Versos 1 al 6
En resumidas cuentas, diez (10) años han transcurrido, desde el capítulo anterior, cuando se confirmará la promesa con un Pacto sobre el Advenimiento de un heredero, numerosa prole y aún Saray no había quedado embarazada.
Así que a ella, se le ocurrió una solución bastante común en ese entonces, que también lo emplean en la actualidad, solo que bajo procedimientos muy distintos, como lo es buscar una madre sustituta.
En efecto, la esterilidad, era la peor desventura que le podía ocurrir a una mujer, para atenuar en algo su deshonra la mujer estéril podía entregar a su marido una esclava y reconocer a los hijos de ésta como si fueran propios, claro está, eso se hace entre los paganos.
Ya se explicó que la bigamia era una práctica introducida por Lamec, hijo de Caín, sexto en la descendencia de Adán (Génesis 4, 19).
En el texto se traduce “tenga hijos”, en hebreo literalmente es “construir” בָּנָה (Baná), la palabra hebrea para “hijo” es “Ben”, también viene del verbo Baná “construir, edificar”, porque al tener hijos levanta y edifica la siguiente generación.
La incógnita para los musulmanes sería: ¿Acaso Dios quería “edificar” la descendencia de Abram a través de la egipcia Agar? o ¿Sería de Saray, esposa legítima de Abram?
En todo caso, la voz de la Autoridad, de la Cabeza no puede ser sustituida, así como Eva, le dio de comer a Adán del fruto del Árbol del bien mezclado con el mal, promoviendo la desobediencia de su esposo al Altísimo, de la misma manera, Saray promovió la desobediencia de Abram a una orden de YEHOVAH DIOS.
La desobediencia al Padre eterno, trae consecuencias igual de eternas (1 Corintios 11, 3).
No cabe duda, que entra el desorden, se pierde la armonía, cuando se camina fuera del Plan Divino, ahora Abram no haya cómo mediar entre las dos (2) mujeres, porque al sujetarse al capricho de Saray, ésta le perdió todo respeto y sujeción, ella estaba llena de celos, porque Abram era benevolente con quien estaba engendrando un hijo suyo.
Versos 7 al 16
Por tal motivo, la tensión emocional era insostenible para Agar, quien deseaba ser tratada como una segunda esposa de Abram, por cuanto, le iba a dar un hijo.
Donde no gobierna la cabeza todos se saltan los límites.
Es obvio, que la esclava Agar estaba retornando a su tierra Egipto, la fuente que hay en el camino del Sur, era una importante ruta comercial que unía Filistea con Egipto a la altura del Mediterráneo.
A fin de que se reestableciera el orden en el triángulo sentimental, intervino YEHOVAH DIOS, indicando a Agar que hay recompensa de Bendición para quien se sujeta al Orden, por muy humildemente que se sienta, debe volver al servicio de Saray para que esta última, también se sujete a su cabeza Abram.
ISMAEL es el hijo que Agar tuvo de Abram, su nombre en hebreo es “Yishmael” יִשְׁמָעֵאל, que significa “YEHOVAH DIOS oirá”.
El ángel lo reseña, como un “asno montés”, no era un insulto, sino una analogía, sería un príncipe indomable cuya descendencia sojuzgaría naciones.
En Job se encuentra una descripción de este animal (Job 39, 5-7), su carpa en frente es la profecía que haría el Ángel del Señor, sobre el domo de la roca con la cúpula dorada en Israel.
El Señor profetizó que tanto Ismael como sus descendientes serían indómitos, es decir, vivirían sólo bajo sus propias normas, estarían emprendiendo conflictos continuamente.
Los descendientes de Ismael son las tribus árabes del desierto, de los cuales, una gran mayoría son musulmanes, asentados predominantemente en la península Arábiga, medio oriente y el norte de África.
Desde ese entonces se anticipaba el conflicto entre los descendientes de Ismael (los árabes) y los descendientes de Isaac (los israelitas), el cual ha perdurado hasta la fecha.
Para más información con mayores detalles de este conflicto vaya a sección de Discipulado en Profecías.