Versos 1 al 11
Siendo Judá quien propuso la venta de José como esclavo, es probable que viendo el dolor que eso le causaba a su padre, fuera el detonante para marcharse, apartándose del clan de Jacob.
Ahora, faltaban dos hermanos José y Judá. Precisamente los dos estaban destinados a ser los líderes de la familia.
Judá, había sido elegido para ser el padre de los reyes dentro de Israel, incluido el Rey Mesías. Por lo tanto, era muy importante que tuviera una situación familiar aprobada por YEHOVAH DIOS.
No obstante, Judá desciende espiritualmente y se casa con una mujer de origen dudoso. Recordemos que el pueblo Cananita, había sido maldecido por Noé y por eso no era conveniente casarse con él.
En contraste, en vez de llevar a la mujer a la casa de su padre, Judá se fue a vivir a la casa del padre de ella.
Allí Judá engendró a sus tres hijos, a saber, Er, Onán, y Sela, quienes fueron criados en la cultura cananea. Y cuando su hijo mayor creció, le consiguió esposa entre las jóvenes cananeas.
A los ojos de YEHOVAH DIOS, Judá seguía siendo parte de la familia de Israel, por lo TANTO, YEHOVAH DIOS iba a ordenar sus pasos hasta que él regresara.
Esto incluyó hacer a un lado sus hijos, quienes no pertenecían al pueblo de YEHOVAH DIOS ni de mentalidad, ni de corazón.
En tiempos bíblicos, era de gran importancia tener hijos, ya que, por medio de ellos, se trasciende vivo el nombre del padre en virtud del cromosoma ¨Y¨.
El hijo mayor de Judá, Er murió al tiempo de estar casado, pero sin descendencia. Por lo tanto, la única manera de mantener vivo su nombre, era que la viuda tuviese un hijo de un pariente de su esposo.
Es interesante, que la ley de levirato de “levir” es cuñado, fue practicada antes de la entrega de la Torá en Sinaí.
Esto se hacía para que el nombre del hermano muerto continuara. Pero también para que tuviera hijos que mantuvieran a la esposa.
Aparte de esto, probablemente ella viviría el resto de su vida como una viuda indigente.
Según la tradición, en los casos en que el hermano no aceptara darle hijos al fallecido, la sociedad lo obligaba a llevar una señal de vergüenza, la cual, consistía en caminar con un pie descalzo.
La familia entera cargaba con la vergüenza pública, ya que se le llamaba “la familia del descalzo” (Rut 4, 8).
Todo esto se hacía por la importancia que se le daba a mantener vivo el nombre de la familia y del linaje, en especial si se trataba del hijo primogénito.
Dado que el hijo primogénito de Judá murió sin tener descendencia, él decidió aplicar a su familia la ley del levirato (Deuteronomio 25, 5-10).
Cabe resaltar, que Onán el segundo hijo no se negó a tener relaciones con Tamar, la usó por placer, mientras resistía el darle descendencia a su hermano, retirando el pene de la vagina y de los genitales externos de Tamar.
Con ello, desechaba el semen, no cumpliendo perversamente con su deber por lo que YEHOVAH DIOS lo juzgó y también le quitó la vida.
Ahora, un detalle super importante es la expresión “y también a él”, en el versículo 10, muestra que murieron por la misma razón, la práctica pagana de usar todos los métodos, objetos, aparatos, inyecciones, parches, pastillas para el antes o después.
Estas prácticas, así como en el presente caso, el simple “coitus interruptus” son abominación, porque la vida o la muerte de la herencia de YEHOVAH DIOS (los hijos), no debe ser manipulable por el hombre.
Si no quieren tener riesgos de tener descendencia, entonces no intimen físicamente.
El “Amor” es “entrega voluntaria sacrificial”, jamás la cópula sexual fue ideada para llegar a la gloria que supone el orgasmo, apartando la “conciencia” del hecho que “debemos morir para producir vida” como el grano de trigo.
Retomando al tema, los dos desechaban su semen para que su esposa no quedara embarazada, por esta causa YEHOVAH DIOS los mató a los dos.
