Versos del 1 al 2
Esto significa que nació en los últimos quince años de la vida de Ezequías, los quince años adicionales por los que Ezequías oró (2 de Reyes 20, 6).
Esos quince años adicionales trajeron a Judá uno de sus peores reyes.
Si este buen rey hubiese podido prever la maldad de su indigno hijo, sin duda alguna no habría tenido deseo de recuperarse de su enfermedad.
Mucho mejor morir sin hijos que engendrar un hijo como el que Manasés que resultó ser.
Este fue un reinado notablemente largo y notablemente malvado. Una carrera larga o longevidad no son necesariamente evidencias de bendición y aprobación de YEHOVAH DIOS.
Recordemos que el trato del Altísimo con el nuevo Rey tiene que ver la forma directa en que caminó su progenitor.
Manasés imitó los pecados de los cananeos y de los israelitas del reino del norte (2 de Reyes 16, 3).
Debido a que YEHOVAH DIOS trajo juicio sobre esos grupos por su pecado, desterrándolos de su tierra, así se debe esperar un juicio similar contra un no arrepentido Judá.
Versos del 3 al 9
Manasés se opuso a las reformas de su padre Ezequías y llevó a Judá de regreso a una idolatría terrible.
Esto nos muestra que el avivamiento, la reforma y el arrepentimiento no son condiciones permanentes. Lo que se logra en un momento puede ser opuesto y vuelto atrás en otro.
Manasés no quiso imitar a su consagrado padre. En vez de eso, imitó al peor de los reyes de Israel, Ajab.
Adoptó la misma adoración patrocinada por el estado a Baal y Asera, honrada con una imagen de madera, que marcó el reinado de Ajab.
Era suficientemente malo que Manasés permitiera este culto a ídolos en Judá.
Peor, corrompió la adoración a YEHOVAH DIOS verdadero en el Templo, e hizo del templo un lugar de altares a ídolos, incluyendo los que estaban dedicados a su culto de adoración astrológica, edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos.
Manasés no solo trajo de regreso antiguas formas de idolatría, también trajo nuevas formas de idolatría a Judá.
En ese tiempo el imperio de Babilonia estaba creciendo en influencia y tenían una atracción especial hacia la adoración astrológica. Manasés probablemente imitó esto.
El culto apóstata del rey a “los ejércitos de los cielos” tenía malos precedentes que se remontaban a la época de Moisés (Deuteronomio 4, 19; Hechos 7, 42).
Pero tales prácticas eran un pecado particular de los asirios y babilonios, con su adicción a la astrología.
Manasés sacrificó a su propio hijo al dios cananeo Moloc, que era adorado con la quema de niños.
Observaba los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones y consultaba a adivinos y encantadores, Manasés invitó influencia satánica directa con la aprobación e introducción de estas prácticas ocultas.
La palabra hebrea para “espiritistas” es yiddeoni, por etimología, “un conocedor”. Originalmente se refería a fantasmas, que se suponía que poseían conocimiento sobrehumano.
Pero llegó a utilizarse para aquellos que afirmaban el poder para convocarlos, es decir, a las brujas.
El Cronista parece demasiado educado para decirlo, pero 2 de Reyes 21, 7 nos dice que este ídolo era Asera, una diosa cananea de la fertilidad.
Este dios era adorado a través de la prostitución ritual. Esto significa que Manasés convirtió el Templo en un burdel, dedicado a Asera.
2 de Reyes 21, 9 nos dice que la actitud del pueblo fue, “Mas ellos no escucharon”. Esto describió la actitud básica de Judá durante los 55 años de reinado de Manasés.
No escucharon las generosas promesas de YEHOVAH DIOS, prometiendo protección a su pueblo obediente.
Además, fueron voluntariamente seducidos por la perversidad de Manasés y fueron atraídos a hacer más mal.
Versos del 10 al 11
Esta fue la gran misericordia de YEHOVAH DIOS. Él no tenía obligación alguna de advertirlos o corregirlos, el Altísimo hubiera estado totalmente justificado al traer juicio inmediatamente.
En vez de eso, habló advertencia a Manasés y a su pueblo.
2 de Reyes 21, 10-15 nos cuenta más sobre estas advertencias específicas de los profetas.
A pesar de las compasivas advertencias de YEHOVAH DIOS, ni el rey ni el pueblo quisieron escuchar. YEHOVAH DIOS encontró formas más convincentes de hablar a los gobernantes y al pueblo de Judá.
