Verso 1
Cuarenta (40) años antes de esto en Horeb (Monte Sinaí), Israel hizo un Pacto con YEHOVAH DIOS y tomó el libro del Pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que YEHOVAH DIOS ha dicho y obedeceremos.
Entonces Moisés tomó la sangre, roció sobre el pueblo y dijo: He aquí la sangre del Pacto que YEHOVAH DIOS ha hecho con ustedes sobre todas estas cosas (Éxodo 24, 7-8).
Pero la mayor parte de las personas, que tenían la sangre del Pacto rociada sobre ellos, habían muerto en el desierto.
La generación de incrédulos había muerto, ahora era una oportunidad para la generación de Fe. Así que, Moisés confirmará el Pacto con la Nueva Generación.
Versos del 2 al 4
Israel vio grandes maravillas de la mano de YEHOVAH DIOS, desde que salieron de Egipto.
Ellos vieron plagas, la muerte de sus primogénitos, cómo se abrió el Mar Rojo, vieron los ejércitos egipcios destruidos, victorias ganadas por medio de la oración, comieron del maná, bebieron del agua provista milagrosamente, ellos vieron milagro tras milagro.
Los milagros en sí mismos no podían lograr la “conversión en el corazón” de Israel.
Si YEHOVAH DIOS no enviaba a su “Espíritu Santo para cambiar sus corazones”, entonces, ni siquiera el milagro más inimaginable haría una diferencia.
Algunos piensan que la ayuda más grande para el evangelismo, serían más eventos milagrosos.
Después de todo ¿Quién no creería al ver tales demostraciones de poder espiritual?.
Sin embargo, ver grandes maravillas no logra nada, si están apartados de la obra de YEHOVAH DIOS en el corazón.
Versos del 5 al 9
Durante sus cuarenta años (40) en el desierto, sus vestidos no se gastaron, su calzado no se gastó.
A pesar de que no tenían pan para comer, ni sidra para beber, hubo provisión de todas sus necesidades.
Israel derrotó a sus enemigos y ellos tomaron su tierra.
Básicamente, estos son milagros admirables.
La ropa y las sandalias simplemente no duran cuarenta (40) años marchando en el desierto, de no ser por un milagro.
El desierto no provee suficiente comida y agua, para suplir las necesidades de alrededor de dos millones de personas, de no ser por un milagro.
Una nación de esclavos por cuatrocientos (400) años, no conquista naciones establecidas ni toma su tierra, de no ser por un milagro.
Cada uno de estas grandes maravillas, comprueba el Amor y Poder de YEHOVAH DIOS por Israel, tienen un equivalente espiritual en nuestras vidas.
En el desierto de este mundo:
YEHOVAH DIOS provee ropa para nosotros (Apocalipsis 3, 18).
Nos da zapatos (Efesios 6, 15).
Nos da pan y vino para comer y beber (1 Corintios 11, 23-26).
En ÉL podemos conquistar nuestros enemigos (Romanos 8, 37).
Nosotros podemos tomar la tierra de nuestros enemigos espirituales (2 Corintios 10, 4-5).
Conocer la grandeza del Poder y Amor de YEHOVAH DIOS, debería producir que Israel fuese más comprometido que nunca con su Pacto.
Versos del 10 al 15
Esto significa que el Pacto fue hecho con toda la nación entera. Esto incluía a los líderes, hombres, mujeres, niños y hasta los esclavos.
Toda Israel estaba incluida en el deseo de YEHOVAH DIOS de entrar en el Pacto, para ser su pueblo.
ÉL no estaba solamente buscando algunas personas prominentes y talentosas, ni por una tribu espiritual como los Levitas.
YEHOVAH DIOS quería que toda la nación fuera su pueblo.
Sin embargo, el Pacto se extendía más allá que con los que estaban presentes delante del Altísimo y Moisés ese día.
También incluía los que no están aquí hoy con nosotros. Los descendientes de esta nación reunidos delante de YEHOVAH DIOS y Moisés también estaban incluidos en el Pacto.
Aquí se extiende el Pacto establecido hasta los que aún no nacían, las generaciones futuras estaban unidas con la antigua Israel, quien tomó el juramento en el monte Sinaí.
Versos del 16 al 20
Israel había visto las abominaciones y los ídolos de sus vecinos paganos.
YEHOVAH DIOS prometió que todo aquel cuyo corazón se aparte de ÉL, para ir a servir a los dioses de esas naciones, le provocará ira.
