Versos 1 al 12
Así, pues, la pasión del siervo tenía como fin la expiación de los pecados de muchos (vs 4. 6. 8. 10-12).
Aquí se muestra a Yeshúa sufriente que soportará en su propia carne las consecuencias de la injusticia y del rechazo a la voluntad de Dios.
Contrasta el origen humilde y miserable del siervo en Isaías 11, 1. 10 donde se anuncia con gran gozo el nacimiento del Mesías davídico.
Aquí podría estar el posible origen de por lo menos dos corrientes mesiánicas en el judaísmo.
La corriente triunfalista, nacionalista y gloriosa y otra que ve en el siervo desfigurado, maltratado y rechazado al Mesías, cuya misión cumple (Filipenses 2, 6-8).
Fuente de las corrientes cristológicas que conectan con las tendencias mesiánicas judías, el diálogo de los discípulos de Emaús con Lucas 24, 13-35.
En el vs 11 el Señor toma la palabra para explicar la finalidad de los padecimientos del siervo.
No son sus propias faltas las que lo han hecho padecer, pues Él era justo (vs 9b), sino los crímenes y abominaciones de la multitud.
Su sacrificio, entonces, tiene el carácter de intercesión y de rescate, por eso justificará a muchos.