Versos del 1 al 5
Sobre el Shabbat. Nada que no esté en favor de la vida, así se haga en Nombre del mismo YEHOVAH, puede contradecir la opción por la vida (vs 1-4).
El verso 5 establece el señorío de Yeshúa sobre el Shabbat. En efecto, el señorío de Yeshúa lo lleva a actuar con toda libertad tanto en el espacio, la sinagoga, como en el tiempo: el Shabbat.
Ahora, esa libertad de Yeshúa no combina con la no libertad en que viven el hombre y la mujer de su tiempo, establecido por el puritanismo rabínico que establecieron una ley mas extensa sobre la Ley de YEHOVAH con el del Misnah y Talmud.
Versos del 6 al 11
Sana en Shabbat. Si la primera infracción está en relación con la necesidad del alimento, esta segunda está en relación con la necesidad de la movilidad de todo el cuerpo.
Como signo también de una libertad espiritual obteniendo salvación y sanación.
Yeshúa es Señor de vida, pero para los rigoristas Yeshúa es alguien que preocupa, alguien que atenta contra lo establecido y por eso “discutían qué hacer con Yeshúa” (vs 11).
Bien hubiera podido esperar Yeshúa hasta la caída del sol (Lucas 4, 40) momento en que termina el Shabbat para restablecer la mano del hombre.
Sin embargo, consecuente con su opción por la vida, lo hace ya, porque el reino ya está operando y porque también el Shabbat como institución tiene que ser restablecido.
Versos del 12 al 16
Los Doce. Yeshúa va a elegir a doce discípulos y antes de ello pasa toda la noche en oración, comunicándose con YEHOVAH.
El número doce contiene un valor simbólico, la nación israelita se había conformado desde sus inicios por doce tribus y Yeshúa quiere conformar un “nuevo pueblo” capacitado para aceptar y dar testimonio del cumplimiento de las promesas de YEHOVAH .
El pueblo israelita fue siempre consciente de ser el pueblo de la elección y de las promesas, pero nunca pudo ver en Yeshúa y su obra ese cumplimiento; sólo quienes le aceptan pueden dar ese testimonio.
Lucas omite la finalidad de esta elección, por eso tenemos que acudir a su fuente, Marcos, quien explica que Yeshúa escogió a doce para que convivieran con Él y para enviarlos a predicar con poder para expulsar demonios (Marcos 3, 13-15).
La elección la hace Yeshúa en un momento clave de su ministerio, hasta ahora Lucas ha hecho varias constataciones de las enseñanzas de Yeshúa en diferentes lugares de Galilea.
Muchos ya lo siguen, pero ahora va a tener lugar el anuncio de un plan específico, concreto, para sus seguidores.
El discurso del llano que, a pesar de no tener el contenido ni las dimensiones de su equivalente en Mateo (el discurso del monte, Mateo 5 al 7), no por eso deja de ser el proyecto de vida para el discípulo, para el que se arriesgue a seguir a Yeshúa.
Versos del 17 al 26
El Sermón del Monte o Llano, también se encuentra al que encontramos en Mateo (5-7) en estructura general, secuencia y contenido.
De acuerdo con sus objetivos, Lucas omite mucho material de particular interés para los judíos.
Del vs 20 al 23 Las expresiones pobres, hambre, llorar y aborrezcan, tienen implicaciones espirituales.
Yeshúa no elogia la pobreza, el hambre, la tristeza y el reproche en sí mismos. Estos sufrimientos traen bendiciones sólo cuando se soportan por causa del Hijo del Hombre (vs 22).
De ahí que la pobreza de espíritu, el hambre de justicia, los que ahora lloran por el pecado, humillados en obediencia a su cabeza Yeshúa, son fuente de bendición.
“Pobre” alude a la persona humilde que confía en la ayuda de YEHOVAH en medio de su pobreza, es un “pobre en espíritu”, Mateo 5, 3.
En el verso 21 Hay un notable contraste en varias de estas bienaventuranzas entre la situación presente y la recompensa futura.
Cada una de las cuatro bendiciones constituye el reverso de los cuatro “ayes”.
Hay una continuidad en el sufrimiento y la persecución entre los discípulos de Yeshúa, quienes padecen por seguir al Hijo del Hombre y el sufrimiento de los profetas por proclamar el mensaje de YEHOVAH (vs 23).
Por otro lado, se promete consolación en la era presente y en la era venidera, cuando se invertirán las situaciones.
En los versos el 24 al 26 Yeshúa no condena las riquezas, la abundancia, la risa o la aceptación social en sí mismas.
La preferencia por las cosas terrenales sobre las del Reino de YEHOVAH es lo que conduce al fin y al cabo al infortunio.
El rechazo a los verdaderos profetas de YEHOVAH (vs 23) es comparado con la fácil y superficial recepción dispensada a los falsos profetas.
Versos del 27 al 38
La esencia de la vida cristiana es el amor “yo daré”, sacrificio, cuyo principio general aparece en el vs 31.
Este amor se manifiesta cuando se responde a la injusticia e insultos personales, no con la venganza o la resistencia pasiva, sino con hechos positivos y agresivos de bondad, destinados a redimir a los agresores.
Bendecir es “eulogeo” Strong 2127, “elogio” y “elogia”. De eu, “bien” o “bueno”, y logos, “discurso” o “palabra”.
Eulogeo es hablar bien, alabar, exaltar, bendecir abundantemente, invocar una bendición, dar gracias, puede decirse de las personas hacia YEHOVAH, entre personas, y de YEHOVAH hacia las personas.
Cuando YEHOVAH bendice a la gente, les concede su favor y hace dichosas sus vidas.
Yeshúa en la Cultura del Reino promueve el amor, la bendición, empezando por los enemigos, y la oración (vs 27-28.32-33.35).
El perdón activo, entendido como pasar por alto una ofensa a condición de que el agresor tome conciencia del mal que causa y cambie (vs 29)
El compartir generoso como reacción contra la codicia (vs 30).
El rechazo decidido a la avaricia y a la usura como causas fundamentales del enriquecimiento de unos y empobrecimiento de otros (vs 34-35).
En una palabra, obrar con los demás como quisiéramos que los demás obrarán con nosotros (vs 31).
Versos del 39 al 49
Ciego, guía de ciegos. El árbol y sus frutos. Roca y arena.
En consonancia con la sección anterior, el discípulo está llamado a vivir una vida radicalmente comprometida con la propuesta de Yeshúa.
A través de la serie de comparaciones de la primera parte de este pasaje, Yeshúa hace ver que, en su seguimiento, la mediocridad y la falta de autocrítica constituyen el principal obstáculo para la instauración real y efectiva del Reino.
Con mucha facilidad, desde los tiempos primitivos hasta hoy, se proclama a Yeshúa como “Señor, Señor”, pero sin ningún compromiso, ni siquiera con el mínimo de sensibilidad por sus exigencias.
Esos son los que llenan salones, templos y gritan a los cuatro vientos su Fe en el “poder” de Cristo, pero cuando vienen las exigencias, las renuncias, el testimonio y los compromisos, se desmoronan como la casa que fue construida sobre la arena (vs 49).
Fe, renuncia y compromiso, son tres actitudes que tienen que revelar la Fe del discípulo.