Versos del 1 al 6
Himno de victoria. Canto a la victoria del Señor.
La ciudad fuerte puede ser que no exista en ese momento, pero ahí está precisamente la labor del profeta: animar, reconfortar, levantar la moral del pueblo.
Lo mismo vale decir para nuestra tarea de evangelizadores.
Versos del 7 al 21
Los juicios del Señor. Salmo de reconocimiento a la justicia divina, el Señor juzga con justicia, fijándose siempre en el humilde.
Resurrección. Este poema parece aludir a la resurrección de los muertos.
Hay quienes afirman que ésta sería la alusión más antigua al tema de la resurrección, otros no van tan lejos y más bien afirman que se trata sólo del tema de la restauración de Israel, tal como lo describe también Jeremías 37.
El profeta destaca el ánimo jubilar de los fieles vencedores al contrastar el cumplimiento de las profecías apocalípticas, que desbordan torrenciales bendiciones sobre la vida de los justos, que ponen su mirada no en las acciones del malvado sino en las Promesas de YEHOVAH.
Con alegría se destaca que vale la pena perseverar en la Santidad, aunque los sentidos físicos planteen desesperanza por doquier.
El profeta plantea el regocijo del justo, que con gran alegría testifica que todo padecimiento es nada, comparado con las bendiciones eternas que les aguardan.
Con algarabía se saludan todas las generaciones ya resucitadas de los que persisten en fidelidad a YEHOVAH.
Describe un éxtasis de felicidad acogedora certificada por el grupo compuesto por todos los que creyeron y obedecieron como niños.
Son los mismos que despreciaron el vivir bajo el yugo de la carne, decidiendo férreamente vivir siguiendo los pasos del Mesías sufriente que ha resucitado.