Este Salmo tiene por título, “Al Músico Principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta”.
Los eventos son plenamente y dolorosamente descritos en 2 Samuel capítulos 11 y 12.
Versos del 3 al 4
El ruego directo por misericordia, como título de este Salmo nos da un contexto trágico para la petición de David, ha pecado con asesinato, adulterio, encubre su pecado y tiene dureza en contra del arrepentimiento.
Fue necesaria la audaz confrontación del Profeta Natán para conmoverle de esto (2 Samuel 12) y una vez sacudido, David vino con gran honestidad y quebranto delante de YEHOVAH DIOS.
“Ten piedad de mí, oh DIOS, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta” (verso 3), es la oración de un hombre que sabe que ha pecado y se ha detenido de toda auto justificación.
“David le dijo a Natán, pequé contra YEHOVAH” (2 Samuel 12, 13), una buena y directa confesión, sin excusa y con claridad.
David pidió piedad y eso conforme a la medida de la misericordia de YEHOVAH DIOS.
Este es el “hesed” de DIOS, “Su amor real, Su Pacto de Misericordia”, era una petición bien hecha con la elocuencia de un verdadero quebranto.
Con palabras un poco diferentes, David repitió la manera de pensar de la apelación previa, anteriormente había experimentado la multitud de la piedad de YEHOVAH DIOS, pide de nuevo por este derramamiento.
David sintió un registro de sus múltiples pecados condenándole y quería que la cuenta de ellos fuera borrada.
El borrar puede referirse a la propia consciencia de David o en la cuenta de DIOS por sus pecados o quizás ambos.
La Palabra de DIOS a través del Profeta Natán, sirvió como un espejo para mostrarle a David que tan sucio y manchado estaba.
Había vivido en esa condición por algún tiempo, quizás un año sin un conocimiento perspicaz de su maldad y pecado, ahora el sentido de la mancha le condujo a rogar para ser limpiado.
David utilizó varias palabras para hablar de su ofensa en contra de YEHOVAH DIOS, “Rebelión” se tiene la idea de “cruzar una barrera”, “maldad” es “torcido o perversión” y “pecado” es “estar corto o de errar al blanco”.
Versos del 5 al 6
La confesión abierta de pecado.
David se dio cuenta que no era solamente una, sino múltiples rebeliones, hizo esto sin excusa, sin cambiar de culpable, ni quiso buscar una razón a su favor.
En todos los meses entre el tiempo en que David cometió estos pecados y esta confesión, no escapó del sentido del pecado, estaba siempre delante de él.
Hizo lo mejor para ignorarlo y negarlo, pero como un genuino hijo de YEHOVAH DIOS, no pudo escapar de ello.
Estaba con un pecado sin confesar y era miserable por ello, como debiera de estar un hijo del Altísimo.
David no dijo, “Mi castigo está siempre delante de mí” o “Mis consecuencias están siempre delante de mí”, lo que le molestó era su pecado, muchos se acongojan sobre las consecuencias del pecado, pocos sobre el mismo pecado.
En un sentido objetivo esto no era cierto, David había pecado en contra de Betsabé, Urías, su familia, su reino y en un sentido, aun en contra de su propio cuerpo (1 Corintios 6, 18).
Pero todo eso se desvaneció en el trasfondo mientras consideró la grandeza de su pecado en contra de YEHOVAH DIOS, correctamente decía “contra ti, contra ti sólo pequé” (Verso 6).
David se dio cuenta de que YEHOVAH DIOS estaba allí y que DIOS le estaba viendo mientras hacia lo malo.
YEHOVAH no estaba ausente del cuarto del adulterio o el lugar donde se dio la orden para matar a Urías.
La confesión del pecado de David no era únicamente para aliviarse a sí mismo de una gran carga por su pecado y culpa.
Mayormente era para traer gloria a DIOS, al confesar su pecado David esperó confirmar la justicia y carácter Santo de DIOS, probando que sus mandamientos eran buenos y justos, aun cuando David quebrantó dichos mandatos.
Versos del 7 al 8
La profundidad de la necesidad de David, él no nació de una relación ilícita, no pretende excusar su pecado al decir, “Tu ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre” (Verso 7).
El propósito era para mostrar la profundidad de su pecado, que iba más allá de unas acciones pecaminosas específicas, hasta la naturaleza testaruda del pecado, dicha naturaleza con la cual él nació.
Aunque la naturaleza pecaminosa era honda dentro de David, YEHOVAH DIOS quería trabajar profundamente en él.
El Justo Juez quería una transformación en David hasta lo íntimo, en lo secreto, para que adquiriera sabiduría.
David no clamó por una reforma superficial, sino algo más profundo.
Versos del 9 al 11
Restauración a través de la sangre de sacrificio.
David buscó a YEHOVAH DIOS para que hiciera una obra de purificación espiritual y moral, para hacerlo necesitaba la conexión con el sacrificio expiatorio de un sustituto.
El hisopo era utilizado para aplicar la sangre del cordero de la Pascua (Éxodo 12, 22) y para rociar el agua purificada del sacerdote (Números 19, 18).
David no pensó ni por un momento que él podía limpiarse a sí mismo, necesitaba que YEHOVAH DIOS le limpiara y que lo hiciera a través de la sangre del sacrificio perfecto, el cual fue anticipado por los sacrificios de animales.
