Versos del 1 al 2
Esta Promesa o Voto debía referirse a algo particularmente valioso para el individuo. Recordemos que David nunca habría ofrecido a YEHOVAH DIOS algo que le hubieran regalado.
Ese fue el caso en 2 Samuel 24, 24 cuando ante el ofrecimiento de un regalo respondió: Te lo agradezco, pero he de pagarte el precio de todo lo que te compre, pues no presentaré al Señor mi YEHOVAH DIOS holocaustos que no me hayan costado nada.
Versos del 3 al 4
Cuando una persona se dedicaba a YEHOVAH DIOS por medio de una promesa, no significaba que debía servir en la “Tienda de las citas” que era el servicio peculiar de los Levitas.
Podría pagarse un precio de rescate a la persona que le relevaría de ese servicio. Eso era llamado el precio de la conmutación de una persona.
Un hombre entre los 20 y 60 años de edad tenía un valor mayor por la cantidad de trabajo que podía realizar. El valor del trabajo parecía ser la norma de valoración.
Un hombre en la flor de la vida podía efectuar el servicio más efectivo. Por la frase “tu valoración” quería expresarse el valor vigente entre el pueblo de YEHOVAH DIOS.
El valor laboral de una mujer sería más bajo, pero lo importante era que una mujer podía ser consagrada a YEHOVAH DIOS.
Esto aclara que la hija de Jefté no fue ofrecida como un sacrificio humano, sino que permaneció sin casarse porque fue prometida a YEHOVAH DIOS.
En 1 Samuel vemos que Ana trajo a su hijo pequeño al templo como una ofrenda de gratitud a YEHOVAH DIOS, como cumplimiento de su promesa.
Había pedido a YEHOVAH DIOS un hijo y como Él se lo concedió, ella se lo dedicó al Señor.
¿Te has presentado alguna vez ante YEHOVAH DIOS? Si no lo has hecho, piénsalo seriamente.
Versos del 5 al 8
Podemos ver que la escala de valoración estaba determinada por la edad y no por la posición social, las riquezas o el prestigio. Estaba basada en la capacidad de trabajo.
Observemos la forma en que YEHOVAH DIOS hizo previsiones, para que los más necesitados pudiesen participar en este servicio voluntario.
Un precio justo y equitativo sería fijado por el Sacerdote de acuerdo con su capacidad de pago.
Tal como veremos en el Nuevo Testamento, la humilde ofrenda de una viuda tiene más valor en el cielo, que los regalos más valiosos de las personas más adineradas.
Hay otra característica notable sobre las promesas de las personas. En los asuntos humanos, ordinariamente un hombre paga por el servicio de otro.
En la Ley de las Promesas o Votos , el orden se invertía y una persona pagaba por servir a YEHOVAH DIOS. Es que servirle al Creador constituye un privilegio.
Versos del 9 al 10
YEHOVAH DIOS prohibía una sustitución. Si una persona había prometido algo para YEHOVAH DIOS, debía seguir adelante con su propósito.
En el libro del profeta Malaquías 1, 8.13-14, encontramos la misma idea. Dice así:
“Cuando ustedes traen para sacrificarla una bestia ciega, o cuando presentan una coja o enferma, ¿creen que actúan bien? Llévasela al gobernador a ver si queda contento o si te recibe bien, dice YEHOVAH de los ejércitos.
Y me desprecian cada vez que dicen: «¡Qué lata!» -palabra de YEHOVAH DIOS. Ustedes toman para ofrecérmelo en sacrificio un animal robado, cojo o apestado. ¿Creen que les voy a aceptar eso?
Maldito sea el tramposo que, teniendo en su rebaño un toro, luego de prometérmelo, me sacrifica una bestia raquítica.
Porque el Rey grande soy yo, y mi Nombre será respetado en todas las naciones, dice YEHOVAH DIOS de los Ejércitos.”
