Versos del 1 al 11
El cinturón de lino. Jeremías recibe la orden de comprarse un cinturón de lino y esconderlo en el Éufrates, obediente, va allí a esconderlo y de nuevo tiene que regresar a recuperarlo (vs 6).
Esto nos hace pensar que Jeremías realizó un viaje demasiado largo, dos veces de ida y dos veces de regreso, lo cual implicaría varios meses de camino (Esdras 7, 8-9).
Es más fácil pensar que aquí no se trata del río Éufrates de Mesopotamia, sino más bien de Pará, pequeña población cercana a Anatot, cuyo nombre se asocia con Éufrates que en hebreo recibe el nombre de Perat.
Sobre todo, es necesario saber que se trata de una acción simbólica.
Los profetas utilizan ciertas imágenes u objetos para ilustrar su predicación y así lograr que su mensaje sea mejor comprendido por la gente.
Algunas veces, las acciones simbólicas que utilizaban formaban parte de la vida del profeta.
Por ejemplo, el matrimonio de Oseas (Oseas 1–3), el celibato de Jeremías (Jeremías 16, 1-4), la viudez de Ezequiel (Ezequiel 24, 15-27).
De alguna manera, las acciones simbólicas ayudaban no sólo a ilustrar el mensaje, sino a suscitar en los espectadores el interés por algún aspecto de la realidad del momento (Jeremías 25, 15-19; 27, 1-3. 12; 32, 1-15; 43, 8-13).
Pero también los llamados falsos profetas utilizaban acciones simbólicas (Jeremías 28, 10-11; 1 Reyes 22, 11).
¿Cómo establecer la veracidad del mensaje?.
Los oyentes tenían que establecer dicha veracidad teniendo en cuenta el contenido y la calidad de vida del mensajero, su compromiso con la Palabra y el compromiso con la realidad misma que vivía el pueblo.
Esto es aplicable también hoy para nosotros.
Versos del 12 al 27
El último plazo. La difícil situación por la que está pasando el territorio de Judá, es puesta en futuro por el profeta y propuesta como un aviso por parte del Altísimo, que aún espera un cambio de mentalidad de su pueblo.
Jeremías, que sufre interiormente por la obstinación del pueblo, pone en el mismo Dios esas actitudes.
Es como si Dios mismo sufriera y llorara por la obstinación y la resistencia a reconocer y confesar sus desvíos.
Los versos 18-21 son un mensaje dirigido al rey y a la reina madre invitándolos a la penitencia.
Se trata del rey Joaquín, que con su madre y otros miembros de la aristocracia fueron los primeros en sufrir el destierro a Babilonia.
Los versos 23-27 retoman el mensaje para todo Israel llamando a la conversión, pero al mismo tiempo constatando su incapacidad para un cambio de vida.
Por lo cual se le augura un necesario castigo para que escarmiente, entre en razón y se lamente.