Sabía que la purificación por parte de YEHOVAH DIOS era efectiva, su pecado era una mancha profunda, pero la pureza podía ser restaurada.
Sabemos que David habló con la voz de la Fe, puede ser difícil para el pecador convencido en creer en una purificación tan completa, lleva Fe el creerle a DIOS a pesar de la duda y dificultad.
David sintió el quebranto, apto para el pecador bajo la convicción del Espíritu Santo, era tan severo que sintió como si sus huesos estuvieran rotos.
Confiando que esta era la obra del Espíritu Santo, David pudo orar para que le condujera al gozo y la alegría, que su quebranto recrearía.
Es algo terrible ser directamente confrontado con la negrura de nuestro pecado, pero YEHOVAH DIOS aún puede volver esto en un preludio de gozo y alegría, la restauración del gozo es Su meta.
Repetidamente, David pidió por perdón y restauración, en la repetición vemos que no era una cosa ligera para David, no se expresaba de una manera fácil o se recibía de una manera sencilla por Fe.
Él tuvo que contender tanto con YEHOVAH DIOS y consigo mismo hacia el lugar donde él debía estar.
Versos del 12 al 13
Restauración del corazón, David sintió que no era suficiente que DIOS simplemente le limpiara el corazón que tenía, el ruego de crear indicaba que necesitaba un nuevo corazón de parte de DIOS, un corazón limpio.
Con esto anticipó una de las grandes promesas para todos aquellos que creen bajo el Nuevo Pacto: “Les daré un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; y quitaré de su carne el corazón de piedra, y les daré un corazón de carne” (Ezequiel 36, 26).
Junto con un nuevo y limpio corazón, David necesitaba un espíritu recto para continuar en la senda de la piedad, esto expresa una humilde confianza sobre el Señor.
Esta era otra manera de llevar más allá el deseo de David en su confianza sobre YEHOVAH DIOS, para él todo el punto de la purificación y restauración era para renovar su relación con el Señor.
David no quería un DIOS que le purificara y que se mantuviera distante.
Versos del 14 al 15
Restauración hacia el gozo de la Salvación.
En sus meses de pecado sin confesar, David se sintió en la miseria de derrota espiritual, de nuevo quería el gozo apropiado para la Salvación, para aquellos que el Señor rescata.
Esto expresa de nuevo la confianza de David en YEHOVAH DIOS para su futuro, no soñaba en sostenerse a sí mismo, tal confianza propia, es lo que típicamente conduce a cualquier hombre hacia el pecado.
En los días oscuros, antes de la confesión del pecado, David no era capaz de enseñar a aquellos que estaban lejos de YEHOVAH DIOS y no pudo guiar a los pecadores a que se convirtieran a ÉL.
No sabemos si David nunca hizo el intento debido a un sentido de culpa o si intentó y no vio bendición alguna en su obra.
De una u otra manera, el arreglar esto con YEHOVAH DIOS era la clave para la efectividad en su obra espiritual.
Versos del 16 al 19
Volviendo a la alabanza, David estaba bien consciente de su pecado de asesinato en contra de Urías (2 Samuel 11).
Aunque no hace ninguna referencia específica a su adulterio en este Salmo, siente que debe hacer una mención específica de su gran pecado.
Tal petición presentada a YEHOVAH el DIOS de su salvación seguramente sería contestada.
David sabía que con su culpa lidiada delante del Justo Juez, de nuevo sería capaz de cantar, dando testimonio al disponer su boca para darle alabanza.
David expresó el principio traído del verso anterior en el Salmo 50, entendió que aunque el sacrificio animal tenía su lugar, lo que YEHOVAH DIOS deseaba estaba en el corazón del hombre.
David tenía un gran amor por la Casa del Señor y había patrocinado grandes sacrificios para DIOS (2 Samuel 6, 13. 17-18), pero entendió que uno podía sacrificar un animal o muchos animales hacia YEHOVAH DIOS, sin un corazón contrito y humillado.
Él había ofrecido muchos sacrificios en el altar de YEHOVAH DIOS en los meses previos a la confesión de su pecado, reconoció lo vacío de todo eso y el valor de su actual espíritu quebrantado, su corazón contrito y humillado, porque al Altísimo no se le compra, se le obedece.
Versos del 20 al 21
Restauración del bien en el reino.
David se dio cuenta que por su pecado no solamente falló como hombre, esposo y padre, también falló como rey sobre el pueblo de YEHOVAH DIOS, humildemente le pidió a DIOS que restaurara Su favor sobre el reino.
Sabía que YEHOVAH DIOS no había acabado aún con el sacrificio de animales, “igual ofrecerán becerros sobre tu altar”, tratados los problemas del corazón, esos sacrificios podrían estar llenos de significado y beneficios.
Sin una verdadera confesión de arrepentimiento, la ofrenda de Paz no tiene ningún sentido, porque el pecado prevalece como barrera de separación entre YEHOVAH DIOS Santo y el inmundo pecador.
Notemos que en el Tabernáculo la ofrenda por el pecado se quemaba como antesala a la ofrenda de comunión, para que los sacrificios fuesen aceptados ante el Justo Juez, primero había que reconocer las faltas en señal de humildad.
Revelador el que en el altar primero se quemaba la ofrenda por el pecado como antesala a la ofrenda de comunión.