Versos del 1 al 3
Los años más productivos en la vida de los levitas, eran los comprendidos entre los 30 y los 50 años. Y estos, eran precisamente los años durante los cuales debían servir.
Versos del 4 al 14
Aarón y sus hijos son los únicos que pueden ingresar al Lugar Santo para cubrir todos los objetos sagrados
Disponerlos sobre los muebles y colocar las barras de transportación en el altar, la mesa, los candelabros y todos los utensilios sagrados.
Ningún levita fuera de Aarón y sus hijos consagrados por Moisés, pueden hacer esta labor Santa.
Verso del 15 al 20
Los únicos que vieron los muebles que había en el Lugar Santísimo, fueron Aarón y sus hijos.
Esos muebles eran el Arca y el Propiciatorio o Tapa que cubría el Arca, los cuales, eran cubiertos cuidadosamente por Aarón y sus hijos antes de que los “Quehatitas” los transportasen.
Era una labor de mucho riesgo, porque si se corría el manto que envolvía los objetos Sagrados y ellos, por accidente los “tocaban”, la Santidad de YEHOVAH DIOS en los objetos sagrados les produciría una “muerte instantánea”.
Veremos luego que el sacerdote Perez Uza, no hizo caso de esta Ley lo que le produjo la muerte instantánea (1 Crónicas 13, 9-10).
Aunque esta advertencia fue establecida cerca de setecientos (700) años antes, pero no la conocía o simplemente pensó lo mismo que se piensa hoy, es decir, que “quedó abolida por vieja”, fue tremenda sorpresa para el rey David.
Versos del 21 al 28
En la organización del trabajo que se requiere en el Tabernáculo, YEHOVAH DIOS asignó a los descendientes de Guersón, el cuidado y la transportación de todas las cortinas, mantos y cortineros que se empleaban en el Tabernáculo.
Con todo celo debían cuidar de todos estos materiales. También, es otra labor en extremo Santísima.
YEHOVAH DIOS, dispuso que estuviesen bajo las órdenes de Aarón, de sus hijos, estableciendo que los Guersonitas estuviesen directamente bajo la supervisión de Itamar.
Versos del 29 al 33
Merarí, llevaba los artículos pesados: los postes, las tablas y los travesaños.
Los Quehatitas, llevaban los muebles. Parece Guersón se hacía cargo de lo más fácil, las cortinas, las cubiertas y las cuerdas.
Ya todos conocían su oficio y aunque pudieran desempeñarse automáticamente debían depender absolutamente del Altísimo YEHOVAH DIOS, aguardando las señales, para que cada uno tomara su posición para ejecutar su labor asignada.
Esperaban simplemente, ver si la columna de nube se elevaba del Tabernáculo.
Ahora, si se elevaba, eso quería decir que debían marchar. Si la columna de nube no ascendía, significaba, que debían quedarse en el campamento aquel día.
Moisés y Aarón tenían que estar alertas. Debían seguir la dirección que el Ruaj Hakodesh les daba.
Y el hijo de YEHOVAH DIOS, debe ser guiado hoy de esta misma manera.
No es que veamos una columna visible de nube, sino que somos guiados interiormente por el Espíritu de Yeshúa Ha Mashiaj (Romanos 8, 14).
El velo era sostenido por anillos y en este día el Sumo Sacerdote debía entrar, tomar el velo y bajarlo.
Luego, Aarón y sus hijos dejaban caer el velo sobre el Propiciatorio y sobre el Arca, los envolvían primero en tejidos de lino y en otras cubiertas, por último, volverlos a envolver con la cortina exterior del Tabernáculo.
Solamente después que todos los enseres estuviesen envueltos, era que se permitían entrar a los quehatitas. Había varas que encajaban en los anillos de todos los muebles.
Los quehatitas entraban entonces, levantaban los muebles por medio de estas varas y los llevaban afuera.
Los Sacerdotes que llevaban el Arca iban adelante y esperaban que la columna de nube los guiara. Veremos el orden de su marcha, en otro estudio más adelante.
Por la noche, cuando llegaban a un nuevo campamento, cada hombre sabía lo que le correspondía hacer.
Cada uno, perfectamente organizado llevaba la parte particular del Tabernáculo que le correspondía durante la marcha.
Cuando acampaban, lo primero que hacían era colocar el Arca en su lugar. Luego, todo el campamento era instalado, donde fuese puesta el Arca.
Los quehatitas que llevaban los otros muebles, los colocaban en relación al Arca, y luego el Tabernáculo, con sus tablas y cortinas, era armado alrededor de ellos.
En otras palabras, se ponían primero los muebles. Ahora, esa no es la manera como nosotros construimos las casas en la actualidad.
Pero recuerde que esto estaba diseñado para una marcha y por eso, todo tenía que ser plegable y portátil.
Colocaban los muebles primero y luego ponían el Tabernáculo alrededor de ellos.
Como cada uno tenía su tarea específica que llevar a cabo, el campamento se instalaba con bastante rapidez.
Aproximadamente después de unos quince (15) minutos más o menos de haberse detenido y colocado el Arca en su lugar, ya estaría el Tabernáculo completamente armado.
Resumiendo, tenemos que cuando Israel llegaba al lugar donde debía acampar, lo primero que se hacía era poner el Arca en su lugar.
Después, venían los quehatitas, quienes traían los muebles y los colocaban.
En el momento en que los colocaban, Merarí llegaba con las tablas, los postes y travesaños y desempeñaba su parte.
Luego Guersón venía con las cortinas. Por último, el Sumo Sacerdote quitaba el velo y lo colgaba.
¡Qué emoción debe haber sido ver a Israel entrar en el campamento!
Después de cuarenta 40 años de práctica, deben haberlo hecho muy bien.
Versos del 46 al 49
Vemos que contaron a todos los hombres que eran elegibles, es decir, aptos para el servicio en cada una de las familias de Leví y cuyas edades estaban comprendidas entre los 30 y los 50 años.
Hemos visto la disposición ordenada del campamento, la cual era una preparación para la marcha a través del desierto.
Tenía que haber esta preparación.
Al cristiano actual le hace falta reconocer, que es solamente un peregrino, que anda por el desierto de este mundo.
Toda cosa y cada persona tienen que estar en su debido lugar para poder caminar, trabajar, luchar y adorar en el desierto.