Versos del 1 al 13
Condenado a muerte y liberado. La predicación de Jeremías lo presenta como enemigo de su propio pueblo.
Alguien que no procura el bien, sino el daño y la desmoralización del ejército nacional (vs 4a), motivo por el cual los ministros del rey piden la cabeza del profeta.
Aunque finalmente no es asesinado por sus enemigos, su vida estuvo en peligro.
Hay que recordar que Jeremías predicaba el sometimiento a Babilonia para salvar la vida, las instituciones y la tierra.
Versos del 14 al 28
Último encuentro. El rey Sedecías busca ansiosamente una palabra del profeta que le ayude a aclarar la decisión que debe tomar.
Por su parte, el profeta no cambia el discurso, la salvación de la casa real y de la ciudad está en la sumisión a Babilonia, si resiste habrá destrucción y muerte.