Versos del 1 al 2
En la Biblia, el número dos es el número que simboliza el testimonio y testigos.
Se nos dice que toda acusación o asunto importante, debía decidirse en base al testimonio de dos o tres testigos.
Estas dos trompetas eran usadas para convocar y dar la señal de partida a Israel en su marcha por el desierto.
Versos del 3 al 4
El sonido de una sola trompeta, era la señal para que se reunieran los príncipes. Y habrá también sólo una trompeta final para el pueblo de YEHOVAH DIOS.
Y creemos que esa trompeta final, será la voz de Yeshúa Ha Mashiaj. Será su llamada final.
A través de la historia, Yeshúa Ha Mashiaj ha estado enviando invitación tras invitación.
En el libro de Apocalipsis 3, 20 encontramos la invitación final que el Señor extiende a la Iglesia en Laodicea y a nuestro tiempo, y dice:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.
Con la trompeta final, llamará a Su Iglesia del mundo. Esa será, la última llamada.
El Señor Yeshúa Ha Mashiaj, con un solo sonido de trompeta, reunirá a los creyentes.
Y este será lo que la Biblia describe como el arrebatamiento de la Iglesia, descripción que encontramos en la primera carta del apóstol Pablo a los Tesalonicenses 4, 17:
“Luego nosotros que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Versos del 5 al 8
Las trompetas se utilizaban para movilizar a esta gran muchedumbre, en una formación ordenada para la marcha por el desierto.
Estaban designados los Sacerdotes hijos de Aarón, como responsables de tocar las trompetas para dar la señal.
Verso 9 al 10
Estos versos nos revela que otro propósito de las trompetas, era el de dar la alarma en caso de guerra.
Estos fueron los instrumentos que los hijos de Israel tocaron, cuando marcharon alrededor de la ciudad de Jericó.
Las trompetas también eran usadas para señalar ciertos períodos de tiempo y ocasiones especiales que debían ser celebradas.
Estas trompetas estaban hechas de plata, un metal que simboliza la redención. Así, pues, este llamado de las trompetas, era el llamado de la redención.
Es un llamado para un pueblo redimido. Así era como YEHOVAH DIOS les hacía ponerse en movimiento en su marcha a través del desierto.
Estas trompetas eran usadas para indicarle al pueblo, cómo debía marchar por el desierto.
Versos del 11 al 28
Recordemos, que cuando esto se escribió, el pueblo de Israel ya había estado en el Sinaí por alrededor de un año, recibiendo la ley de YEHOVAH DIOS.
Las instrucciones para las trompetas de plata habían sido dadas y cumplidas.
Ahora las tocan y los hijos de Israel comienzan su marcha por el desierto.
Las instrucciones en este capítulo son muy detalladas.
Vamos a volver por un momento, a la disposición del campamento que estudiábamos en el capítulo 2 de este libro.
Recordemos según esta disposición, les correspondía a las tres (3) familias de Leví acampar alrededor del Tabernáculo.
Merarí al norte, Guersón al occidente, Quehat al sur y en el lado oriental, se encontraban Moisés y Aarón.
Luego los campamentos de las doce (12) tribus estaban más distantes del tabernáculo, formando el rectángulo más exterior.
Judá, Isacar y Zabulón estaban al este; Dan, Aser y Neftalí en el norte; Efraín, Manasés, y Benjamín en el oeste; y Rubén, Simeón y Gad en el sur.
Ahora, lo que ocurría era lo siguiente:
Si por la mañana, temprano, la columna de nube se alzaba, tendrían que desarmar el Tabernáculo. Sería la hora de iniciar la marcha.
Este capítulo y el capítulo 2 nos dan el orden en que debían marchar.
En primer lugar, iba el Arca que encabezaba la marcha por el desierto.
Aquellos que eran señalados o escogidos de entre los Quehatitas, estaban encargados de llevarla.
Esto nos enseña, que Yeshúa va a la cabeza de Su Ekklesía, por el desierto de este mundo. El Arca es una figura de Yeshúa Ha Mashiaj.
La marcha comenzaba después de una señal dada por Moisés y Aarón; al primer sonido de la trompeta, Moisés, Aarón y el Arca se colocaban al frente de la marcha.
La trompeta entonces sonaba de nuevo y los de la tribu de Judá se ponían en marcha desde el lado oriental, seguidos de Isacar y Zabulón que marchaban junto con ellos bajo la misma bandera.
Después, ante una nueva señal de la trompeta, vendrían Guersón y Merarí, quienes estarían llevando la parte que les correspondía del Tabernáculo.
Ellos llevaban los elementos más pesados tales como las tablas, los postes, los travesaños y las cortinas.
Luego, sonaba la trompeta otra vez, Rubén con Simeón y Gad, salían marchando bajo la bandera de Rubén.
De nuevo sonaba la trompeta y los Quehatitas les seguían. Estos llevaban todos los muebles del Tabernáculo, menos el Arca.
