Versos del 1 al 8
Oráculo contra Damasco, fin de la idolatría.
La mención de Damasco (capital de Siria) y Samaría (capital de Israel) obedece a la alianza que hicieron estos dos reinos para atacar a Judá (Isaias 7, 1–8,4, Jeremías 9, 23-25; Amos 1, 3-5; Zacarías 9, 1).
Damasco fue conquistada por los asirios al mando de Teglat-Falasar en 732 a.C., y la misma suerte corrió Samaría en 722 a.C. a manos de Sargón.
El profeta recuerda las infidelidades de Israel, especialmente su idolatría siendo las causas que atrajeron su destrucción.
Pero también se vaticinó el retorno al Hacedor, casi siempre buscamos la realización de nuestros planes y proyectos a espaldas del plan de YEHOVAH DIOS, lo cual es ya una salida en falso.
Ponemos nuestra fe y nuestra confianza en valores que son el equivalente de los ídolos, que menciona el profeta.
Y cuando esos absolutos que nosotros mismos creamos nos fallan, tenemos que volver los ojos al Único que puede garantizarnos la verdadera vida.
Versos del 9 al 11
Los jardines de Adonis. Evocación de un culto pagano dedicado a Adonis-Tammuz, dios de la vegetación (Ezequiel 8, 14-15).
Lo que llama la atención es la brevedad de vida de las plantaciones ofrecidas a esa divinidad, lo cual sirve para comparar la Fe pasajera de Israel.
Versos del 12 al 14
La marea de los pueblos. Estos versos parecen describir la amenaza de destrucción de Jerusalén a manos de Senaquerib en el 701 a.C. y que no se realizó, compárese con Isaías 29, 5-7; 37,6.