Versos del 1 al 7
Joyadá era un hombre consagrado que se preocupó por restaurar el trono y linaje de David, al arrebatarlo de esta hija de Ajab y Jezabel.
También era el esposo de Josabá, la mujer que ocultó al pequeño Joás y lo protegió de la masacre de Atalía.
Lo más fácil para Joyadá hubiera sido encerrarse en el Templo y dejar que las cosas tomaran su curso. Lo más noble fue salir adelante y valerosamente confrontar al desenfrenado mal de su tiempo.
Por el lugar donde fue hecho el pacto y el contexto del pacto, nos enteramos que la adoración a YEHOVAH DIOS verdadero no estaba muerta en Judá.
Estos jefes pudieron responder a su responsabilidad ante el Altísimo.
Este fue un momento difícil, por seis años todos habían creído que no había sobrevivido ningún heredero del linaje real de David y que no había ningún heredero legítimo para desplazar a la impía Atalía.
El secreto tenía que haber estado seguro, porque el hijo del rey hubiera sido asesinado inmediatamente si su existencia hubiera sido revelada.
Los jefes debieron haberse sorprendido al ver a este heredero al trono de seis años.
Una de las razones por las que Atalía pudo reinar durante seis años, es que nadie conocía ninguna alternativa.
Muchas personas viven bajo el reinado de Satanás, porque realmente no saben que hay un Rey Legítimo dispuesto a tomar el reino de sus vidas.
Joyadá tenía un plan para destituir a la malvada Atalía y reemplazarla con el niño rey. Estos líderes necesitaban seguir el plan cuidadosamente y hacerlo en el Día de Reposo.
Él escogió el día de reposo para el golpe de estado, porque ese era el día en que los guardias cambiaban de turno y podían armar dos grupos de guardias en el templo al mismo tiempo sin atraer la atención.
Fue un trabajo pesado el que hizo y por lo tanto tomó el camino más sabio, el momento más apto, en el Día de Reposo, cuando la congregación se reunía y en el templo, a donde Atalía y sus cortesanos rara vez iban.
Versos del 8 al 11
Este era un importante plan que debía seguirse cuidadosamente. Atalía era un enemigo poderoso y muchos tenían intereses personales en su corrupto reinado.
Estos hombres fueron equipados con armas que databan de los días del rey David.
Fue apropiado para estos soldados que pondrían al heredero del linaje real de David, de vuelta en el trono de Judá el utilizar estas armas que habían pertenecido al rey David.
Primero, hijo del rey tenía que ser revelado. Nadie podía apoyarlo y él no podía reclamar el trono que le pertenecía, hasta que fuera llevado delante del pueblo.
Luego, el hijo del rey tenía que ser coronado. Este era el reconocimiento público y oficial de él como rey.
El hijo del rey tenía que llegar con la Palabra de YEHOVAH DIOS. Joás apareció delante del pueblo sosteniendo los pergaminos de la Palabra de YEHOVAH DIOS.
Deuteronomio 17, 18 decía que el rey debía tener su propia copia de las escrituras.
El hijo del rey tenía que ser recibido. Él tenía el derecho real de imponer su reino, pero el decidió permitir que su reinado fuera recibido.
El hijo del rey nunca podría cumplir su oficio sin una unción divina.
¡Viva el rey! El hijo del rey recibió elogios una vez que fue reconocido como rey.
Nosotros podemos y debemos seguir el mismo ejemplo en nuestra recepción de Yeshúa Ha Mashiaj, el verdadero hijo del rey.
Versos del 12 al 13
Para la reina madre usurpadora esta fue una imagen aterrorizante. Por seis años gobernó porque creyó que no había herederos legítimos del trono de David.
Ahora ve que ese hijo de Ocozías, Joás, su propio nieto, escapó de su intención asesina. Evidentemente estaban cansados del perverso reinado de Atalía.
El cargo no era infundado. Esta era traición en contra de su gobierno, pero era una traición bien fundamentada y piadosa en contra de un gobernante tirano y perverso.
Versos del 14 al 15
Esto fue justo y prudente. Fue una sentencia justa contra una mujer que había asesinado a muchos y se tomaron precauciones prudentes para que no pudiera montar una resistencia.
Como sacerdote Joyadá, tenía una gran preocupación por la santidad y la reputación del templo. Sin embargo, en el lugar donde dejaban los caballos, allí la mataron.
Versos del 16 al 17
Esto demuestra que YEHOVAH DIOS quiere que tanto reyes como ciudadanos tengas obligaciones mutuas hacia el otro. Que ninguno tenga derechos absolutos sobre o contra el otro.
El Pacto fue entre el Altísimo, el rey y el pueblo. Ellos se volvieron a comprometer a honrar, obedecer y servir a YEHOVAH DIOS.
En 2 de Reyes 10, Jehú supervisó la destrucción del templo de Baal en Samaria. Aquí, el templo de Baal en Jerusalén fue destruido apropiadamente por el pueblo.
No se detuvieron al destruir el templo, continuaron destruyendo objetos sagrados dedicados a Baal y matando a Matán, sacerdote de Baal.
La ejecución de “Matán el sacerdote de Baal” llevó el mandato de la Palabra de YEHOVAH DIOS dirigido a los que guiaran a otros a una religión falsa (Deuteronomio 13, 5-10).
Versos del 18 al 21
El sacerdote Joyadá tuvo el cuidado de reinstaurar estas prácticas y costumbres según los patrones Bíblicos, basádose en lo que YEHOVAH DIOS había revelado a David y Moisés.
Después de más de seis años oscuros, ahora el legítimo rey de Judá gobernaba una vez más sobre su agradecido pueblo. No es de sorprenderse que se regocijó todo el pueblo del país.