Versos del 1 al 3
Este hecho comienza con una simple transacción de inmuebles. Ajab, quería el viñedo cerca de su casa real en Jezreel, para que pudiera tenerla como un huerto de legumbres, estaba dispuesto a cambiarla por otra tierra o el pagar por ello.
La respuesta de Nabot fue un enfático “no”, su rechazo de la oferta razonable estaba arraigada en la antigua idea Israelita de la tierra.
Ellos creían, que la tierra era una herencia de YEHOVAH DIOS, parcelado hacia tribus individuales y familias de acuerdo a su voluntad.
Por lo tanto, la tierra en realidad nunca se vendía, solamente se rentaba y eso únicamente bajo las circunstancias más difíciles.
YEHOVAH DIOS expresamente y por diversas razones de peso, prohibido la enajenación de las tierras que les fueron asignadas a las tribus y las familias (Levítico 25, 15. 23. 25; Números 36, 7; Ezequiel 46, 18).
Versos del 4 al 7
Ser temperamental era característico de Ajab, él era un hombre sin carácter, que hace pucheros, quien reaccionaba de esta manera, cuando se encontraba con cualquier tipo de adversidad.
Así que la escena, es una ilustración vivida del malhumorado Ajab, volteando su rostro a la pared y rehusándose a comer, era como un niño terco dando pataletas, porque no se pudo salir con la suya.
La manera de hablar de Jezabel, reveló quien en realidad ejercía la autoridad en el palacio de Israel.
Versos del 8 al 14
Es manifiesta la complicidad del rey Ajab, estando de acuerdo con lo que Jezabel hacía, él debía tener conocimiento del complot.
El uso del sello real de la dinastía, de la administración o incluso personal del rey, para obtener autoridad, requería la confabulación de Ajab.
La idea del ayuno era dar a entender, que un mal o calamidad había llegado sobre Israel y un chivo expiatorio, debía ser hallado por dicho mal.
Jezabel tenía la intención de que Nabot, fuera revelado como dicho chivo expiatorio.
Este era un plan traicionero, primero, el poner a Nabot delante del pueblo y luego, destruirle con mentiras de las bocas de hombres perversos.
El apedreamiento de Nabot, por un pedazo de tierra para un huerto de vegetales, muestra el carácter brutal e inmoral de Jezabel y Ajab.
2 Reyes 9, 26 indica que el crimen fue aún pero que esto, conectando el asesinato de Nabot con la sangre de sus descendientes.
Es muy probable que toda la familia de Nabot fuera asesinada, para que ningún heredero fuera a reclamar su propiedad.
Versos del 15 al 16
Básicamente, se añadió mal sobre mal. Aun cuando Nabot estaba muerto, la tierra no le pertenecía a Ajab o a la casa real de Israel.
Le pertenecía a los herederos o familia de Nabot. Ajab probablemente reclamó la tierra como un derecho real, debido a que la corona incautaba la tierra de cualquier criminal ejecutado.
Aunque, Ajab era su pariente próximo, al estar muertos sus hijos a quienes probablemente juzgaron, porque su tierra estaba enseguida de la del rey, exegetas hacen de Nabot el tío de Ajab, pero es incierto.
Versos del 17 al 24
Ajab, se levantó para tomar su nuevo juguete, la tierra obtenida por traición, mentiras y asesinato, en lugar se encontró con el profeta de YEHOVAH DIOS
Elías hizo lo que pocos hombres tuvieron la valentía de hacer, el confrontar a este rey y reina malvada, brutal y amoral de Israel, señalándoles, les acusó con dos crímenes, tanto de asesinato y hurto de la tierra de Nabot.
Notamos que Elías confrontó a Ajab “mataste”, sobre el pecado de Jezabel y sus malvados asociados.
YEHOVAH DIOS claramente tuvo a Ajab, como responsable de este pecado al ser el marido, el rey y el beneficiario de este crimen.
Esto es añadido, para mostrar que las tentaciones al pecado, no son excusas para el pecador.
