Versos del 1 al 7
Job explica sus imprudentes palabras en estos versos y los amigos de Job fueron lo suficientemente amables como para sentarse con él en solidario silencio por siete días (Job 2, 13).
Él rompió el silencio con su angustioso discurso (Job 3) y Elifaz le respondió con una poética llamada al arrepentimiento (Job 4-5). Ahora Job responderá a las palabras de Elifaz el temanita.
La primera respuesta de Job a las palabras de Elifaz fueron una queja sobre la grandeza de su sufrimiento, porque este amigo solo empeoraba su sufrimiento con su bien intencionado pero incorrecto análisis del problema de Job.
Cuando Job estalla y pronuncia su discurso en el capítulo 3 no maldice a YEHOVAH DIOS, pero sí se acercó. Aquí Job admite que sus palabras fueron ciertamente precipitadas, pero explicó que fue debido al excesivo peso de su pena.
Job declaró, en efecto, que no entendía el clamor porque no conocía el dolor.
Explicó porqué su sufrimiento era tan profundo y sus palabras tan precipitadas, fue porque sentía que el mismo YEHOVAH DIOS lo había atacado y maldecido.
Sentía que YEHOVAH DIOS le había arrojado saetas, había enviado veneno y desplegado sus terrores contra él.
Job abrió (Job 6, 4) y cerró (Job 7, 20) este discurso con la imagen de YEHOVAH DIOS arrojándole flechas.
Hay una evidente referencia aquí a las heridas provocadas por flechas envenenadas y a la ardiente fiebre que provocan, produciendo una sed tan intensa y reseca, que seca toda la humedad en el sistema, detiene los conductos salivales, espesa e inflama la sangre, induce a la putrescencia y termina en una obsesión furiosa, produciendo las imágenes más aterradoras, de las que el paciente es aliviado solo con la muerte.
Job describió cómo le “supieron” las palabras de Elifaz, fueron débiles e insípidas y ciertamente no le dieron a Job ninguna salud o fortaleza.
Insistía en que tenía razón para su pena, “el asno no gime y el buey no muge cuando tienen suficiente comida”, en la misma analogía, Job no se queja sin razón.
El gemido siempre es evidencia de un deseo. El asno salvaje no gime cuando tiene pasto, tampoco lo hace el buey sobre su forraje.
Versos del 8 al 10
En estos versos Job anhela que YEHOVAH DIOS le conceda el escape de la muerte.
Job regresa al tema de su queja en Job 3, donde lamentaba el día de su nacimiento y creía que sería mejor que ese día no existiera.
Aunque él no parece nunca haber contemplado el suicidio, deseaba que el mismo YEHOVAH DIOS terminase con su vida.
La idea puede contener a YEHOVAH DIOS una vez más, como a un arquero disparando flechas a Job.
Él ruega porque YEHOVAH DIOS simplemente pudiera arrojar más flechas y acabara con su vida.
Aquí él insiste otra vez en su inocencia básica ante YEHOVAH DIOS. La calamidad en su vida no era debido a algún pecado como esconder las palabras del Santo.
Versos del 11 al 13
Job lamenta su debilidad en estos versos, reflejaba el sentido de desesperanza del que sufre severa y crónicamente.
Sin fuerza interna para enfrentar los desafíos presentes y futuros, él no sentía esperanza alguna.
No debemos pensar que Job es como un orador de autoayuda, que se alienta a sí mismo buscar dentro de sí por una fuente oculta de ayuda.
Más bien, estas palabras del hombre sacudido por el dolor, que se sienta en un lugar quemado en el vertedero de basura, indica el sentido absoluto de impotencia de Job.
Si su única ayuda está dentro de él, entonces no tiene ninguna, ciertamente todo auxilio le ha faltado.
Versos del 14 al 23
Job crítica a Elifaz y se defiende en estos versos, aquí Job hace su más básica acusación contra él.
“Deberías mostrarme bondad, incluso si fuera verdad que he abandonado el temor del Omnipotente”.
A pesar de que solo Elifaz había hablado anteriormente, Job se dirige a sus hermanos colectivamente.
Esto fue por educación, no queriendo señalar solo a Elifaz o porque Job creía que la actitud y el silencio de sus otros compañeros significaba que estaban de acuerdo con Elifaz.
Job los acusó de ser tan poco fiables, como corrientes impetuosas que desaparecen cuando hace calor.
Job no le estaba pidiendo a sus amigos que pagaran dinero o que pagaran una recompensa a sus captores, lo único que quería eran algunas palabras de aliento y no escuchó ninguna.
Versos del 24 al 30
En los versos siguiente Job desafía a sus amigos a señalar su error y falta de discernimiento.
Él creía que Elifaz fue excesivamente duro en su respuesta y que no pudo ver que el discurso de Job registrado en el capítulo 3, era solamente discurso de un desesperado.
Aquí parece que durante el discurso de Job, los amigos estaban agachando la cabeza y negándose a sostenerle la mirada, mientras que en una extraña reversión de papeles el hombre enfermo ahora sostiene su cabeza en alto y ve a sus acicalados y saludables amigos directo a los ojos.
Job realmente deseaba que Elifaz y sus otros amigos vieran, que su presente calamidad no era un juicio por algún pecado grave, aunque oculto.
Anteriormente en este capítulo Job ha representado las palabras de Elifaz como bocados de comida, bocados que fueron muy insatisfactorios para Job en su sufrimiento presente.
· De acuerdo con la analogía de los animales, si las palabras de Elifaz hubieran consolado y satisfecho a Job, no hubiera gritado como lo hizo en Job 3 (Vs 5)
· Las palabras de Elifaz fueron como comida insípida (Vs 6)
· Las palabras de Elifaz fueron como comida podrida y repugnante (Vs 7)