Versos del 1 al 4
Tener el primer hijo varón, era el deseo de toda mujer israelita, porque el Mesías había de ser de la “simiente” de la “mujer” (Génesis 3, 15).
Para los días de su menstruación, aparece todo sobre ello en la Ley, Levítico 15, 19-33.
Básicamente, la circuncisión se hacía en reconocimiento de la relación del Pacto y simbólicamente hacía que el niño fuese incorporado al Pacto.
Este rito, fue practicado por primera vez en el caso de Isaac (Génesis 17, 10-11; 21, 4), el hijo de la promesa (Gálatas 4, 23).
Se realiza, como señal del cumplimiento de la Promesa del Pacto que implicaba su nacimiento.
La circuncisión, se hace el mismo día de la semana que el nacimiento.
Si nació en Shabbat, es circuncidado el siguiente Shabbat.
Si nació el tercer día de la semana de acuerdo al calendario gregoriano (martes), es circuncidado el tercer día, de la semana siguiente.
La circuncisión, es la señal del Pacto entre YEHOVAH DIOS y toda la descendencia de Abraham.
La circuncisión, no viene del tiempo de Moisés sino de los Patriarcas.
Moisés no podía anular nada, de lo que había sido establecido anteriormente.
Los primeros seis (6) días, después del parto eran críticos para la madre y a menudo se producía considerable pérdida de sangre. Se suponía, que después de una semana la crisis habría pasado.
Durante otros treinta y tres (33) días, la madre no debía llegar hasta el Santuario, ni participar de ninguna ceremonia religiosa.
No debía asistir, a ninguna reunión pública. Era la madre y no la criatura, la que era considerada inmunda.
Aunque, se haya purificado por medio de la “mikvé” al final de los siete (7) días, ella no quedará purificada a la caída del sol, ese mismo día, sino a la caída del sol, del día cuarenta (40), si ha dado a luz un varón.
A partir del día cuarenta y uno (41) podrá entrar en el templo, tocar y comer cosas consagradas.
Versos del 5 al 8
¿Por qué cuando nace una niña el período se duplica?
Es porque la Santidad de este nacimiento, es el doble de elevada que la del nacimiento de un varón, ya que la mujer en sí, es un ser que tiene la capacidad de co-crear junto con Altísimo YEHOVAH DIOS.
Sí, la mujer es una extensión del poder creador del Santo bendito, YEHOVAH DIOS.
A mayor nivel de Santidad, mayor nivel de impureza ritual.
Es un acto que conlleva Santidad (separados para uso exclusivo del Creador).
En nuestra vida, se expone a estados espirituales de impureza ritual que son aplicados para quitar toda imperfección, quedando habilitados para reflejar a YEHOVAH DIOS.
Por ejemplo, la mujer que menstrua (impureza ritual), está llevando un proceso que tiene directa relación con dar vida.
Ya que la sangre que fluye, contiene el óvulo que fue receptáculo de la simiente, que pudo entregar el varón y la unión de estas células haploides pudo formar el bebé.
Si se hubiese dado la fecundación, resultaría una función sagrada, un milagro de tipo divino, porque se generaría una vida.
Pero a la vez, genera cierta impureza en el nacimiento al haber derramamiento de sangre, por el proceso natural a fin del parto.
La mujer se asemeja doblemente al Creador, al generar en su vientre, otro vientre generador de la vida.
La niña nace sin pecado original, puesto que este está contenido en el cromosoma “Y”.
La doble Santidad de la mujer, requiere la doble pureza ritual.
Entiéndase, la purificación como un acto de honra, tal cual como Aarón y sus hijos fueron purificados en consagración siete (7) días.
Para la mujer la medida es doble, porque fue creada por YEHOVAH DIOS a partir del varón.
En cuanto al “holocausto”, no debía ofrecerlo ella misma. Sólo lo llevaba al Tabernáculo y se lo entregaba al Sacerdote, quien lo ofrecía por ella.
También, debía presentar una “ofrenda por el pecado”, que el Sacerdote ofrecía por ella.
Este procedimiento, difería del seguido comúnmente en tiempos anteriores, según el cual, el oferente debía degollar la víctima.
Había también otra diferencia.
Cuando se traía una “ofrenda por el pecado” y un “holocausto”, siempre se presentaba primero la “ofrenda por el pecado”, la que era seguida por el “holocausto”.
En este caso, el “holocausto” era ofrecido primero. Además, la “ofrenda por el pecado” era siempre la más destacada y costosa. Aquí ocurre lo contrario.
YEHOVAH DIOS, dispuso que las madres de Israel, disfrutaran de un período de relativo descanso y aislamiento que duraba varias semanas.
Durante este tiempo, debían gozar de descanso y de tranquilidad para recuperar las fuerzas.
Las reglas, en cuanto al nacimiento de un bebé que aparecen en este capítulo, muestran el tierno cuidado de YEHOVAH DIOS, para con las madres.
Las mujeres tienen un lugar honroso en el plan de YEHOVAH DIOS y esto es justo.