Profecía fuerte y alarmante. No fue cumplida parcialmente, tomando en cuenta las discrepancias sólo en los lugares de los hechos, debido a que Ajab murió en Samaria y los perros lamieron su sangre allí (1 Reyes 22, 38), en lugar de Jezreel, donde Nabot fue asesinado.
Una mejor explicación, se encuentra en el hecho que debido a la tristeza y arrepentimiento de Ajab al final del capítulo, YEHOVAH DIOS se ablandó de su juicio y en lugar Ajab lo pasó a su hijo en 2 Reyes 9, 24-26, como YEHOVAH DIOS dijo que lo haría Vs 29.
Aunque el rey no lo supiera, Elías era su mejor amigo, el peor enemigo de Jezabel.
Vea una forma de plática similar a Romanos 7, 14 “Te has dado a ti mismo al servicio del pecado. Satanás se ha convertido en su amo absoluto y tú su esclavo incondicional”.
Definitivamente, este era un juicio severo en contra de cualquiera, en particular en contra de un rey.
El legado de un rey estaba en su posteridad, que le sucedía en el trono y aquí YEHOVAH DIOS, anunció el fin da la dinastía de Omri, el padre de Ajab.
Su dinastía moriría de la misma manera que las dinastías de Jeroboam y Basá.
Aunque la profecía de juicio, estaba enfocada en contra de Ajab, no se olvidó de Jezabel. Sus finales serían terribles y deshonrosos.
Versos del 25 al 26
El pecado de Ajab fue multiplicado, no solamente por el pecado en sí, sino debido a su permiso, su mujer lo incitaba a hacerlo.
Esto nos recuerda, lo que YEHOVAH DIOS le dijo a Adán al pronunciar la maldición, después del pecado del Jardín del Edén “Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer” (Génesis 3, 17).
Conclusivamente, YEHOVAH DIOS le da una responsabilidad especial al marido que sigue a su esposa a pecar.
Comparando el pecado de Ajab al pecado de los amorreos, YEHOVAH DIOS preparó el terreno para la convicción futura de Israel de la Tierra Prometida.
Como los amorreos fueron echados de Canaán, por su idolatría continua y rechazo de YEHOVAH DIOS, así haría en el reino del norte de Israel.
Versos del 27 al 29
Por toda su maldad, Ajab recibió esta profecía de juicio exactamente como él debiera tenerla, entendió que la profecía de juicio era de hecho una invitación para el arrepentimiento, el humillarse a sí mismo y buscar la misericordia de YEHOVAH DIOS.
Tres años después, Ajab estaba muerto bajo el juicio de YEHOVAH DIOS. “Recompensaré su arrepentimiento temporal con una liberación temporal”.
YEHOVAH DIOS honró la iniciativa de Ajab. Esto muestra el poder tanto de la oración, como del humilde arrepentimiento.
Si Ajab no se hubiera humillado a si mismo de esta manera, entonces el juicio hubiera llegado en su propio día.
Esto muestra que YEHOVAH DIOS dio la profecía de juicio, como una invitación al arrepentimiento y abrió la puerta de misericordia, cuando Ajab apropiadamente respondió a esa invitación.
No hay registro de la humillación o arrepentimiento de Jezabel. Por lo tanto, podemos esperar que el juicio de YEHOVAH DIOS, llegaría sobre ella exactamente como ÉL la pronunció.
Es maravilloso como YEHOVAH no ejecuta su juicio directamente sino que siempre nos deja oír su voz para que nos humillemos arrepentidos y podamos detener el juicio. Y como lo hizo de tal manera con el rey Ajab, quien teniendo un corazón tan malvado y sin precedentes en el reinado de Israel, por volverse a YEHOVAH él le extiende su misericordia.
Yehovah es un Dios bueno y perfecto, un Dios que ama, que perdona y desea que todos reconozcan que lo necesitan a ÉL para vivir una vida de bendición y de victorias.
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