Versos del 1 al 7
Sobre la oración. La segunda preocupación de las cartas pastorales es dictar normas concretas para la ordenación y buen funcionamiento de las comunidades locales.
Entre los deberes de la comunidad, la oración ocupa el primer puesto.
Es interesante conocer, a través de los consejos de cuánto, cómo y por quién rezaban aquellos cristianos.
Lo primero que aparece es la espontaneidad e intensidad carismática de su oración: “súplicas, peticiones, intercesiones, acciones de gracias” (vs 1).
Lo segundo, su carácter misionero y universal: “por todas las personas” (vs 1), para “que todos los hombres se salven y lleguen a conocer la verdad” (vs 4), esta voluntad salvadora de Yehovah Dios, abraza a todos, paganos y cristianos, en el único mediador de la salvación, “Yeshúa Ha Mashiaj, hombre él también” (vs 5).
Se mencionan especialmente “soberanos y autoridades” (vs 2; Romanos 13, 1-8). No se pide para ellos el castigo, sino la conversión, y un primer paso es que sean agentes de paz.
Los cristianos de entonces, aunque constituidos ya en comunidades sólidas a través del imperio, seguían siendo una minoría de clase humilde entre la mayoría pagana.
Habían superado ya algunas persecuciones, pero vivían pendientes de la honradez y buena voluntad de sus señores civiles, pues no parece que tuvieran acceso a cargos de gobierno.
Por otra parte, la oración pública por las autoridades era un testimonio de buen comportamiento ciudadano contra la acusación y sospecha que provocaba la vida alternativa de los cristianos: la de ser elementos antisociales.
Versos del 8 al 15
Sobre el comportamiento de los hombres y las mujeres. Ahora el propósito de las mujeres se limita en primer lugar a las asambleas de oración; después se extiende a consideraciones más generales.
El grado notable de igualdad entre hombres y mujeres que se dio en las asambleas litúrgicas de las Iglesias fundadas por Pablo, no duró mucho, por desgracia.
Años más tarde, nos encontramos con la penosa realidad que nos describen las cartas pastorales: la mujer fue reducida al silencio. Un silencio que iba a durar por siglos, casi hasta nuestros días.
En las Iglesias paulinas había mujeres que dirigían las asambleas de oración, mujeres profetas (1 Corintios 11, 3-5), diaconisas (Romanos 16, 1), líderes femeninas capaces de explicar “con mayor exactitud el camino de Yehovah Dios” (Hechos 18, 26), como hizo Prisca con un predicador de la talla de Apolo (Hechos 18, 24-28).
La doctrina y la praxis del mensaje evangélico de igualdad entre “griego y judío… hombre y mujer” (Gálatas 3, 28), comenzaron a ir juntas.
Vs 14 ¿Qué decir de todo esto? la intención primera del autor no es definir el lugar que debían ocupar las mujeres en la comunidad, asunto, ya zanjado y aceptado por todos, sino corregir posibles brotes de inestabilidad o llamar la atención sobre peligros que amenazaban la unidad y armonía del pequeño grupo cristiano.
Es probable que las falsas doctrinas ya mencionadas, influyeran más fácilmente a las mujeres que a los hombres, quizás por la misma situación de vulnerabilidad a que estaban reducidas en aquellas sociedades donde recibían un trato despreciativo como ciudadanos de segunda clase.
En este capítulo se manifiesta el carácter misionero universal de la Ekklesia, al no pedir un castigo para los que gobiernan aunque el mundo esté sumido en la corrupción, antes bien, pedir a Yehovah La conversión para poder garantizar una vida amena entre todos. Gloria a YEHOVAH
Como varones debemos mantener cuidada y cultivada a nuestra esposa a semejanza de Yeshúa con la ekklesia para hacerla libre de vulnerabilidad ante cualquier viento de doctrina falsa. Gloria a Yehovah.