Versos del 1 al 19
Soldado de Cristo. Pablo entra en el tema central de esta carta testamento con tres recomendaciones a su discípulo.
La primera: que escoja personas de fiar a quienes pueda trasmitir el legado de la Palabra de Yehovah Dios que él mismo, Timoteo, recibió públicamente “en presencia de muchos testigos” (vs 2).
No sólo es su deber guardar fielmente la “memoria de Yeshúa” que recibió de su maestro Pablo, sino asegurar que esa memoria se mantenga intacta de una generación a otra.
La segunda: siendo esta “memoria de Yeshúa” la memoria de un “crucificado”, el sufrimiento que acompañará a sus seguidores tiene un valor evangélico.
Así ha entendido Pablo siempre sus sufrimientos de apóstol y así interpreta ahora su prisión: “todo lo sufro por los elegidos de Yeshúa, para que… alcancen la Salvación y la Gloria Eterna” (vs 10).
El Apóstol exhorta a su discípulo a tener esta “memoria” siempre delante de sus ojos: “acuérdate de Yeshúa Ha Mashiaj con la cita de un bello poema en la que ve al creyente entrando en plena comunión con el misterio redentor del Mashiaj, tanto en su Pasión como en su Gloria.
La tercera exhortación se refiere al tema constante de las “cartas pastorales”: los falsos doctores y la actitud que deberán tener los responsables de la comunidad frente a ellos.
Contrapone a la palabrería profana y peligrosa de esos tales, la Palabra de la Verdad que es el Evangelio.
Cita un ejemplo de estas doctrinas peligrosas: la de aquellos que decían que la resurrección había tenido ya lugar en el bautismo y que no había que esperar otra, es decir, la resurrección después de la muerte (Juan 5, 28-29).
Para asegurar que las falsas doctrinas no prevalecerán, el autor emplea una bella metáfora, la piedra fundacional de la Iglesia lleva dos inscripciones grabadas, una se refiere a la Presencia Protectora del Señor que “conoce a los suyos” (vs 19a).
La otra advierte a los que invocan Su Nombre a alejarse de toda esa falsedad a la que llama “injusticia” (vs 19b).
Versos del 20 al 26
Con la imagen de la Iglesia como la “casa grande”, imagen favorita de las cartas pastorales, el autor concluye estas primeras exhortaciones a Timoteo.
Esta casa cuyo único dueño es Yehovah Dios, tiene su ajuar humano para las diversas tareas más o menos honoríficas: “recipientes de oro y plata… de madera y de loza” (vs 20).
Y todos están llamados, especialmente los responsables de la comunidad, a convertirse en “recipiente noble… útil para el dueño” (vs 21), no a través de discusiones inútiles y peleas dialécticas, sino a través del testimonio de una vida que practica “la Justicia, la Fe, el Amor, la Paz” (vs 22).
Sólo así será posible atraer a los descarriados al arrepentimiento y a la verdad.
Me llama la atención de este capítulo el hecho de que Pablo siempre anuncia la verdad del evangelio. No lo adorna ni lo suaviza para ganar adeptos. Tendrás que sufrir.
V4 Nadie que entra a formar parte del ejército de enreda en los Asuntos civiles si quiere tener contento al que lo hizo entrar allí.
Gloria a YEHOVAH
El que se esfuerza y esmera por hacer vida y llevar genuino, original e incambiable el mensaje de salvación, ese recibirá recompensa de parte de Yehovah. Pues lo hizo con Yeshúa y es lo que nos da la certeza que lo hara con nosotros. Gloria a Yehovah