Recordemos, en el libro de los Hechos de los Apóstoles el caso de Ananías y Safira, que dijeron que darían a YEHOVAH DIOS el dinero obtenido de la venta de una propiedad, pero no lo cumplieron.
No tenían obligación de haberle dado la totalidad de esa suma a YEHOVAH DIOS. Pedro les dijo que mientras era de ellos, podrían haber hecho lo que hubiesen querido con ese dinero, porque era una ofrenda voluntaria.
Pero después, trataron de retener algo para ellos y mintieron al entregar a la iglesia solo una parte del total.
Versos del 11 al 13
Un animal impuro podía ser comprometido por una promesa, pero no podría ser ofrecido en sacrificio.
El Sacerdote valoraría al animal, el hombre pagaría el precio del rescate y añadiría un 20% como una especie de multa por haber ofrecido un animal impuro.
Versos del 14 al 15
La casa de un hombre era su más sagrada posesión material. Podía comprometerla para el Altísimo y continuar viviendo en su casa, comenzando a pagar una renta a YEHOVAH DIOS, que sería el propietario.
Si no continuaba pagando su alquiler, tenía que añadir un 20% más del valor en que había sido calculada la casa, para poder recuperarla.
Una vez más, esta parte añadida era una especie de multa en reconocimiento del derecho de YEHOVAH DIOS como propietario.
Versos del 16 al 24
Este debe haber sido un sistema bastante complicado. La tierra podía ser dedicada a YEHOVAH DIOS aunque ya le perteneciese a ÉL.
La tierra era valorada en base a su productividad y en relación al Año del Jubileo, momento en que toda tierra retornaba a su propietario original.
Se tomaba en cuenta, si un hombre había dedicado la tierra a YEHOVAH DIOS un poco antes del Año del Jubileo, como un gesto de generosidad.
De hecho, podría haber sido un hombre muy egoísta. Nadie podía dedicar a YEHOVAH DIOS un campo prestado. Porque YEHOVAH DIOS, conoce el corazón humano.
Versos 26 y 27
El primogénito o primera cría, tanto del hombre como de los animales, era reclamado por YEHOVAH DIOS y no podía ser consagrado o dedicado a ÉL por una promesa.
YEHOVAH DIOS insistió en que sus derechos fuesen reconocidos.
Versos del 28 al 29
La segunda clasificación de cosas, que no podían ser dedicadas por una promesa, afectaba a las que ya había sido comprometida para YEHOVAH DIOS por una promesa.
Todo lo consagrado por anatema no puede ser rescatado debe morir.
En Josué 6 y 7 podemos ver que la ciudad de Jericó había sido dedicada a YEHOVAH DIOS para su destrucción.
Debido a que Acán tomó para sí de aquello que YEHOVAH DIOS les había ordenado destruir, él mismo fue destruido.
Versos del 30 al 33
La tercera clase de cosas que ya pertenecían a YEHOVAH DIOS y no podían ser comprometidas por una promesa se refería a la décima parte.
Verso 34
Este versículo concluye el libro de Levítico y resume su contenido. También revela que el capítulo 27 no es un apéndice, sino una parte de la revelación de YEHOVAH DIOS para comunicar al hombre la Ley.
Hemos visto, que el Éxodo concluía con la construcción de la “Tienda de las Citas”. El Levítico prosigue con las reglas y mandamientos sobre la adoración en dicha tienda.
Por ello, este libro puede definirse como el Gran Libro de la Adoración. Su contenido incluye sacrificios, ritos y ceremonias, purificaciones, convocaciones, fiestas, días santos y advertencias.
Todo este ceremonial litúrgico fue dado a los israelitas, para enseñarles grandes verdades espirituales.
Pero aquellas verdades, señalaban a la persona y obra redentora de Cristo y se aplican hoy al desarrollo espiritual de nosotros los creyentes, para que podamos vivir una vida que agrade a YEHOVAH DIOS.