Versos 1 al 13
Víctimas sacrificadas a los ídolos. Pablo se refiere a un caso muy concreto de aquella comunidad que vivía en ambiente pagano, comer o no comer carne que había sido sacrificadas a los ídolos.
Este problema nos hará sonreír seguramente a los cristianos de hoy.
Sin embargo, como nos tiene ya acostumbrados, Pablo se eleva por encima de lo circunstancial del caso concreto y ofrece a los corintios y a los lectores de hoy una formidable lección de la dimensión de solidaridad que tiene que tener la libertad cristiana.
Se trataba de la carne que sobraba de banquetes cúlticos y que luego se vendía en el mercado.
Naturalmente, el cristiano no participaban en el culto a los ídolos.
Había en la comunidad cristianos escrupulosos, el Apóstol los llama de “conciencia débil” (vs 7), probablemente recién convertidos del paganismo, que consideraban dicha carne como contaminada ya de idolatría y, por tanto, no la comían escandalizándose de que otros lo hicieran.
Es a los otros, a los “liberados”, a los que se dirige Pablo. Lo hace en dos planos. El del “conocimiento” o conciencia ilustrada y el de la “caridad”.
Dice el conocimiento: sólo existe un solo YEHOVAH Dios, por tanto, las carnes sacrificadas a los ídolos son como otra carne cualquiera y nada hay de malo en comerla.
Dice la caridad: no se puede escandalizar al hermano o a la hermana que tiene la conciencia menos forma da o escrupulosa.
Provocar la caída del hermano es hacer grave ofensa a Cristo (Romanos 14, 15-20).
No pretende el Apóstol que dejemos al de conciencia débil en su ignorancia, todo lo contrario.
Sin embargo, es el respeto al débil y al ignorante lo que da a nuestra libertad su calidad de libertad cristiana, es decir, una libertad presidida y regulada por la caridad.
En definitiva ésta es la verdadera libertad que nos ha traído Yeshúa.
Gloria a YEHOVAH por su Palabra y por la luz que nos da la explicación de este capitulo. Es asombroso ver como el vinculo que nos une es el amor de YEHOVAH manifestado en el hermano, que no quiere que se pierda y es por ello que morimos para que ellos vivan.