Muerte de Antíoco Epífanes. Estamos ante una nueva versión de la muerte de Antíoco IV Epífanes, distinta a la de 1 Macabeos 6,1-16 y 2 Macabeos 1,13-16.
Versos del 1 al 4
Probablemente no se trata del templo de Persépolis, una importante ciudad que llegó a ser capital de Persia, destruida por Alejandro, sino del templo de Nanea ubicado en Elimaida (1 Macabeos 6, 1).
Ecbatana era la capital de Media y servía como residencia veraniega de los reyes persas.
Los pecados que hacen al emperador merecedor del castigo divino, son bastante semejantes al de los emperadores de todos los tiempos, incluyendo los de hoy.
Según el autor, Antíoco es iracundo, vengativo, arrogante (vs 4), torturador (vs 6), soberbio (vs 7), ambicioso (vs 8), se cree Dios (vs 8), es criminal (vs 13), asesino y blasfemo (vs 28).
El autor dedica todo un verso al pecado de creerse Dios (vs 8), pues, “mandar a las olas del mar” (Isaías 51, 15; Salmo 65, 8; 89, 10) y pesar las montañas (Isaías 40, 12) eran atributos propios de YEHOVAH DIOS.
Antíoco IV repite el pecado de Adán y Eva, cuando comiendo del árbol prohibido desafían la voluntad de Dios, queriendo convertirse en norma suprema de toda la creación.
Versos del 5 al 29
La descripción del sufrimiento y muerte de Antíoco IV (vs 5. 7-10) tiene como fondo teológico la ley del Talión (vs 6; Levítico 24,19-20), equivalente al sufrimiento y las predicciones de los hijos mártires (vs 7,17.19.31.34-37).
Otra pregunta teológica queda en el ambiente:
¿Cómo entender que un Dios que es infinitamente misericordioso, no perdone a Antíoco, como lo había hecho por ejemplo con Nabucodonosor (Daniel 4, 31-37) y hasta con los ninivitas (Jonás 4, 11)?.
Tres razones podrían explicarlo:
1. La teología del autor no es precisamente la de Yeshúa, que invita a perdonar setenta veces siete (Mateo 18,22), sino la de la ley del Talión.
Es justo, por tanto, que, así como sufrieron Eleazar y la madre con sus siete hijos, sufra Antíoco IV.
2. El autor sabe por experiencia, que la conversión de los poderosos es más una estrategia para evadir un problema y mantenerse en el poder, que una actitud nacida del corazón (1 Macabeos 7, 26-30; 10, 1-18);
3. Tanto Antíoco IV Epífanes como el Faraón, son dos personajes que se conservan en la memoria del pueblo judío como los más grandes símbolos de opresión y sufrimiento.
Las promesas en Vs 13-17 y la carta de Antíoco al límite de su sufrimiento (vs 19-27), reflejan 3 cosas, un reconocimiento personal de su pecado, el poder de Dios y los derechos del pueblo judío.