Versos del 1 al 23
Inmadurez de los corintios. Después de dejar sentados los grandes principios cristianos sobre los que se debe construir toda comunidad de creyentes.
Pablo ataca los problemas concretos de sus queridos corintios, motivo por el cual les dirigió esta carta desde Éfeso, a donde le habían llegado malas noticias de ellos.
Dejando los demás asuntos para después, el Apóstol comienza por el problema principal: las envidias y las discordias que tenían dividida a aquella comunidad en bandos (vs 4).
En primer lugar, el Apóstol trata de comprenderlos y en cierta manera de excusarlos.
Dice que al principio sólo pudo hablarles como a niños en la vida cristiana y por tanto darles sólo leche y no el alimento sólido que no hubieran podido digerir.
A continuación, Pablo se lanza a desmantelar los bandos basados en el culto a la personalidad: “¿Quién es Apolo?, ¿quién es Pablo?” (vs 5).
Para ello utiliza dos bellísimas imágenes sobre la comunidad cristiana, símbolo de toda la comunidad humana, sacadas de la tradición bíblica.
La primera: “Ustedes son el campo de YEHOVAH Dios, el edificio de YEHOVAH Dios” (vs 9). Los ministros y servidores de la Fe no son dueños de la comunidad.
Ellos plantan, riegan, construyen, edifican, es decir, “somos colaboradores de YEHOVAH Dios” (vs 9), pero sólo YEHOVAH Dios hace crecer, y “nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, que es Yeshúa ha Mashiaj.
La segunda: “¿No saben que son santuario de YEHOVAH Dios y que el Espíritu de YEHOVAH Dios habita en ustedes?” (vs 16).
En el santuario de Jerusalén residía la Gloria de YEHOVAH Dios. Era una institución venerada y respetada (Jeremías 7 y 26; Mt 21,12-16).
El nuevo santuario de YEHOVAH Dios no es un recinto. Este santuario es sagrado, en él habita YEHOVAH Dios. “YEHOVAH Dios los destruirá porque el santuario de YEHOVAH Dios que son ustedes, es sagrado” (vs 17).
El lugar “privilegiado” para dar culto a YEHOVAH Dios no son ya iglesias, santuarios, centros de peregrinaciones o el lugar favorito de las devociones de cada uno, sino cada uno de nosotros por habitar el Ruaj Hakodesh en los que viven de acuerdo a los principios bíblicos de la Palabra de YEHOVAH Dios.
Todo lo que se desvía de este horizonte cristiano es “sabiduría de este mundo”, “locura para YEHOVAH Dios” los ojos iluminados de Pablo nos ofrecen un grandioso final: “Todo es de ustedes, ustedes son de Cristo, Cristo es de YEHOVAH Dios” (vs 22-23).
El Apóstol dice no pertenecen a Pablo o a Apolo o a Cefas, viene a decir. Al contrario, ellos les pertenecen a ustedes como ministros y colaboradores de YEHOVAH Dios al servicio de la comunidad.
El centro de la comunidad es Cristo, de la misma manera que Cristo hizo del Reino de YEHOVAH Dios el centro de su vida y su misión.