Tenemos que entender este hecho en relación con el Mesías. Estos dos hijos de Judá practicaban un “acto de muerte”.
Por tanto, no calificaban para ser ancestros del Mesías quien es Fuente de Vida y por lo tanto, tenían que ser eliminados del programa de Salvación para el mundo.
Ahora, vemos un paralelo de como Judá había hecho sufrir a su padre Jacob por la pérdida de su hijo, al idear su venta, ahora tenía que padecer las consecuencias de la pérdida de sus dos hijos, para experimentar el dolor que había causado a su padre.
Le quedaba un hijo a Judá, pero Sela era muy joven para casarse. Tamar, se quedó esperando y esperando, pero el día nunca llegó, porque Judá no tenía la intención de cumplir con su palabra.
Judá, llegó a creer que la culpa de la muerte de sus dos hijos mayores era de la mujer Tamar, mientras ella, anhelaba ser multiplicadora y paridora.
Ella, por su parte, tampoco clamó a YEHOVAH DIOS y como buena pagana no se quedó con los brazos cruzados.
Trazó un plan para tener un hijo y así ser considerada como parte de la familia de Judá.
Versos 12 al 19
Tamar, persistió tenazmente hasta que Judá fuese más vulnerable. Por un lado, él no tenía mujer, su esposa acababa de morir, probablemente estaba embriagado, porque venía de trasquilar las ovejas, para lo, cual hacían grandes fiestas.
Las prendas que le pidió como prueba eran el equivalente a la huella dactilar, la cédula de identidad y las pupilas de los ojos, además de una placa dental y por si fuera poco, una partida de nacimiento.
El sello es un anillo con el que se sellaba documentos legales, equivalente a una firma, el sello habla de la personalidad.
El cordón o cuerda en el cual iba colgado el sello, este cordón es señal de la distinción.
El báculo era una vara de apoyo usada por los pastores, Judá hombre respetado tenía nombres grabados, el bastón habla de la posición es distinción de ser cabeza.
Tamar, no estaba prostituyéndose por paga, su objetivo era quedar embarazada con alguien de la familia de su esposo.
Las prendas que le solicitó de aval, no le iban a servir de nada a ella, más que para identificar al hombre que se las dio.
Versos 20 al 30
Lo que dijo Judá no fue por caprichos, sino según las normas que el Altísimo entregó a sus hijos. ÉL dictó sentencia como un juez en Israel.
Aquí, hay otro ejemplo de un mandamiento que se practicaba antes de la entrega de la instrucción en el Pentateuco.
Ella, no anunció el nombre de su suegro. No le acusó directamente, para no avergonzarle.
La falta de Tamar no era nada en comparación con la de él. Judá por fin reconoció su propia falta.
Allí comenzó el proceso de limpiar su vida, el cual, culminará en su encuentro con José.
La Palabra de Vida narra esta historia, porque era muy importante el nacimiento de estos dos hijos, en la genealogía de la familia de Israel.
Peres es Fares “”פָּרַץ” en hebreo “Peretz”, literalmente “Abridor de brecha”.
En Rut 4, 8-22 está escrito: “Estas son las generaciones de Pérets: Pérets engendró a Jetsrón, Jetsrón engendró a Ram, Ram engendró a Amina-dav, Aminadav engendró a Najshón, Najshón engendró a Salmá, Salmón engendró a Boaz, Boaz engendró a Oved, Oved engendró a Yishai y Yishai engendró a David”.
Yeshúa Ha Mashiaj vino para “Abrir brecha” en el muro de separación entre el judío y el gentil, para que la Salvación pudiera llegar hasta los últimos rincones del mundo y para que se cumpliera la palabra profética de la Bendición sobre todas las naciones de la tierra, por medio, de la simiente de Abraham, Isaac y Jacob.
Zara “זֶרַח” en hebreo “Zeraj”, literalmente es “Levantarse como el sol, irradiar”.
A primera vista, estos gemelos parecen ser como cualesquiera otros niños. Pero al seguirles la pista, se hace evidente la importancia de su descendencia.
Más adelante en la Biblia vemos que de la línea de Fares (Peres) vino David y luego Jesús (Mateo 1, 3).