LECTURAS
DEL SHABBAT
EVANGELIO
Marcos 8, 27-35
1RA LECTURA
Isaías 50, 5-9
2DA LECTURA
Santiago 2, 14-18
SALMO
115, 1-6. 8-9
Reflexión de la Palabra Semanal
Para el mundo los conceptos verdaderos, han sufrido modificaciones en su significado de acuerdo con la degradación de la moral social.
Amor que originalmente significa, morir desprendiéndose de uno mismo, para dedicar la vida a servir a lo demás o entrega voluntaria sacrificial, pasó a ser definido en el griego, como la armonía o afinidad de intereses o sentimientos familiares, sociales, eróticos o idolátricos.
En la modernidad, la base de interpretación del amor es la demanda interpuesta a las personas elegidas, para que sacien los deseos que tenemos de ellos, es así, como el te amo de un hijo no es gratis, viene con la solicitud de un juguete, una golosina o cualquier otra cosa.
Igualmente, las personas creen que el amor se trata de demandas sobre obras que nos generan placer, cuando en realidad se trata de anularse a uno mismo para colocar en primer lugar a la otra persona.
Amor es sacrificio, nadie ha amado más a la humanidad y al mismo tiempo ha sido más despreciado que Yeshúa Ha Mashíaj, uno de sus nombres por el cual se le reconoce en la biblia es Varón de dolores, lo único que sostiene a Yeshúa Ha Mashíaj cumpliendo el propósito de Yehováh es Su consistente adoración a quien le capacita con Su Espíritu, para obedecer y servir con toda valentía.
Si para Yeshúa amor fuese placer, abortar la misión hubiese sido fácil para Él al verse rodeado de todo en contra, al contrario, dijo: “para esta hora He nacido”.
Juan 12, 27 Ahora mi alma está turbada. ¿Diré acaso: Padre, líbrame de esta hora? ¡Si precisamente he llegado a esta hora para enfrentarme con todo esto!
Hoy en la Primera Lectura, el profeta Isaías describe con más de setecientos (700) años anticipados el sufrimiento que atravesaría Yeshúa Ha Mashíaj por parte de sus enemigos, todos los que caminan impulsados por el espíritu del anticristo o el espíritu que se opone a los ungidos por Yehováh Dios.
Lo que está en juego es la manera en que el siervo afronta su tarea en medio de las dificultades y el desprecio, así como la receptividad de la comunidad de fe, hacia las intenciones divinas de ampliar la plataforma del Pacto, para incluir a quienes no estaban considerados desde un principio, por causa del trato exclusivo que Yehovah tenía con Israel.
La superación de éste, representó un enorme avance en la comprensión de la figura divina y de sus intenciones hacia la humanidad. Frente a todos los ataques, él sabe que el Señor le defenderá siempre y que sus adversarios serán aplastados algún día, el clima es muy parecido al de las confesiones de Jeremías, por ejemplo, Jeremías 20,7-13.
La gran lección de todo esto es la fidelidad al proyecto revelado por Yehovah, en este caso, la apertura de la Gracia a todas las naciones, sin distinciones raciales, religiosas ni culturales.
En un momento en que gracias a la diáspora judía ya era posible interactuar con seres humanos de diversas latitudes y cosmovisiones. El proyecto a luz de Yehovah para toda la humanidad reclamó al siervo histórico una fidelidad y una constancia que llegan hasta nosotros, filtradas por la interpretación que fue Yeshúa Ha Mashíaj quien encarnó totalmente ese papel, esa disposición para el servicio absoluto que tanto escasea, porque el perfil requerido para esta tarea, es sumamente complejo que no cede a lo más mínimo, en la misión recibida de anunciar una nueva salvación.
El Salmista por su parte, declara su amor para con Yehováh que nunca ha desoído sus plegarias, pero ahora, esto tiene un particular sentido, ya que el Padre misericordioso le ha dispensado una gracia excepcional al salvarlo de un peligro grave de muerte a causa de una enfermedad que no especifica.
En el momento crítico de su vida el Señor inclinó su oído hacia Él desde el cielo, para recibir y despachar su ansiosa súplica. En efecto, se hallaba en angustia mortal, pues habían hecho presa de Él los lazos o redes de la muerte, que en el lenguaje bíblico significan las enfermedades.
Poéticamente el salmista presenta a la muerte y al seol (abismo) como dos cazadores al acecho de vidas humanas, poniendo lazos o redes -enfermedade s- para que los vivientes caigan en ellos.
Recuperada la salud y alejado el peligro de ir a la tierra de los muertos, el salmista tiene el firme propósito de conformar su vida a la ley divina, “caminaré en presencia del Señor, en su existencia terrena: en el país de la vida o de los vivos”, que son los únicos que pueden cantar las alabanzas a Dios y reconocer sus beneficios.
El episodio de Cesarea de Filipo ocupa un lugar central en el Evangelio de hoy, después de un tiempo de convivir con Él, Yeshúa hace a sus discípulos una pregunta decisiva: “¿Quién dicen ustedes que soy yo?”. En nombre de todos, Pedro le contesta sin dudar: “Tú eres el Mesías”. Por fin, parece que todo está claro, Yeshúa es el Mesías, el ungido enviado por Dios y los discípulos lo siguen para colaborar con Él.
Pero Yeshúa sabe que todavía les falta aprender algo muy importante, porque es fácil confesar a Yeshúa con palabras, pero todavía no saben lo que significa seguirlo de cerca, compartiendo su proyecto y su destino.
Marcos dice que Yeshúa “empezó a enseñarles” que debía sufrir mucho. No es una enseñanza más, sino algo fundamental que los discípulos tendrán que ir asimilando poco a poco, que seguirlo de cerca es estar familiarizado con el rechazo, la persecución, el aislamiento.
Prácticamente, al que sigue a Yeshúa en esta vida de cerca, familiares y supuestos amigos, le consideran como muerto, porque ya no tienen comunión con quien porta la unción del Santo, ellos no lo saben, pero, portan el espíritu del anticristo que reconoce y repele a quienes son de Yeshúa.
Finalmente, en la Segunda Lectura, el apóstol Santiago nos muestra que la Fe solo de palabras es un autoengaño, la verdadera fe se reconoce por las obras que dejan ver la disciplina de obediencia al anteponer el desprenderse de sí mismo, muriendo a comodidades extras para bendecir al prójimo, por causa de que el dar en amor es la distinción del seguidor de Yeshúa que porta Su Unción.
Todo esto será desarrollado detalladamente, en la hermenéutica que se presenta a continuación.