Quizás alguno se ha alejado de YEHOVAH DIOS y se ha ido detrás de sus ídolos y escucha las maldiciones en contra de aquellos que han roto el Pacto y sin embargo, piensan que se han escapado del castigo.
Así que dice en su corazón, tendré “paz”, pero esa sensación de “paz” es momentánea, es la “paz” del ciego, de ilusión o de un ignorante, que no puede ver el peligro del juicio venidero, porque es por el desconocimiento.
Si hay una bomba en un avión, la mayoría de los que van en el avión están en “paz” momentos antes de que la bomba explote. No obstante, su “paz” está basada en su ignorancia.
De la misma forma, un pecador puede estar completamente despreocupado en su corazón. Sin embargo, esto solo sucede porque está cegado.
Así como la embriaguez, puede dar felicidad mientras dura, pero esta felicidad está basada en una ilusión.
YEHOVAH DIOS nos advierte en no confundir la “paz” del justo, con la paz que el malvado parezca tener.
La verdad es simple “No hay paz para los malos, dice YEHOVAH DIOS” (Isaías 48, 22).
El puntaje final se establecerá en uno de los dos lados de la eternidad y ya no se podrá revertir el destino labrado.
Nadie puede abandonar a YEHOVAH DIOS y escapar de las consecuencias.
Versos del 21 al 28
Hay una razón obvia para castigar al que intente quebrar el Pacto para su propio bien.
Sin embargo, YEHOVAH DIOS tiene una razón que va más allá de la razón del Pacto individual.
EL propósito de YEHOVAH DIOS de traer juicio sobre Israel, si quiebra la Ley también se hacía por el bien de las generaciones venideras, sus hijos que se levanten después de ustedes y el extranjero.
Cuando ellos vean la devastación, que surge después de quebrar el Pacto de YEHOVAH DIOS, lo que sucede en la tierra por la ira de YEHOVAH DIOS, serán advertidos hacia la “Obediencia”.
Nosotros también podemos aprender de la calamidad que llega a la vida de otros, cuando quiebran el Pacto de YEHOVAH DIOS.
Podemos aprender, que el precio de la desobediencia no vale la pena, que los mandatos de YEHOVAH DIOS son Buenos y Protegen nuestras vidas.
Por lo tanto, el propósito del juicio de YEHOVAH DIOS sobre Israel por quebrar el Pacto, también era por el bien de todas las naciones, cuando ellas vean lo que le sucede a la nación que abandona al Altísimo, serán advertidos hacia la “Obediencia”.
En medio de este animo hacia la “Obediencia”, Moisés hace una pausa para dar un principio de cómo YEHOVAH DIOS nos habla.
1. YEHOVAH DIOS “nunca le declara todo al hombre”. Hay secretos que tiene y siempre los tendrá. YEHOVAH DIOS tiene el derecho de tener secretos porque ÉL es DIOS.
YEHOVAH DIOS es “más grande e inteligente que nosotros y siempre lo será”. Nosotros simplemente debemos aceptar esto.
“Porque mis pensamientos no son sus pensamientos, ni sus caminos mis caminos, dice YEHOVAH DIOS. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55, 8-9).
2. “YEHOVAH DIOS sí revela algunas cosas al hombre”, ya que está presente y no está callado, debemos hacer todo lo posible por ponerle atención.
3. “La revelación de YEHOVAH DIOS tiene la intención de decirnos algo a nosotros”.
YEHOVAH DIOS no nos habló simplemente para maravillarnos y para entretenernos, hay un mensaje que nos pertenece a nosotros. Mientras que no podemos entender la revelación a la perfección, sus mandamientos son perfectamente entendibles.
4. “La revelación de YEHOVAH DIOS es transgeneracional”. El mensaje específico para la generación de Moisés, pero el mensaje va más allá de su audiencia original para hablar a las generaciones que están por venir.
5. “La revelación de YEHOVAH DIOS es eterna”. Su Palabra no solamente dura para siempre, sino que es relevante para siempre.
6. “La Palabra de YEHOVAH DIOS es más relevante que cualquier moda nueva o interés que se pueda infiltrar en el mundo o en la iglesia”.
7. Finalmente, “la revelación de YEHOVAH DIOS nos debe de importar”.
YEHOVAH DIOS no nos ha hablado meramente para satisfacer nuestra curiosidad acerca de las cosas espirituales.
YEHOVAH DIOS nos ha hablado para “afectar la manera en la que vivimos”. Si solamente somos oidores de la Palabra y no somos hacedores también, entonces, no hemos recibido realmente su Palabra.