Mosqueteros de Yehovah

Preparemos el Camino a la Parusía

LECTURAS

DEL SHABBAT

EVANGELIO

Mateo 11, 2-11

1RA LECTURA

Isaías 35,1-6a.10

2DA LECTURA

Santiago 5, 7-10

SALMO

146, 7.8-9a.9bc-10

Reflexión de la Palabra Semanal

Preparar el camino del Señor es responsabilidad de la madre Ekklesía, quien, en santidad, está llamada a reflejar lo que el Amado Esposo Yeshúa Ha Mashíaj es; está llamada a multiplicar lo que el Amado Yeshúa es, y está llamada a dar a luz lo que el Amado Yeshúa Ha Mashíaj es.

La Ekklesía persevera continuamente en santidad; por ello, anhela en cada fiesta de otoño que, al sonar de las trompetas de Yom Teruah, aparezca el Amado Yeshúa Ha Mashíaj, por cuanto siempre está con su recipiente lleno de aceite, suspirando por la llegada del Amado Esposo, para consumar la Salvación propia de la cosmovisión.

Posee la vocación de vivir en santidad, creyendo en todo tiempo en las promesas del Amado, sabiendo que toda Palabra de Yeshúa Ha Mashíaj es Palabra de Yehovah; esto le permite vivir anhelando la Parusía.

Yohanan el Bautista preparó el camino al Señor; de hecho, varios de los discípulos, antes de ser de Yeshúa, lo eran de Yohanan.

En el antiguo Imperio Romano existía la figura de los heraldos, heredada del Imperio Griego, donde se enviaba con anticipación a un mensajero del rey a un territorio para que preparase al pueblo para la llegada del máximo gobernante.

Entonces, los caminos eran acondicionados para que el viaje del rey fuese placentero y, al llegar, toda la población estuviese dispuesta para recibirle.

Yohanan fue el heraldo mensajero que preparó el camino, llamando a la gente para hacer teshuvá: volver a la práctica de la instrucción (Torá) de la Palabra de Yehovah, para purificarse y ser aptos para la venida de la Promesa, Yeshúa Ha Mashíaj.

Los que crecimos con plantas frutales en nuestras casas, teníamos que hacer caminos de surcos con pendiente entre las distintas plantas, para que, al abrir el agua, esta transitara por gravedad hasta alcanzar todos los árboles sembrados en el patio de la casa. 

En consecuencia, si el camino perdía la profundidad o se llenaba de hojas, se lograba interrumpir el riego del jardín.

Preparar requiere la idea de hacernos cargo de anticipar, de reunir las condiciones necesarias para que, llegada la Parusía, se manifieste la Salvación en nosotros.

La prudencia indica que se debe preparar con anticipación toda dádiva, para que, llegada la hora, solo sea cuestión de servir; de igual forma, para el vivir en santidad.

Tenemos la asignación de hacer discípulos de Yeshúa: gente capaz de abandonar el demonio, el mundo y la carne, para ceñirse a la voluntad plena de Yehovah en la cultura del Reino, asumiendo el vivir en el mundo sin ser parte de él, por lo que la persecución no le falta en su diario vivir.

Concretamente, al igual que Yohanan, somos mensajeros llamados a ser valientes para comunicar el mensaje de la salvación, proclamando arrepentimiento y bautismo para volver al fundamento de la instrucción, pero mucho mejor, porque poseemos el poder del Ruaj Hakodesh, quien vence toda esclavitud de pecado en nuestras vidas.

En la Primera Lectura, se ofrece un contraste entre los que se salvan por su humildad y los que se condenan por causa de su autosuficiencia, resistiéndose a tomar el camino de la Salvación. La Parusía es, al mismo tiempo, festejo para los santos y manifestación de la ira de Yehovah para los impíos.

El Salmo manifiesta la invitación a los santos de Yehovah para que, alegrándose, perseveren en los caminos que guían a la Vida Eterna, sin desviarse ni a derecha ni a izquierda, con la mirada siempre en la meta, para no desviarse de la ruta, ya que basta una imprudencia para que se detenga nuestro transitar en santidad.

En cuanto al Evangelio, la Palabra de hoy nos muestra que la Parusía será un evento que no tomará por sorpresa a quienes viven en santidad, ya que estos están continuamente anhelando la venida del Amado Esposo. Al igual que Yohanan, quien reconoció enseguida quién era Yeshúa y cuestionaba el hecho de que era más bien él quien debía ser bautizado por el Hijo de Yehovah, y no al revés.

El Evangelio del Reino es cuestión de Palabra y Obra, por lo que Yeshúa le manda decir a Yohanan lo que experimentan sus propios discípulos: que los ciegos por fin ven, los cojos por fin andan, y la Buena Nueva del Reino es predicada a los pobres (humildes sujetos en dependencia a Yehovah).

En la Segunda Lectura, el apóstol Santiago nos habla de que la clave en la espera de la Parusía es la paciencia; es decir, la capacidad de asentarnos en la doctrina provisionada por el Padre Yehovah, aprendiendo a sufrir en la indolencia presente, teniendo en cuenta que las promesas del Eterno Justo Juez se cumplen en los ciclos de lluvias tempranas y tardías, como se ejemplifica con los ciclos propios en que el agricultor trabaja la tierra.

Todas las lecturas serán abordadas en detalle en la hermenéutica que el Padre misericordioso ha dispuesto para que celebremos con alegría la dirección que nos aporta, en este Shabbat Shalom de delicias, a continuación.

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1 comentario en «Preparemos el Camino a la Parusía»

  1. Gracias Padre amado, por darnos las instrucciones para que seamos mensajeros llamados a ser valientes y comunicar el mensaje de la salvación, proclamando arrepentimiento y bautismo para volver al fundamento de la instrucción, pero mucho mejor, porque poseemos el poder del Ruaj Hakodesh, quien vence toda esclavitud de pecado en nuestras vidas. Gloria y Honra a Yehovah Dios

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