LECTURAS
DEL SHABBAT
EVANGELIO
Lucas 24, 46-53
1RA LECTURA
Hechos de los Apóstoles 1, 1-11
2DA LECTURA
Efesios 1, 17-23
SALMO
47, 2-3.6-7.8-9
Reflexión de la Palabra Semanal
Durante 40 días, Yeshúa resucitado impartió un curso intensivo a sus apóstoles. En este tiempo, los preparó para la trascendental labor de propagar el evangelio de salvación desde Jerusalén hasta los confines de la tierra.
Hoy las lecturas nos hacen reflexionar sobre la Ascensión de Yeshúa para sentarse a la derecha del Padre, al tiempo que les anuncia que, para continuar efectivamente la labor evangelística mesiánica, iban a ser bautizados en el Espíritu del Amado, el Ruaj Hakodesh, siendo empoderados para predicar el arrepentimiento, la conversión y el perdón de pecados, en el amado salvador Yeshúa Ha Mashíaj. Anunciando que quien crea y se haga bautizar sería salvo.
Así como fue necesario que Cristo muriera, resucitara y entrara en Su Gloria, de igual forma es imprescindible que este mensaje de salvación se predique en todas las naciones. Este es el Plan de Dios. Sin embargo, gran parte del mundo religioso se inclina por las “Experiencias de Gracia”, creyendo que Yehovah toca el corazón del hombre para regenerarlo de forma independiente a la predicación del evangelio. Esta teología falsa niega la necesidad que el Mensaje de Salvación se predique en todas las naciones.
En la Primera Lectura, se nos revela que Yeshúa no abandonó a sus apóstoles para que entendieran por sí solos. Les proporcionó una enseñanza abundante durante su ministerio, aunque gran parte permaneció borrosa para ellos hasta después de la resurrección. No obstante, al ver al Cristo resucitado, lograron comprender gran parte de lo que les había compartido.
El Salmo de hoy nos exhorta a presentarnos continuamente ante Yehováh como adoradores, con una alabanza constante para nuestro Dios, quien se deleita en habitar en medio de la alabanza de Su pueblo.
Del Evangelio, podemos extraer la reflexión de que somos llamados, en primer lugar, a formarnos bajo la disciplina de la doctrina de Yeshúa Ha Mashíaj para convertirnos en discípulos. Luego, la experiencia de seguirle de cerca nos lleva a desarrollar una comunión de amigos, pues al hacernos doulos (siervos), nos interesamos en ejecutar Sus propósitos como propios, buscando que sus intereses se cumplan. Finalmente, Él nos imparte el Ruaj Ha Kodesh, Su propio Espíritu, para que seamos efectivos en comunicar el arrepentimiento y la conversión que conduce a la Salvación Eterna.
Continuando con la Segunda Lectura, el apóstol Pablo ora para que la necesidad de la revelación sea suplida para los discípulos de Éfeso. Esta oración se estructura en dos expresiones principales: alabanza o acción de gracias y petición. En otras palabras, la oración se fundamenta en lo que damos y pedimos a Yehováh Dios.
La importancia de la oración
Dios no se mueve por nuestra necesidad, sino por nuestra oración. Nuestra principal ofrenda es la adoración a Yehováh Dios, una oración que tiene poder y cambia la atmósfera (oración, ayuno, ofrenda).
Al dar, reconocemos que a ÉL le pertenecen la acción de gracias, la alabanza, la exaltación, la glorificación, la adoración, y la expresión de todo nuestro amor y consagración. Al pedir, reconocemos que ÉL es nuestra única fuente de provisión, y a Él le corresponden la intercesión, la confesión de pecados pidiendo perdón, el ruego y el clamor.
Bautismo y Propósito
La formación en el Logos y el Bautismo de agua de Yohanan ben Zechariah (es decir, en la verdad que es la Palabra completa de Yehováh Dios) nos confieren la certeza de nuestro origen y de nuestra identidad. Por otro lado, el bautismo en el Ruaj Ha Kodesh, que constituye el nacer de arriba (la circuncisión en nuestros espíritus para fundirnos en uno solo con el espíritu de Yeshúa Ha Mashíaj), nos da la certeza de nuestro propósito y destino.
El modeím de Yehováh, contemplado como la Fiesta de Pentecostés o Yom Shavuot, es el epicentro de las Fiestas de Yehováh. En ella, por Pacto de Desposorio Matrimonial, la Ekklesía recibe del Padre Eterno la totalidad de la Instrucción Logos, la Torah en el Sinaí, que nos confiere un nuevo origen y una nueva identidad, y la totalidad del Rhema en el Aposento Alto del Templo de Jerusalén.
Allí se nos concede ser mudados del espíritu de rebeldía a un espíritu de obediencia en santidad, para dar cumplimiento a nuestro propósito: reflejar, multiplicar y dar a luz lo que Yeshúa es en la vida presente, y así acceder a nuestro destino como la Novia Santa y perseverante en Santidad en el Banquete de Bodas del Cordero en Yom Sukkot.
Todo esto será desarrollado en la hermenéutica que a continuación el Padre de Bondad, Yehováh de los ejércitos, ha dispuesto para ser degustada en este Shabbat de Delicias.
Gloria a Yehováh Dios por este gran Banquete que nos ha regalado en este Shabbat Shabaton de delicias porque hemos vivido su manifestación al morir por amor a nosotros mismos y entregarnos voluntariamente a Él, en dónde vemos que lo principal es tener una comunión continua con su Logos para que pueda llegar a nosotros el Rhema y en humildad recibirlo con un corazón dispuesto, haciendo Doulos y así pueda permanecer en nosotros su Santo Espíritu para estar en una continua alabanza al Todopoderoso por medio de nuestras acciones y así animar a otros a vivir sacrificarme para la extensión de su Reino de justicia.
Gloria a Yehováh Dios por su Fidelidad 🤗🔥🥳🔥