Versos 1 al 7
Ahora Jacob se encontraba en una disyuntiva, por un lado, el propósito de su vida estaba conectado con la tierra, por el otro, su hijo José lo esperaba en Egipto, el corazón de Jacob estaba dividido, por lo que buscó dirección en YEHOVAH DIOS.
Las Santas Escrituras refieren que Jacob hizo un sacrificio a YEHOVAH DIOS de su padre Isaac. Jacob, se reconcilió con el Altar del Sacrificio donde fluye la revelación, Beer-Sheva, donde había nacido su padre Isaac y así el Altísimo se le reveló de nuevo.
Bersebá es la ciudad más al sur de la Tierra Prometida, luego de esta, comenzaba el trayecto a través del desierto que lleva a Egipto.
En el pasado a Isaac se le ordenó que no descendiera a Egipto y él nunca dejó la Tierra Prometida.
La interrogante para Jacob era si también aplicaba para él, quería saber si el Altísimo estaba de acuerdo con que él descendiera a Egipto.
Ante este dilema, Jacob buscó a YEHOVAH DIOS. Lo buscó y lo halló. YEHOVAH DIOS le respondió a través de una visión nocturna.
Más de 40 años antes, cuando Jacob estaba a punto de salir de la tierra prometida, YEHOVAH DIOS le habló en un sueño (Génesis 28,12-17). Ahora, cuando está a punto de abandonar la tierra nuevamente, recibió consuelo a través de otro sueño.
Esta respuesta, le dio tranquilidad a Jacob, el Altísimo le aclaró que era su voluntad, que bajara con toda su familia a Egipto.
Es responsabilidad de la cabeza, el sacerdote del hogar, buscar en todo tiempo la voluntad de YEHOVAH DIOS para todos lo que están bajo su cobertura, el camino es la humillación, es decir, que el Padre nos dirija en todo tiempo.
La presencia del Altísimo bajó con Jacob a Egipto. También, hay una promesa de subir otra vez, que implica tres órdenes a saber:
1. Jacob no iba a ser enterrado en Egipto sino en la tierra de Israel.
2. Los descendientes de Jacob subirían de Egipto a la tierra de Israel.
3. El cuerpo de Jacob y sus descendientes van a ser resucitados.
La palabra que ha sido traducida como “volver” es “alá” que significa subir.
Versos 8 al 27
La Biblia menciona que TODOS los Hijos de Israel fueron a Egipto. Los menciona por nombre y al final dice cuántos eran en total.
Aquí habla de las nietas de Jacob. Pero al revisar los nombres sólo se encuentra una nieta, Seráj, verso 17.
Además, si se cuentan los nombres que son mencionados en este capítulo, sólo se llegan a sesenta y nueve (69) almas.
Pero, en todos estos sólo hay treinta y dos (32) nombres. Esto nos enseña que una nieta nació durante el viaje.
Sólo sesenta y nueve (69) salieron de la tierra de Canaán, pero setenta (70) llegaron a Egipto (verso 27).
Versos 28 al 34
Jacob, no llegó a la capital de Egipto donde José estaba residenciado. Más bien, se quedó en Gosén, tierra apta para todo el ganado que llevaban. Desde allí, Jacob le informó a José que ya habían llegado.
Fue un encuentro conmovedor, Jacob no sólo estrechó a su hijo que tanto amaba, también, constató cómo el Altísimo cumplió todos sus sueños proféticos.
Definitivamente, Jacob se percató que la mano del Altísimo los llevó allí, para dos propósitos, la preservación de la vida y fructificar en una gran nación.
Jacob y José se reunieron en Gosén, territorio que el Faraón le cederá a la familia de Jacob para mantener su ganado.
Los egipcios fueron agricultores, en el sentido de los cultivos agrícolas. A su juicio, las ovejas eran sucias y por lo tanto detestaban a los pastores.
En Egipto no era bien visto el oficio de pastor. YEHOVAH DIOS lo sabía y era parte de su estrategia, por eso, llevó a los Hijos de Israel a Egipto para que no se mezclaran con otros pueblos, sino que formaran una nación apartada.
Jacob y sus hijos iban a vivir en Egipto, pero no se iban a mezclar con los egipcios.