Mosqueteros de Yehovah

2 Corintios Capítulo 13

Versos del 1 al 10

Últimas exhortaciones. Los corintios reconocen el poder de Cristo, probablemente en los signos y prodigios realizados en Su Nombre.

En Pablo sólo ven la debilidad o porque desean un jefe dominador o porque se burlan de su ineficacia.

El Apóstol se verá forzado a hacer una demostración del poder de gobierno recibido que actúa en y por su aparente debilidad. Irá dispuesto a entablar un juicio.

Antes, sin embargo, les ofrece la posibilidad de evitarlo haciendo un examen de conciencia y manifestando su conversión.

De ese modo serán ellos mismos sus propios jueces. El criterio de este autoexamen deberá ser la presencia activa, experimentada, del Mashiaj en sus vidas (Romanos 2, 15-16).

Pablo aprovecha la ocasión para retomar una constante de su teología y espiritualidad: el misterio pascual de muerte y resurrección, consumado por el Mashiaj y participado por el Apóstol.

Yeshúa pudo sufrir en cuanto “hombre débil” (Filipenses 2, 5-8), pero resucitó por el poder de Yehovah Dios (Romanos 1, 4; 1 Corintios 6, 14).

Si en la segunda visita el Apóstol apareció como “débil”, ahora está decidido a mostrarse como “fuerte”, si fuera necesario.

Quiere evitarlo invitando a los corintios a examinarse sinceramente para comprobar si Yeshúa Ha Mashiaj vive en ellos.

Si experimentan en ellos el poder y señorío de Yeshúa, tendrán que reconocer su palabra eficaz en la de Pablo.

Concluye reafirmando el cometido que se le ha asignado: edificar y no destruir (10, 8).

Versos del 11 al 13

Saludos finales. La despedida es excepcionalmente breve, impersonal, sin mencionar a nadie.

La “alegría” para Pablo tiene siempre un sentido cristiano, ligado a la vida en Cristo que se manifiesta después en la unión, paz y armonía comunitarias.

Las circunstancias por la que atravesaban los corintios hacen de este saludo algo más que una fórmula común de despedida.

Las últimas palabras del Apóstol contienen una de las fórmulas trinitarias más claras de todo el Nuevo Testamento, que ha entrado como saludo en la liturgia eucarística de la iglesia católica:

“La gracia del Señor Yeshúa Ha Mashiaj, el amor de Yehovah Dios y la comunión del Ruaj Hakodesh esté con todos ustedes” (vs 13).

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