando nuestras vidas cuando estábamos completamente perdidos hundidos en la fosa.
No hay mérito humano que valga la pena más que el reconocer que debemos ser mansos y humildes de corazón como nuestro amado Yeshúa, para no tener estorbo en caminar en completa dependencia a nuestro Padre del cielo.
La Fe es creer, y creer es obedecer la instrucción de Yehováh. Sin embargo, el hombre se hizo independiente, por lo que piensa que tiene mejores ideas, constituyéndose ya sea consciente o inconsciente en un individuo desobediente, por cuanto no respeta los mandamiento del Padre creador.
El hombre está enfermo de independencia por causa del pecado original, la única salida a este mal, es la circuncisión del corazón y esto ocurre por clamar como Doulos delante de Yehováh, hasta que su espíritu se una a nuestro espíritu eliminando todo rastro de independencia de Yeshúa Ha Mashiaj.
Sin la adoración, es imposible caminar en comunión con el poder de Yeshúa que hace posible lo imposible, que es la vuelta a la obediencia de su Palabra, que, a su vez, nos otorga la capacidad para servir al Padre Celestial. La solución es la circuncisión del corazón (espíritu), haciendo que su espíritu divino circuncide el nuestro eliminando la brecha de separación, para habilitarnos en la senda de la santidad.
Amados dispongan sus corazones para disfrutar de la hermenéutica del Shabbat que el Padre Celestial en su inmenso amor nos comparte a continuación.