2 de Reyes 21, 16 nos habla del terrible alcance del pecado de Manasés. Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo, además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de YEHOVAH DIOS.
YEHOVAH DIOS permitió que Manasés fuese tomado y llevado como cautivo, siguiendo el patrón de su propia esclavitud pecaminosa.
Versos del 12 al 13
Manasés no fue el primero, ni el último en regresar a YEHOVAH DIOS después de una severa temporada de aflicción.
Se dice que el Altísimo nos habla en nuestros placeres y nos grita en nuestros dolores, Manasés finalmente escuchó los gritos de YEHOVAH DIOS a través de la aflicción.
La palabra “humillándonos” recuerda que la esencia del pecado de Manasés era el orgullo.
La frase DIOS de sus padres nos recuerda que Manasés regresó a la piadosa herencia que recibió de su padre Ezequías.
YEHOVAH DIOS compasivamente restauró al Manasés que se arrepintió tan tarde. Esta compasiva respuesta a Manasés fue el paso final en su regreso a YEHOVAH DIOS, entonces reconoció Manasés que YEHOVAH era DIOS.
Versos del 14 al 17
Antes de ser humillado y arrepentirse, Manasés no se interesó mucho por la defensa de Judá y Jerusalén.
Ahora, con una perspectiva más piadosa, se preocupó profundamente por la seguridad del pueblo de YEHOVAH DIOS y del reino de Judá.
Antes de ser humillado y arrepentirse, Manasés promovió la adoración a los ídolos. Ahora, él destruía a los ídolos y promovía la adoración solo al verdadero YEHOVAH DIOS de Israel, incluso mandó a Judá que sirviesen a YEHOVAH DIOS de Israel.
Esto nos recuerda la distinción entre dos tipos diferentes de lugares altos. Algunos fueron altares a ídolos paganos y otros fueron altares no autorizados para YEHOVAH DIOS verdadero.
Manasés detuvo toda la adoración pagana en Judá, pero la adoración no autorizada, es decir, fuera del Templo a YEHOVAH DIOS de Israel continuó.
Versos del 18 al 20
El Cronista debió referirse a documentos que tienen más información que el texto de 2 de Reyes.
2 de Reyes no menciona el arrepentimiento de Manasés y no nos dice nada sustancialmente diferente sobre su reinado de los que leemos en 2 de Crónicas.
Manasés fue un rey notablemente malo y perverso, sin embargo, al final de sus días se arrepintió y sirvió a YEHOVAH DIOS.
De esta manera, podemos decir que durmió Manasés con sus padres.
Versos del 21 al 23
Este reinado inusualmente corto, es una indicación que la bendición de YEHOVAH DIOS no estuvo sobre el reinado de Amón.
Amón pecó como su padre Manasés había pecado, sin tener el arrepentimiento que tuvo Manasés.
Es probable que uno de los mayores dolores del arrepentido Manasés, haya sido que sus hijos e hijas que fueron influenciados por su pecado no se hayan arrepentido también.
Versos del 24 al 25
Esta historia de conspiración y asesinato parece pertenecer a los reyes de Israel, no de Judá.
Sin embargo, cuando los reyes de Judá comenzaron a imitar los pecados de sus vecinos conquistados del norte, cayeron en el mismo caos y anarquía que marcó el último periodo de la historia de Israel.
Esta fue una señal de esperanza. Hasta este punto, el pueblo de Judá había tolerado en gran medida unos 57 años de reyes totalmente malvados que dirigieron a la nación al mal.
Ahora parece que querían justicia y rectitud en vez del mal en el que habían vivido por tanto tiempo.
De alguna manera, el pueblo de Judá tuvo a estos perversos reyes por más de 50 años porque eso era lo que querían. YEHOVAH DIOS les dio los líderes que deseaban y merecían.
Ahora, como la gente del reino se volvía hacia la piedad, el Altísimo les daría un mejor rey.
Aunque el rey Amón fue asesinado, YEHOVAH DIOS no permitió que Judá se deslizara en el mismo pozo de la anarquía en el que Israel se había hundido.
Debido a la acción justa del pueblo de la tierra, no hubo cambio de dinastía y el legítimo heredero al trono de David recibió el trono.
La única contribución positiva de Amón a la historia de Judá, fue producir uno de los mejores reyes que reinaron sobre el trono de Jerusalén.