Versos del 1 al 15
De nuevo el comportamiento del rey es puesto como paradigma de comportamiento para el resto del pueblo.
Pero ese comportamiento debe ser infundido por el mismo Dios, de ahí que el rey debiera ser un hombre completamente sumiso al Señor, hacer de su corazón una acequia para que el Señor le diera la orientación que quisiera (vs 1), que siempre consiste en la justicia.
Se exaltan en estos versos las ganancias del justo que emplea sus esfuerzos procurando el consejo de YEHOVAH DIOS, para hacer fructificar toda empresa de bien.
En contraposición el autor describe al impío que pretende obtener jugosas ganancias tramando estafas y basado en ilusiones ambiciosas de pensamientos carnales, que se niegan al ejercicio del sacrificio que concede las ganancias justas.
Versos 16 al 24
El tema dominante de este segmento es el correcto discernimiento para ir alcanzando la felicidad a la que todos estamos llamados.
Nótese cómo el principal objeto del discernimiento es la prudencia sobre la cual se puede decir que descansa la vida, el imprudente no tiene vida, “descansará en la asamblea de los muertos” (vs 16).
Se trata, pues, de una clave más que nos ofrece el maestro de sabiduría para lograr una mejor calidad de vida.
En esta sección el proverbista expone el destino diferenciado del que vive ejercitando el sacrificio del Amor (piadoso) en oposición al que vive procurando una vida de placeres (impío).
El piadoso es uno cuya visión esta determinada a procurar bienes para satisfacer demandas futuras, el impío en cambio, pretende cubrir sus necesidades actuales, a partir de ingresos fortuitos.
El piadoso continuamente es movido por conquistar lo que posee valor inmensurable, por su parte el impío se contenta con obtener despojos de carroña.
Una esposa con sabiduría, dueña de sus actos que destila ternura y fidelidad es la gloria del hombre piadoso, la mujer conflictiva, infiel y amargada le corresponde a todo varón que no tiene temor de YEHOVAH DIOS.
Versos del 25 al 31
Cuando no sabemos controlar nuestros deseos, distorsionamos y damos al traste con el proyecto de armonía y de justicia, sobre el cual Dios quiere que gire toda nuestra vida y la vida de toda la creación.
El escritor discurre la reflexión argumentando que la ambición del impío es continuamente insatisfecha, ya que solo hace planes que nunca lleva a cabo por falta de persistencia, su pensamiento continuo radica en hacerse de los bienes del prójimo, evadiendo el trabajo honrado para el alcance de las metas.
YEHOVAH DIOS detesta la ofrenda de los malvados, porque son bienes adquiridos esquivando el sacrificio honesto, en cambio acepta los sacrificios del justo, por cuanto le tuvo de consejero en cada uno de sus pasos.