Versos del 1 al 17
Mediante palabras, gestos y relatos de visiones, YEHOVAH ordena al profeta para que haga entrar en razón a sus contemporáneos.
La destrucción de la ciudad y del Templo son los ejes propios de la predicación de Ezequiel, sólo una cosa prevalecerá, las promesas de YEHOVAH Dios.
A las varias acciones simbólicas que realiza el profeta siguen diversos oráculos de condena:
1. El primero tiene como causa la rebeldía de la casa de Israel (vs 5 al 11), la amenaza consiste en la destrucción de todo el país y la dispersión de los sobrevivientes.
2. El segundo se debe a la profanación del santuario mediante ídolos y abominaciones.
El castigo (vs 12 al 15) ya estaba ilustrado con los cabellos arrancados de Ezequiel (vs del 1 al 4).
El profeta no duda en poner en labios de YEHOVAH DIOS expresiones tan fuertes como: “juro que te rechazaré, no me apiadaré de ti, ni te perdonaré” (vs 11b; Ezequiel 8, 18; 9,10).
Lo que busca con ello, es tocar la conciencia del pueblo, haciéndoles caer en la cuenta de la magnitud de sus culpas y las consecuencias venideras.