Versos 1 al 15
De acuerdo con este capítulo, Sara murió cuando contaba con ciento veintisiete (127) años de edad, con una vida plena, habiendo disfrutado treinta y siete (37) años con su hijo Isaac.
Fue la única mujer de la biblia que cuenta con registro de la edad de su muerte.
Ella murió en Hebrón, en “kiriat-arbe”, Ciudad de Cuatro, esta ciudad fue llamada así en honor a los cuatro gigantes que vivieron en esa región, a saber: Ajimán, Sheshai, Talmai y el padre de ellos.
Posteriormente, atribuyen el nombre a las cuatro parejas que fueron sepultadas allí, cada marido junto con su esposa: Adam y Eva, Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, Jacob y Lea.
Como extranjero, Abraham no tenía tierras que fueran de su propiedad porque no estaba permitido, pero al morir Sara, Abraham fue a la puerta de la ciudad para solicitar una excepción que le permitiera comprar formalmente un terreno.
Y así poder allí, establecer la sepultura para su esposa y lo consiguió, aunque en un alto precio de cuatrocientas (400) monedas de plata, lo que representaba el trabajo de un labrador por cuarenta (40) años.
Resulta imprescindible señalar, que el relato no contiene la expresión “restos mortales de Sara”, sino de Sara misma, aunque esté muerta.
Un hombre no puede ser completo sin su cuerpo, partiendo de allí, se entiende que el esfuerzo de Abraham para adquirir esta propiedad, está enfocado en la convicción de la Resurrección futura, para que haya una Salvación completa.
No es extraño que la Biblia, dedique tanto espacio a la descripción del lugar de sepultura, la importancia consiste en que fue el primer terreno que los Patriarcas adquirieron en la Tierra Prometida.