Recordemos que el Arca ya estaba más adelante, a la cabeza de la marcha.
Ahora, todos los muebles tenían que ser llevados, colgados por anillos de las estacas que los Quehatitas llevaban sobre sus hombros.
La trompeta, ahora sonaba una vez más, Efraín salía entonces con Manasés y Benjamín, bajo su bandera.
Por último, la trompeta anunciaba la salida de Dan con Aser y Neftalí, quienes estarían bajo la bandera de Dan.
Siguiéndoles en último lugar, marchaba la gente extranjera. No olvidemos que las trompetas eran de “plata”, metal que simboliza la “redención”.
El anuncio de la Salvación resuena hoy en el mundo, porque Yeshúa Ha Mashiaj, al morir en la Cruz, nos ha redimido.
Yeshúa ha dado Su vida en “rescate” para pagar el precio de nuestra “libertad”.
Marcos 10, 45 nos recuerda que Jesucristo mismo, resumiendo su misión en el mundo dijo: “porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos”.
Es la Buena Nueva de Salvación, máxima demostración del “Amor” de YEHOVAH DIOS.
Verso 29 al 30
Aquí tenemos la descripción de un encuentro con el suegro de Moisés y la invitación que éste le formuló.
Incidente aplicado hoy en día como la Ekklesía, porque somos como extranjeros y peregrinos atravesando este mundo.
Estamos aquí como en un desierto, pero nos encontramos de camino hacia la presencia del Señor Yeshúa Ha Mashiaj.
Nuestra invitación, es la misma invitación que Moisés pronunció: “Ven con nosotros”.
Debes depositar tu fe en Yeshúa Ha Mashiaj, te invitamos a acompañar al Maestro, los que obedecen son un grupo numeroso de personas que están marchando hacia la presencia del Amado Esposo Resucitado.
Es un camino hacia la Salvación, marcha de redención que tiene su finalización no en Sión terrenal, sino a la ciudad Celestial, la Nueva Jerusalén.
Apocalipsis 21, 1-2 “descenderá de Dios, del Cielo, adornada como una novia se adorna para el novio”.
Moisés sigue hablando y quizá dijo algo que no debiera haber dicho. El suegro no quiso acompañarlos. Quería regresar a su casa.
Versos del 31 al 32
Quisiéramos decir aquí mismo que, en realidad, en esta ocasión no comprendemos a Moisés.
YEHOVAH DIOS ya le había dicho con toda claridad a Moisés, que la columna de nube de día y la columna de fuego de noche, les guiaría y que el Arca, ya iba al frente conduciéndolos.
Ya sabemos, que tanto la columna como el Arca eran una figura de Yeshúa Ha Mashiaj, nuestro máximo líder.
Sin embargo, vemos que aquí Moisés le dice a su propio suegro que le necesita como guía.
Su suegro había sido criado en el desierto de Madián. Como madianita conocía muy bien aquella región.
Seguramente podría haberles sido de mucha ayuda, pero según las instrucciones de YEHOVAH DIOS, no debían depender de medios humanos o naturales.
Este anciano, no sabía el camino que YEHOVAH DIOS quería que ellos siguieran.
Por ello, dejarnos guiar por expertos especialistas en ciertas áreas del conocimiento humano, pero que carecen de verdadero discernimiento o sensibilidad espiritual, es desobedecer la voz de YEHOVAH DIOS.
Y como resultado en muchos casos, transitan por una senda muy florida, pero con frecuencia, conduce a lugares muy tristes y desolados.
Obteniendo como resultado, experiencias de frustración, infructuosas o estériles desde un punto de vista espiritual.
¡Qué gran responsabilidad recae sobre los líderes llamados por YEHOVAH en nuestra época!
Por ello, debemos preguntarnos ¿Está seguro que Yeshúa Ha Mashiaj es la cabeza que lo guía?
¿Se somete a la autoridad dada por YEHOVHA DIOS sea física o espiritual para que le guíe y conduzca en el alcance de sus Propósitos?
¿O está buscando la percepción de otros que no son la fuente legal, para transitar por caminos que no necesariamente sean los aprobados por la Palabra de YEHOVAH DIOS?
En esta ocasión Moisés se equivocó.
Moisés podía equivocarse, era un ser humano y pecador.
Lo interesante es que Moisés haya escrito estas páginas, registrando su propia equivocación.
Tememos que, si algunos de nosotros nos hubiéramos equivocado de esta manera, no lo habríamos mencionado a nadie, ni escrito para la posteridad.
Versos 33 al 36
Observemos que es YEHOVAH DIOS quien les está dirigiendo y orientando para que puedan llegar a la tierra prometida.
No había, ninguna necesidad que el suegro de Moisés, fuera su guía para conducirlos hacia el destino de su viaje.
Evidentemente, Moisés seguía este ritual de la oración que acabamos de leer, todas las mañanas y todas las noches durante su travesía del desierto.